Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME

Chavismo gana elecciones venezolanas por paliza

Mateo Grille, desde Caracas.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

No existe país sobre la tierra que haya tenido más elecciones en los últimos 20 años que Venezuela. Lidera el ranking con luz: 22 en 18 años. Sólo en 2017 se habrán concretado dos, la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, que propondrá una serie de modificaciones a la Constitución bolivariana, y la elección de 22 nuevos gobernadores de estado. En ambas la participación fue masiva y en ambas ganó el oficialismo. Ambos actos, además, se recordarán por haberse convertido en reveses históricos para la derecha local e internacional que ve cómo electoralmente se desmiente su violenta campaña contra el gobierno de Nicolás Maduro, que, a pesar de complicaciones económicas evidentes, ha logrado un nivel de conciencia popular difícilmente equiparable a cualquier otro en la región, salvo el cubano, lo que por ahora le permite contrarrestar en el plano interno todas las agresiones orquestadas desde el exterior. Más de 18 millones de venezolanos estaban habilitados para votar en las primeras elecciones convocadas por la novel Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que adelantó el acto inicialmente previsto para diciembre de este año. Después de meses en los que la oposición llamó a la población a tomar las calles mediante violentas protestas callejeras buscando impedir la instalación de la ANC, el pueblo venezolano respaldó la iniciativa con más de ocho millones de votos y sólo cuatro meses después logra convocar a más de diez millones de venezolanos que eligieron respaldar al gobierno otorgándole 18 gobernaciones de las 22 en disputa. Las cuatro restantes, además, fueron para el sector menos violento de la oposición (el histórico partido Acción Democrática), quedando los líderes de las incendiarias protestas callejeras (Henrique Capriles, Leopoldo López, Lilián Tintori, María Corina Machado, Julio Borges) fuera de concurso en toda la línea. Allí también radica parte de la victoria del oficialismo: logró que la oposición se dividiera en múltiples espacios, a cada cual más contradictorio.   Los pronósticos iniciales No hubo encuestas previas, lo que ya de por sí es un dato. Ninguna empresa de consultoría electoral realizó trabajos de campo previo a esta compulsa, según los datos que manejaba el propio Consejo Nacional Electoral, más allá de que diversos artículos de prensa publicados en medios internacionales daban cuenta de teóricos “sondeos” que beneficiarían a la oposición política. A esa realidad se le agregaban otras que iban demarcando el límite de posibilidades de gobierno y oposición. La votación de la Asamblea Nacional Constituyente logró frenar las protestas callejeras y, sobre todo, los actos de violencia inusitada que terminaron con la vida de un centenar y medio de venezolanos -en general ajenos a las movilizaciones- y eso fue completamente percibido por la población, que se distanció de esas expresiones. Por otro lado, ese fracaso fue corriendo el velo de una disputa en el seno opositor por el camino a tomar entre dos sectores bien diferenciados; uno más violento que no comprende otra posibilidad que la caída de Nicolás Maduro y el asalto al poder sin elecciones, y otro más centrado, que entiende que no hay espacio para golpes de Estado en Venezuela y el único camino posible para llegar al poder, por ahora, son las urnas. En tiendas oficialistas el clima era otro, aunque nadie se animaba a aventurar resultados. Tan frescas están las imágenes de la última elección y de la anterior a esa, cuando la oposición alcanzó una resonante victoria que le dio mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. La situación económica que atraviesa Venezuela no es la mejor. Hay un marcado proceso devaluatorio como consecuencia de la pujanza de un ilegal mercado cambiario que establece, desde centros de poder extranjeros, los tipos de cambio interno. Así, un sueldo mínimo venezolano, que equivale a 600 dólares según el cambio oficial, significa 30 veces menos según el cambio paralelo, y es en función de este último que se colocan los precios. La guerra económica contra Venezuela hace mella en una población que, aunque resiste, ve con preocupación el encarecimiento de sus elementos básicos de subsistencia. De todas formas, el gobierno ha lanzado diversos programas y políticas que buscan ir paliando la situación, pero nadie descartaba que el cansancio generado por las complicaciones de la vida diaria tuviera también su expresión electoral. Pero la noche del domingo tenía reservadas algunas sorpresas. Finalmente, y sin mucha demora, el CNE proclamó a los candidatos del oficialismo, vencedores en 18 gobernaciones, y entre ellas Miranda, la frutilla de la torta que gobernaba desde hacía dos períodos Henrique Capriles, ya casi descartado como futuro presidenciable. Un joven candidato del PSUV, Héctor Rodríguez, con un discurso frontal y nada neutro, derrotó a la más simbólica expresión de la nueva derecha venezolana junto al reo Leopoldo López. Además, el porcentaje de votación fue muy grande (62%) en comparación con el promedio histórico para este tipo de compulsas. De esta manera, el chavismo logró dos victorias en una, pues a la victoria electoral hay que sumarle el logro de aislar a los sectores más violentos de los más centrados e incorporar a estos últimos al camino del respeto a la legalidad. No es poco para lo que estaba en juego. A cambio, perdió dos gobernaciones. Casi nada.   Mutismo Para ser un proceso electoral en un país como Venezuela, llamó la atención el nulo interés mostrado para la instancia por eso que llaman “comunidad internacional”. Aunque tres meses antes las portadas de todo el mundo eran dedicadas diariamente a violentas protestas, no hubo paralelismo alguno en informar sobre el proceso electoral que movilizó a diez millones de personas. Sólo cuando el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que no reconocería los resultados, empezaron a verse repercusiones internacionales que se multiplicaron una vez que se supo que la Unión Europea valoraba la posibilidad de sancionar económicamente al pueblo de  Venezuela por creer que tiene derecho a elegir a quien le parezca. Fue la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, quien señaló el jueves 12 que Estados Unidos prestaba “mucha atención” a las elecciones regionales en Venezuela. “El pueblo venezolano merece que sus voces se escuchen a través de las elecciones gubernamentales de su nación este domingo 15 de octubre. Estados Unidos y la comunidad internacional están prestando mucha atención a esta votación”, precisó Nahuert. Además, expresó su “preocupación” por la ausencia de observadores internacionales independientes en la jornada electoral. Cuestionó al organismo rector electoral y, finalmente, afirmó que continuarán “apoyando al pueblo venezolano mientras trabajan hacia un futuro democrático, pacífico y próspero” en el país.   Reacciones Las declaraciones de la representante del gobierno estadounidense, que, dicho sea de paso, no permite observadores ni dependientes ni independientes en sus elecciones, fueron contestadas por la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Tania D’Amelio, quien informó algunas horas después que se había instalado en Venezuela el programa de Acompañamiento Internacional, integrado por un grupo de más de 50 expertos electorales, entre ellos miembros del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela), los expresidentes de los consejos electorales de República Dominicana, El Salvador, Ecuador, Perú y Colombia, académicos, activistas sociales, políticos, parlamentarios y periodistas, así como integrantes de movimientos sociales y de defensa de los derechos humanos de Estados Unidos y de países de América Latina y Europa. Esta publicación es la única que tiene un periodista uruguayo convocado. Además, más de 1.200 observadores venezolanos visitaron miles de centros electorales para certificar el normal desarrollo de la elección. El grupo de expertos internacionales acompañó las actividades previas a las elecciones regionales, las auditorías y la jornada electoral del domingo 15. Además, elaboró dos informes que fueron entregados al CNE: uno previo a los comicios con recomendaciones y sugerencias, y otro al finalizar la votación, cuando se constató la fiabilidad y robustez del sistema electoral venezolano y se reclamó por el respeto a la soberanía del país caribeño. El expresidente del Consejo Nacional Electoral de la República de Colombia y miembro del Ceela, Guillermo Reyes, quien acompañó los procesos electorales en Venezuela desde 2003, afirmó que “es un sistema electoral robusto, cien por ciento automatizado y sometido a auditorías antes, durante y después de la jornada comicial, con la presencia de técnicos del CNE y de los partidos políticos”. Asimismo Nauert manifestó que a EEUU le preocupan las acciones realizadas por el CNE, como la reubicación de 119 centros de votación que, según la funcionaria, pertenecen a estados “típicamente dominados por la oposición”. Sobre el tema, la rectora del CNE informó, a través de su cuenta en Twitter, que esta decisión se tomó ante “los hechos de violencia, hostigamiento y sabotaje” ocurridos durante las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) por parte de grupos radicales de la oposición. El CNE, además, rechazó de plano las acusaciones de sectores opositores y del propio Departamento de Estado contra la gestión de la presidenta del organismo, Tibisay Lucena. “Nuevamente, ese gobierno pretende calificar la legitimidad de los procesos electorales a partir de sus intereses políticos e imponer fórmulas para la dominación en nuestro país que ni siquiera son aplicadas en su propio territorio. El Departamento de Estado desconoce deliberadamente todas las garantías para el ejercicio del voto en Venezuela y en las que están incluidas las más de 14 auditorías que han sido programadas para este evento, en el que, como es sabido, participan todos los actores políticos que compiten en esta elección. La falsa preocupación del gobierno estadounidense trae la vieja especie de la observación internacional que ellos consideran independiente. Ese mecanismo del cual nos liberamos hace más de diez años fue sustituido por la presencia respetuosa y entre iguales del acompañamiento internacional, que permite hoy la participación de más de 70 personalidades del mundo entero, con la más óptima calificación técnica y de alto nivel político. Este programa de acompañamiento internacional es verdaderamente independiente, sobre todo de los mecanismos para la subyugación de los sistemas electorales de nuestro hemisferio, como han estado acostumbrados a imponer los diferentes gobiernos de ese país del norte. Es una falacia el señalamiento hecho a propósito de la observación nacional, más aun cuando nuestro programa incorpora 1.240 observadores nacionales desplegados en todo el país, con amplio nivel de acceso para el desarrollo de su actividad y con absoluta independencia para la elaboración de sus informes”, señala el comunicado. En el final, el CNE añade que “no serán gobiernos extranjeros, en cuyos países cada vez vota menos gente y cada vez hay más exclusión en el registro electoral por causa del color de la piel o de la condición social, quienes darán lecciones de democracia en Venezuela”.   Más negación Una vez conocidos los resultados, las primeras reacciones no se hicieron esperar. Como de costumbre, la Mesa de la Unidad Democrática cantó fraude, pero poco duró su alegato cuando entre lunes y martes líderes opositores como Henry Ramos Allup o candidatos perdedores como Henry Falcón reconocieron abiertamente la derrota. Estados Unidos descalificó los comicios antes y después de su celebración, seguido, claro, por Luis Almagro, que cual obediente can ahora corre tras la idea de crear un gobierno venezolano en el exilio. La Unión Europea no demoró mucho en seguir la línea de Estados Unidos. El martes 17 instó al poder electoral de Venezuela a demostrar la “transparencia” de los resultados sin conocerse aún amparados en qué derecho divino se apoyan. La Unión Europea consideró “que la comisión electoral nacional debe tomar medidas para demostrar la transparencia del proceso y publicar todos los datos relacionados y la tabulación”, según la portavoz de la Comisión Europea, Catherine Ray, que desconoció las actas, su transmisión y conteo, que figuran en el sitio web del CNE desde el lunes. Así las cosas, las presiones sobre Venezuela probablemente se incrementen, pero el gobierno está más fortalecido que meses atrás. Aunque la propaganda internacional presente una situación interna insostenible, la verdad, en cuanto a las opciones electorales posibles, se vio el domingo. Ni los venezolanos están despilfarrando dinero ni están en la inanición. En cualquier caso, el barco lo seguirá manejando el oficialismo, que tiene un amplio respaldo después de casi 20 años de gobierno y de haber hecho, también en las narices de Estados Unidos, una revolución con todas las de la ley.

La elección
Uno de los aspectos más desconocidos y a la vez de suprema importancia en las elecciones de Venezuela es el referido al sistema de votación. Calificado por el Centro Carter del expresidente estadounidense Jimmy Carter como “el mejor sistema electoral del mundo”, el sistema venezolano es electrónico e inviolable, requiriendo para todos los pasos actores del tribunal electoral, los partidos políticos y la ciudadanía, que auditan antes, durante y después del acto todos los pasos, garantizando así el efectivo ejercicio de los derechos. ¿Cómo funciona una mesa electoral? Para la instalación de una mesa electoral deben asistir los miembros principales, suplentes y reserva, el coordinador del centro de votación, el operador del Sistema de Autenticación Integrado (las máquinas) y los testigos o representantes de los partidos políticos. La mesa tiene un presidente, un miembro principal, un secretario y un miembro de reserva. Abre a las seis de la mañana y cierra a las seis de la tarde o cuando se haya ido el último de la fila. Para votar, hay que identificarse, registrar la huella en la máquina, pasar al cuarto secreto, tocar la opción deseada, votar. En ese momento la máquina emite un comprobante con el voto, el ciudadano lo verifica, sale del cuarto, lo coloca en una urna testigo, firma el acta y coloca su huella, se despide y festeja si así gusta. En el escrutinio, se cierra la votación, la máquina emite un comprobante de todos los votos emitidos y sus opciones y el votante los contrasta con los comprobantes testigos. Rara vez no hay coincidencia. Luego de eso, ambos comprobantes se firman por toda la mesa y los testigos de los partidos políticos se llevan una copia. Se transmiten los datos al CNE y se cierra el acto.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO