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2019, la madre de todas las batallas

¿Por qué blancos y colorados no explican las cosas que han hecho?

Por Alberto Grille.

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Caras y Caretas Diario

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Dos días antes de la reunión de  coordinación con los colorados para designar los integrantes de la presidencia de las dos cámaras del Parlamento y las comisiones permanentes y especiales, algunos legisladores blancos se reunieron en el despacho de Luis Alberto Heber. Estaban intercambiando ideas sobre los posibles candidatos a proponer en las mencionadas comisiones en este período. Apelando a la cristalinidad, la idea siempre fue que se tuviera en cuenta la especialización de los legisladores. “Nadie va a discutir a Trobo en la Comisión de Asuntos Internacionales”, pensó en voz alta Luis Alberto Heber, aludiendo a la natural ubicación de un diputado a quien se atribuye ser un agente de la CIA, relacionado con la Usaid y los exiliados venezolanos y cubanos de Miami. “No habrá agente a sueldo de la CIA mejor ubicado en todo el mundo”, pensó Vidalín con su conocido sentido del humor. Dos días después, ya reunidos con Germán Cardoso, Penadés propuso a Zoulamian con el mismo criterio. “Nadie mejor que un estafador para la Comisión de Lavado de Activos”, se dijo para sus adentros. Todos los días los medios masivos de comunicación, principal instrumento de la derecha, nos abruman con declaraciones de parlamentarios o dirigentes blancos y colorados que exigen explicaciones. Marina Arismendi debe explicar porque pagó los pasajes de una ONG, Mujica debe explicar los negocios con Venezuela, Rossi tiene que decirnos cuántos kilómetros de obra pública realiza, Marcelo Abdala sobre sus dichos en Venezuela, Cosse debe justificar por qué hacen horas extras los funcionarios de Ancap, Sendic debe decir qué compró en la joyería. Blancos y colorados no tienen que justificar ni explicar nada. Son más vírgenes que la virgen María y ya hay quien piensa en colocar una estatua de Julita Pou en la rambla. Bordaberry volvió de sus vacaciones en Europa llamado por su patriótico y noble deseo de “ayudar a los blancos a hacer mierda a Tabaré Vázquez” y truena contra la supuesta corrupción, pidiendo explicaciones de tal o cual acto de integrantes del Frente Amplio (FA). Blancos y colorados se hacen talón y obviamente los medios nos les exigen respuestas. ¿Por qué razón los dirigentes colorados y blancos no se dedican a investigar por qué los diputados Francisco Sanabria (Partido Colorado, exsecretario de la Departamental de Maldonado) y el escribano Antonio Zoulamian (tesorero de la lista mayoritaria del Partido Nacional, suplente de Gustavo Penadés), ambos prestamistas, hoy procesados y sospechados de lavado de activos, integraron hasta sus respectivas separaciones del cargo la Comisión Especial con Fines Legislativos de Transparencia, Lucha contra el Lavado de Activos y Crimen Especializado –todo con mayúsculas en el original–? ¿Por qué motivos sus respectivos partidos tradicionales los pusieron en ese estratégico lugar? Me atrevo a adelantar una respuesta a esta curiosa pregunta y ella resulta, hasta cierto punto, graciosa. Me contaron –es sabido que la vida es una novela– que los coordinadores blancos y colorados en circunstancias en que designaban a los integrantes de las distintas comisiones del Poder Legislativo (reunión a la que hacemos referencia algunas líneas arriba) se encontraron con la comisión que estudia la legislación especial que se conoce con tan pomposo nombre que resume  lacónicamente como “lavado de activos”. “¿A quién podemos nombrar para esta comisión tan importante?”, habría preguntado Luis Alberto Heber. “Sanabria sabe mucho de esto”, dijo Germán Cardoso, sonriendo y recordando la idoneidad financiera de su compañero de bancada de Maldonado. “Nosotros podemos aportar el nombre de mi suplente, Antonio Zoulamian, que es tesorero de la lista 71 del herrerismo”, aportó Penadés. “Antonio  es un lince para las finanzas”, acotó Jaime Trobo. De esta manera pusieron a dos zorros a cuidar a la gallinas, exponiendo la irresponsabilidad y la falta de escrúpulos de estos estadistas de cartón. En un hecho particularmente notable, blancos y colorados nombraron para la Comisión Especial para la Transparencia y contra el Lavado de Activos a los dos parlamentarios que hoy están investigados por la Justicia penal –uno de ellos ya procesado– por delitos económicos que incluyen la estafa y el lavado de activos. Con el mismo criterio podrían designar a dos diputados homicidas a cambiar el Código de Penal o a dos parlamentarios conocidos como golpeadores a reformar las leyes de familia porque en esos delitos tienen sobrada experiencia. Con la mencionada integración sería una tontería preguntar por qué dicha comisión no se ocupa de una investigación a fondo de lo ocurrido en Cambio Nelson, también llamado “Banco Nelson”, puerta franca del departamento de Maldonado, y en qué situación se encuentra el expresidente del Banco Central Humberto Capote, que habilitó la operativa del cambio (que actuaba como un banco hecho y derecho, tomando y prestando dinero) y luego pasó a integrar su staff, elaborando los balances especiales que la institución presentaba ante la autoridad monetaria. ¿Cuántos fueron los fondos que movió en su operatoria el llamado “Banco Nelson”? ¿Qué campañas electorales financió y cuánto prestó ilegalmente el “Banco Zoulamian”? ¿ Qué grado de implicancia tiene la lista 71 del herrerismo en las presuntas maniobras de lavado de activos que pudiera haber realizado Zoulamian  utilizando las franquicias legales y tributarias de los partidos políticos? ¿Qué campañas electorales financió con estos fondos? ¿Qué fondos recibía Zoulamian y cómo se cruzaban con las transferencias desde el exterior que recibiría Jaime Trobo de la Usaid y de los exiliados cubanos y venezolanos de Miami? Hace una semana, también sucedió un hecho que nadie explica y sobre el que Búsqueda, El País y El Observador no piden explicaciones. ¿Qué hacía el famoso torturador Jorge Guldenzoph en la presentación del último libro de Luis Alberto Lacalle, presencia que fue testimoniada por una patética foto en las páginas de sociales de El País? El Charleta Guldenzoph es acusado por más de una docena de sus víctimas ante la Justicia por haberlas sometido a torturas. Hay evidencias de que participó en actos execrables, como la violación de prisioneras en el Departamento 5 de Inteligencia en la calle Maldonado. Él mismo, convertido en fanático religioso y dirigente de la secta Moon, reconoció tales aberraciones y pidió disculpas en las páginas de Últimas Noticias. Ya un fiscal pidió su procesamiento por torturas y dos jueces han considerado que los delitos de los que se le ha acusado no han prescrito por ser de lesa humanidad. Guldenzoph tiene una larga relación política con Luis Alberto Lacalle, hay múltiples testimonios gráficos de ese vínculo y es sabido que durante el gobierno de Lacalle era el contacto entre este y la secta Moon. Tampoco nadie tiene nada que explicar de esto. Enseguida voy a seguir con una lista de cosas sobre ambos partidos tradicionales (de los que queda nada más que la cáscara de una historia gloriosa porque perdieron todo lo que alguna vez tuvieron de auténticos batllismo y wilsonismo, sus mejores expresiones, y tuvieron gente que lideró, apoyó y sostuvo las dos últimas dictaduras), pero antes cabe una reflexión general. Los medios más grandes, Búsqueda, El Observador, El País, radio Carve, El Espectador y los tres canales privados abiertos de televisión están siempre presentes para reclamar explicaciones a los representantes del FA, diputados, senadores, ministros y directores de entes autónomos y servicios descentralizados. Estos también tendrían que responder por los negocios que ocultan las cuentas que sus dueños tienen en Panamá, Islas Caimán y otros paraísos fiscales, como lo han revelado los recientemente divulgados Panama papers.   La madre de todas las batallas Las elecciones de 2019 son una “circunstancia crítica”, según El País, y la derecha va por todo, al precio que sea y como sea. Hemos dicho muchas veces que los grandes medios de prensa son los que planean y lideran la campaña electoral de la derecha y tratan de reclutar para estas operaciones golpistas a parte de los operadores judiciales. Si alguien todavía no lo cree, que lea el penúltimo editorial de Búsqueda firmado por su director, Claudio Paolillo, titulado ‘El todo y la nada’. Ahí, el señor director dice directamente que el hecho de que el FA permanezca en el poder “también es culpa de la oposición”, explicando que, “al menos por ahora, ningún dirigente de esta parte del sistema político alcanza la estatura de estadista […]”. Seguidamente critica a Pompita diciendo que “hace poco, un importante legislador blanco golpeó la mesa en presencia de Lacalle Pou y exigió que el Partido Nacional no se limite a ir ‘de La Tahona a Carrasco’”. Con respecto al Partido Colorado, lamenta la partida de Bordaberry, y dice que “el histórico partido de gobierno uruguayo precisa un terremoto interno para soñar con mejorar su paupérrima base electoral”. Sobre Mieres y Novick, poco y nada comenta. Lo que sí desarrolla es cuál debe ser el programa de la derecha, que ellos redactan, y para ello apela a una circunstancia ciclópea y para nada utilizable en este caso: “El 13 de mayo de 1940, cuando presentó su gobierno en la Cámara de los Comunes, Winston Churchill les adelantó a los diputados qué se proponía hacer para enfrentar a Hitler y al nazismo: ‘¿Me pregunta en qué consiste nuestra política?  Se los digo: hacer la guerra en el mar, en la tierra y en el aire, con todo nuestro poder y con toda la fuerza que Dios pueda darnos; hacer la guerra contra una monstruosa tiranía, sin igual en todo el sombrío y lamentable registro de crímenes de la humanidad. Esa es nuestra política. ¿Me preguntan cuál es nuestra meta? Se los contestaré con una sola palabra: la victoria. La victoria a cualquier precio, la victoria a pesar de todos los errores, la victoria por largo y difícil que pueda ser el camino, pues sin victoria no sobreviviremos’”. Y termina su editorial Paolillo: “[…] un espíritu como ese es el que precisa la oposición si quiere sacar al FA del poder. De otro modo, en 2020 habrá un cuarto y merecido gobierno frenteamplista gracias a la notable estrategia electoral de sus dirigentes y a la mirada corta de la oposición”. El tono beligerante de Paolillo resulta por demás extravagante, tanto que uno se atrevería a decir que el talentoso editorialista de Búsqueda, en las circunstancias que está viviendo, se beneficiaría de un analista. Pero es evidente que estando o no en sus cabales, Paolillo quiere guerra y, aunque nos parezca cosa de mandinga, revolea las bombas molotov sin ningún tipo de disimulo… y como Paolillo recibe línea directamente de la SIP y la SIP del Departamento de Estado de Estados Unidos, la admirable alarma de Paolillo mete miedo. Nótese ante todo que Búsqueda, al bajar línea, está comparando al FA con el nazismo, cuando bien se sabe quiénes han sido los que apoyaron dictaduras criminales en este país; y está diciendo que lo que recomienda es una guerra total, de campo arrasado, buscando la victoria a “cualquier precio […] pues sin victoria no sobreviviremos”. Esta es la verdadera cara de la derecha, que algunos, por negligencia, por inoperancia, o por una estupidez suicida, se niegan a ver: una derecha feroz, rapaz, que quiere retornar al gobierno “al precio que sea”. Y retornar al gobierno, siguiendo los ejemplos de sus admirados Michel Temer y Mauricio Macri, significa eliminar otra vez los Consejos de Salarios, desregular el mercado laboral, eliminar las prestaciones del Mides o al Mides mismo, rebajar salarios, liquidar el Fonasa, negar beneficios a discapacitados y eliminar todas aquellas justas conquistas que fueron siendo obtenidas a lo largo de la historia por la lucha de los trabajadores y los jubilados, a fin de aumentar las ganancias de las grandes corporaciones y cámaras que representan. Retornar al gobierno para privatizar empresas, bancos y enseñanza públicos, contra los que vemos todos los días un implacable ataque mediático, ayudado tal vez por alguna quinta columna metida en nuestras propias filas de la que ya tendremos tiempo de hablar. Ahora bien, retornar al gobierno significa también cazar adversarios políticos, antes o después de la elección. Dejo este tema por aquí, por ahora. Pero todos los que han sido funcionarios o parlamentarios o han ocupado cualquier cargo por el FA, sepan bien claro que en esta guerra «a cualquier precio», van a ir por todos los que puedan  y van a tratar de hacerles lo mismo que le han hecho a más de una figura importante porque es una guerra de “terreno arrasado”.   Otras posibles investigaciones de los partidos Colorado y Nacional En verdad me siento tentado a comenzar el registro de eventuales delitos cometidos por correligionarios de los partidos Colorado y Nacional en el período pachequista, cuando el presidente Jorge Pacheco Areco colocó directamente a la oligarquía en el poder, sustituyendo al “personal” político. Ahí estuvieron los banqueros Jorge Peirano Facio (derribado en una interpelación y recolocado al día siguiente), César Charlone, Carlos Végh Garzón y Carlos Frick Davies; estaba el ingeniero y socio fundador de Supermercados Disco Isidoro Vejo Rodríguez, estaba el latifundista   Jaime Montaner, Héctor Viana Martorell y otros. En ese momento se dio la quiebra fraudulenta del Banco Mercantil, propiedad de los Peirano, que entonces no fueron inculpados por vaciamiento. ¡Qué lindos casos para delitos bien tipificados y no meros “abusos de funciones”! Eran los tiempos de la infidencia, de la devaluación fraudulenta destinada a hundir los ingresos de los trabajadores. Eso por hablar solamente de los delitos económicos, no de la tortura a militantes políticos bajo un ilegal sistema de “medidas prontas de seguridad”, de la formación de un escuadrón de la muerte integrado por altísimos funcionarios del gobierno y del asesinato a mansalva de estudiantes en manifestaciones para polarizar a la sociedad. ¡Cuántos delitos! Y pensar que fueron premiados con embajadas, ministerios y hasta una presidencia después de la dictadura, servida en alfombra roja para que se encubrieran debidamente los crímenes y robos perpetrados en ella. Pero no voy a entrar en esos detalles. Las presidencias de Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle están siendo objeto de libros escritos por investigadores muy rigurosos que, además de los grandes episodios, han hablado con mucha gente de “otros ambientes”. Esas biografías van a ser muy interesantes cuando se publiquen, además de ser best sellers. Les dejo ese trabajo a ellos y espero con ansiedad esos libros, sin perjuicio de destacar que muchos de los participantes de los negociados de los gobiernos mencionados están vivitos y coleando y que nos encontramos en la calle con ellos mientras disfrutan de su muy buen pasar. Creo que lo que más importa es que durante las cuatro presidencias posteriores al restablecimiento institucional cojitranco de 1984, con elecciones y democracia tutelada por asesinos y torturadores a los que se protegió, Sanguinetti dos veces, Lacalle y Jorge Batlle fueron tomando las decisiones que provocaron la Crisis de 2002, el mayor crimen contra los vulnerables de Uruguay desde la Crisis de 1982, provocada por Végh Villegas, Gil Díaz, Davrieux y Protasi como actores principales. ¿Qué pasó en la Crisis de 2002? Pues que ese devastador fenómeno dejó consecuencias económicas y sociales irreversibles y provocó miles de dramas humanos que sin duda incidieron en el empeoramiento de las condiciones de nuestro colectivo nacional, sus instituciones y las expectativas de nuestra juventud. Nuestro país enfrenta hoy fenómenos de marginalidad, delincuencia, drogadicción y violencia, decadencia generalizada de los valores éticos fundamentales y falta de confianza de los jóvenes por la actividad política, que tuvieron un formidable impulso en la Crisis de 2002. Puede decirse que la brecha social, ya existente y de características mundiales, se amplió hasta límites insospechados, naciendo lo que podemos llamar una “cultura de asentamiento irregular”, que promueve nuevas realidades sociales, culturales y políticas. Las cifras son demoledoras: el Producto Interno Bruto (PIB) se desplomó 11% durante la crisis, pasando en valores nominales de US$ 25.385 millones en 1999 a US$ 13.603 millones en 2002; la tasa de desempleo llegó a picos históricos de 22% de la Población Económicamente Activa (250.000 personas), mientras el subempleo y el empleo informal afectaban a unas 450.000 más, pese a la emigración de unas 35.000 personas; el salario real cayó 10,9%;  la población bajo la línea de pobreza alcanzó 37%; los suicidios alcanzaron su récord histórico situándose en 21,5 por cada 100.000 habitantes; la inflación (que carcomía los menguados salarios) pasó de 3,6% al 25,9%; la devaluación fue de 93,7%; el riesgo país trepó a 3.000 puntos básicos; nuestros bonos cayeron hasta 65% de su valor nominal; los activos de reserva del Banco Central cayeron de US$ 3.100 millones a US$ 772 millones; las exportaciones disminuyeron 38% y las importaciones 15%; la deuda pública llegó a 101% del PIB. El sistema bancario perdió 48% de sus depósitos (unos US$S 7.400 millones); cuatro grandes bancos privados (Galicia, De Crédito, Comercial, Montevideo y Caja Obrera) suspendieron sus actividades; la banca pública debió reprogramar sus depósitos hasta a tres años, con lo cual decenas de miles de personas perdieron sus ahorros o fueron obligados a esperar para disponer de los mismos. Como consecuencia, el Estado (o sea nosotros) debió asistir a los bancos liquidados aumentando la deuda pública. Nuestro país cayó al puesto 46º en el Índice de Desarrollo Humano, su peor performance desde que existe ese indicador. El gobierno, que estuvo amenazado por un golpe de Estado, fue acosado por el Fondo Monetario Internacional para que declarara el default, es decir, la cesación de pagos, instancia que hubiera favorecido la situación de Chile como plaza financiera principal de la región. El índice de aprobación del presidente Batlle, que era de 58% en marzo de 2000, cayó a 5% en 2004, se manejó un golpe de Estado en su contra como posible salida por parte de un grupo encabezado por el Dr. Ramón Díaz, el Ec. Jorge Caumont, el Ec. Juan Carlos Protasi y el Dr. Álvaro Diez de Medina; las elecciones dieron la victoria por primera vez a la izquierda y el Partido Colorado se redujo a 9% del electorado. Concluyó un ciclo de 170 años de historia política en el país. El FA recibió en 2005 un país donde el BROU, el BHU, la Corporación Nacional para el Desarrollo y el BSE tenían patrimonios negativos. El Parlamento creó en 2003 comisiones investigadoras del Sistema Financiero y de la Corporación Nacional para el Desarrollo, pero, a la fecha, nunca fue procesado ninguno de los gobernantes o altos funcionarios públicos señalados como responsables por el Poder Legislativo. Muchos culpables de la Crisis de 2002 nunca fueron encarcelados y actualmente disfrutan de sus fortunas en un cómodo anonimato, mientras las exhaustivas investigaciones llevadas adelante por el Parlamento no se sabe en qué instancia de trámite están y ni los medios ni la Justicia piden ninguna explicación ni llaman a asumir ninguna responsabilidad.

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