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El number one

Por Alberto Grille.

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A los jefes de Estado, a los grandes caudillos y a los hombres que se destacan suele seguirlos una leyenda negra, un mito casi siempre injustificado que acompaña sus pasos y pocas veces los atormenta. El mito de las mujeres de Artigas, los hijos de Rivera, el hijo natural de Sanguinetti, el balazo que un prestamista disparó contra Jorge Batlle, el telegrama de Tabaré al Goyo Álvarez y los amoríos de Lacalle son cuentos que conocen todos los uruguayos. Ocasionalmente uno o varios relatos ilustran la leyenda y los detalles le dan credibilidad. Estos pequeños segmentos del relato hablan a veces más de la  personalidad del personaje que las anécdotas de su vida real. El ego de los presidentes es una característica casi siempre incontrovertible. Cuentan que Luis Alberto tenía una botella de whisky abierta en el piso siete del Edificio Libertad. Una chica muy mona –que para hacer más creíble la novela vamos a llamar Lucía– era secretaria en una oficina del piso cinco y subía con el “presi” en el ascensor todos los días. Una tarde Lucía recibió una llamada en su teléfono interno invitándola a tomar un trago en el piso siete. Lucía, sorprendida por el telefonazo, se propuso, antes de rechazar la invitación, averiguar quién era el interlocutor y preguntó insistentemente quién la llamaba. “El number one”, contestó una voz aguardientosa del otro lado de la línea.   Lo que se viene Nada más que mirando nuestras dos fronteras, podemos vislumbrar lo que nos espera. No  cuesta nada percibir que ni en Argentina ni en Brasil las cosas andan bien, por supuesto, mucho peor de lo que esperaban quienes imaginaron instrumentar políticas neoliberales que derrumbaran los logros populares y restauraran un modelo económico que beneficia a los más poderosos en perjuicio de la gente más humilde. Las derechas, en el breve período en que gobiernan Mauricio Macri y Michel Temer, han fracasado rotundamente en materia de crecimiento de la economía, de equidad y de seguridad en sus respectivos países. Por algo, tanto Luiz Inácio Lula da Silva como Cristina Fernández de Kirchner, ambos demonizados hasta el hartazgo, lideran las encuestas de intención de voto en Argentina y Brasil y el descontento se apodera de las calles y los barrios más pobres, conmovidos por la pérdida de las conquistas sociales obtenidas en la última década de gobiernos progresistas Lean la nota de economía que se publica en esta edición y verán cómo esos dos “genios”, Macri y Temer, han logrado el milagro de hacer que dos economías gigantescas y riquísimas se desbarranquen y que cundan la miseria, la desesperación popular, la corrupción y los juicios políticos a las principales autoridades. Veremos también como los talentos del Fondo Monetario Internacional quieren darnos consejos como desindexar sueldos y jubilaciones. Por suerte, muy oportunamente, esos espejos a lo largo de las dos fronteras nos muestran cuáles son los castigos darwinistas que nos espera si la derecha llegase a recuperar el gobierno en 2019. No resulta fácil entender las razones por las que alguna gente no puede reconocer cuánto mejor está el Uruguay y su gente luego de 15 años de gobierno frenteamplista. No se trata de dar vuelta la cara y no mirar los retrasos, los errores, las incongruencias, las contradicciones, las inconsecuencias, las vacilaciones y hasta las patinadas que se han cometido desde 2004 para acá, tiempo en que el Frente Amplio ha ocupado las posiciones de gobierno. Aun teniendo en cuenta los aspectos psicológicos y políticos, muy comprensibles y justificables, que puedan hacer que la oposición se sienta excluida de los asuntos públicos, imposibilitada de participar en las decisiones y ajena a las iniciativas que se llevan a cabo por parte de la fuerza política en el gobierno, no parece sustentable el discurso que desconoce el abatimiento de la pobreza, la universalidad y la calidad de los servicios de salud, el cambio de la matriz energética, la estabilidad institucional, la ampliación de los derechos de las minorías, el respeto por los derechos humanos, las mejoras en los salarios de sectores siempre muy postergados (como docentes, maestros, policías y personal de enfermería), la regularización de los derechos de los trabajadores rurales y domésticos, la revolución de las telecomunicaciones, la diversificación de los mercados para las exportaciones, la estabilidad económica, la seguridad jurídica y el respeto de la ley y de la Constitución.. En estas dos últimas semanas, en pocos días, un empresario japonés, jerarca de una gigantesca multinacional de la industria de la carne, que compró un frigorífico en nuestro país; un curiosísimo inglés que tiene una cadena internacional que vendió su frigorífico en Uruguay; y creo que un suizo que instaló una planta industrializadora de Nestlé destacaron en sus respectivos discursos que no imaginaban un país mejor para invertir, expresando los dos primeros que no hay carne mejor que la uruguaya. Uruguay sigue creciendo económicamente hoy, pese a las dificultades siempre presentes y, sin duda, distribuimos más equitativamente que megaempresarios como Macri y Temer, que siempre ponen por delante sus propios intereses. Esas asonadas y turbonadas políticas que se dan en Argentina y Brasil serían lo que nos espera si triunfaran en Uruguay candidatos como Pompita (recién regresado de zambullirse en las playas de Guatemala) o su papá, Lacalle de Herrera. El único mensaje explícito de estos empresarios es el ajuste, el recorte del gasto, la privatización de los servicios públicos, la eficiencia y la calidad de la gestión, pero también allí demuestran incompetencia. Sin embargo, hay otras agendas programáticas de los blancos, algunas más públicas y otras más discretas.   Agenda pública: moralismo, mano fuerte, neoliberalismo soft Si en algo, lamentablemente para mí y para muchos, coinciden plenamente el clan Lacalle (padre e hijo) con Jorge Larrañaga, que pretende ser heredero del wilsonismo, es que el tema de la seguridad en Uruguay se arregla, por sobre todas las cosas, con “mano dura”. De los Lacalle no es necesario explicar nada. La semana pasada comenté que había visto a Gianola con sus 91 años, ya cumplidos y muy bien llevados, caminando por la calle y, como dice el tango, “tuve miedo de aquel espectro que fue locura en mi juventud”. Esta semana lo vi en TV al exministro Ángel María Gianola, coautor del plan de la masacre del Filtro, haciendo gárgaras de democracia y diciendo que no tenía noticia ninguna de espionaje militar durante el gobierno blanco. Para hacer un poquito de historia –porque me tengo que aguantar para no hacer una larga crónica de los desastres de Lacalle en el manejo de los asuntos policiales y militares en su gobierno y las conspiraciones de los generales colorados de la época con las que tuvo que lidiar (¡ojo!, estamos hablando de conspiraciones militares en democracia, manejadas intelectualmente por los dos principales líderes del Partido Nacional y del Partido Colorado)–, durante el gobierno de Lacalle(1990-1995) ocurrieron tal vez los tres episodios más graves desde el punto de vista institucional de democracia: la huelga policial, el asesinato del químico chileno Eugenio Berríos y la renuncia del jefe de Inteligencia, el general Mario Aguerrondo (h), por ponerle un micrófono para espiar al general Fernán Amado, padre de nuestro popular Fernando.   Para Sergio Abreu, que lo mira por TV En verdad la historia es un poco larga para resumir en pocas líneas, pero en 1991 el presidente Luis A. Lacalle se negaba a permitir la sindicalización y al aumento de los salarios de la Policía. Por este motivo se constituyó un campamento y se realizó una huelga policial que Lacalle intentó controlar con los militares, que se negaron a obedecer a sus órdenes. Simultáneamente, en varios departamentos del interior la Policía se plegó al movimiento y estallaron seis bombas en distintos lugares, algunos de ellos con especial simbolismo. Distintas logias militares conspiraron durante meses  con la intervención de generales blancos y colorados fogoneados por Lacalle y Julio María Sanguinetti. En pocos meses explotó el escándalo del secuestro, la desaparición y el asesinato de Eugenio Berríos, en los que participaron militares chilenos y uruguayos en democracia. Berríos había participado en la elaboración de armas químicas durante la dictadura chilena y en los asesinatos del expresidente Eduardo Frei y de Orlando Letelier en Washington. Las peripecias de Lacalle destituyendo por teléfono al jefe de Policía de Canelones –viajando desde Londres en un vuelo ultrarrápido–, el papelón de los jefes militares blancos que no daban pie con bola, Sanguinetti conspirando detrás de bambalinas, el Gral. Aguerrondo poniendo micrófonos a sus colegas generales, un ministro de Defensa, Marino Brito, que no sabía dónde estaba parado, un canciller, Sergio Abreu, que hoy parece un sabelotodo, pero en esos días estaba más perdido que Adán en el día de la madre, y Augusto Pinochet caminando por Ciudad Vieja con los coroneles uruguayos que participaron en la muerte de Berríos. Todo esto es, a pincelazos, un recuerdo de tiempos no tan lejanos en que la improvisación, el atropello y la lucha por el poder se hacían dentro de las familias ideológicas y no para sacar a los comunistas del gobierno como quieren hacer ahora. Así que no me digan algunos blancos olvidadizos –como mi querido primo Gustavo– que tienen nostalgia de la democracia que se vivía en tiempos de Lacalle. ¡Dios me libre! A decir verdad, los Lacalle siempre fueron amigos de los fierros en todo sentido de la palabra, al punto de debutar designando a dos integrantes de la logia militar ultraderechista fundada por el Gral. Mario Óscar Aguerrondo (padre), Los Tenientes de Artigas, los tenientes generales Juan Modesto Rebollo y Daniel García, como comandantes en jefe del Ejército durante su gobierno. Bueno, después de recordar un poquito de historia a propósito de la relación de Lacalle con el espionaje, sigamos con la agenda pública de hoy día. En fecha tan oportuna para definiciones como su precandidatura presidencial en 2013, Larrañaga se manifestó partidario de crear una policía militarizada con 2.000 efectivos del Ministerio de Defensa y duplicar las penas a los menores infractores. Agregó que “hay que cambiar la actitud indulgente frente a la delincuencia y aplicar mano dura contra el delito” y que “lo que no vamos a tolerar es la liberalización de la marihuana. Si la aprueban, la derogaremos”. En un paso más osado todavía, añadió que “a los adolescentes que cometen delitos hay que meterlos presos. Hay que ser muy duro con los responsables legales de los infractores”. Con respecto a su propuesta de tener a la Guardia Republicana en la calle, agregó que “existen experiencias exitosas. La guardia civil española, los carabineros en Chile”. Y para que no quedaran dudas remató que “para combatir la delincuencia se debe tener mano dura y ejercer represión para defender a la gente honesta que trabaja y a su familia”. Con respecto al neoliberalismo, también se nota una coincidencia hasta ahora total: los Lacalle siempre lo fueron y sus principales asesores económicos son los pachequistas Jorge Caumont y Juan Carlos Protasi. Larrañaga tiene a Hernán Bonilla, vinculado a la Heritage Foundation, que por ser más joven y más radical, es peor, si se puede, que los otros dos. Pero hay otras agendas menos públicas que recién salen a luz. Me imagino que hoy día, mi estimado Larrañaga estará revisando sus discursos para poner distancia del pensamiento tradicional herrerista. No obstante, su reciente llamado a “la rebelión de los desencantados” se parece más a una convocatoria a la toma de la Bastilla que a una apelación al diálogo, a la coincidencia y a una convergencia nacional, como parecería surgir de las últimas charlas que mantuve con él y de las cuales quedé, como siempre, gratamente impresionado   La agendas menos públicas: derechos y conspiraciones Si algo quedó en claro con la aparición pública del diputado “veronicalonsista” y pastor evangelista Álvaro Dastugue, es que la inmensa mayoría de la dirigencia blanca está en contra de la interrupción voluntaria del embarazo, del matrimonio igualitario y de la liberación de la marihuana, a pesar de la apurada y mal redactada declaración del Directorio blanco y de los muchos simpatizantes de las minorías involucradas en la agenda de derechos que revistan en la cúpula nacionalista. Dastugue, un exdrogadicto que declara haber convivido, “en castidad”, con un homosexual, es pastor de la iglesia Misión Vida para las Naciones y yerno de su fundador, el pastor Jorge Márquez. Es el primer suplente a la cámara baja de la lista que encabezó la hoy senadora Verónica Alonso, por entonces militante de Alianza Nacional, grupo que encabeza Jorge Larrañaga. Alonso hoy sueña con otras alturas y otras compañías. A pesar de algunas facturas, seguirá apoyada por la iglesia de Márquez, mientras el joven pastor presenta proyectos y habla “en nombre del Señor” sobre temas como el matrimonio igualitario, la familia patriarcal, el divorcio, el suicidio, la depresión, la marihuana y las drogas en general, el alcohol y la violencia doméstica. Entre el pastor Márquez y el cardenal Daniel Sturla tendremos la agenda de derechos que realmente impulsarán los blancos. Antes de hablar de la agenda económica, no puedo resistir la tentación de recordar alguno de los episodios que se destacaron en los escasos años que gobernó en la última década del siglo pasado el Partido Nacional, más precisamente el expresidente Luis A. Lacalle de Herrera. Corría el tristemente recordado año 1992, en el que Lacalle se proponía, como todo nuevo presidente, mover el país hasta los cimientos. La agenda internacional estaba al rojo vivo, con el movedizo ministro Sergio Abreu, que aún no sabía todo lo que sabe ahora. El gobierno del Partido Nacional firmó un acuerdo con el gobierno del Reino de España por el cual este le otorgó un préstamo de 300 millones de dólares, con la condición de que debía ser utilizado en compras a realizarse en ese país a través de una empresa del Estado español llamada Focoex (Fomento del Comercio Exterior de España). Hasta allí, podría considerarse una operativa interesante, salvo que en primer lugar esta empresa paraestatal española ya había sido denunciada en 17 países por pagos de comisiones e irregularidades, y en América Latina ya la habían sufrido Chile, Venezuela, Perú, Argentina, entre otros. El primer dato llamativo consistió en que este acuerdo entre Estados derivó en un pago a un intermediario en forma inexplicable. El Sr. Walter Estellano, vinculado al diario El País de Montevideo, cobró 30 millones de dólares, 10% de la operación, sin justificar en ningún momento la razón del pago. Coincidentemente, como quedó demostrado en las actas de las Cortes Españolas, la empresa Focoex cedió trabajo que debía realizar, según el convenio firmado, a la empresa Eductrade, propiedad de Jesús Polanco, director y mayor accionista del diario El País de Madrid. Las comisiones del señor Estellano fueron enviadas a cuentas bancarias de Montevideo y Bahamas; la comisión investigadora parlamentaria llegó a obtener los números de cuentas y los movimientos bancarios, los que establecieron los destinos de dos millones de dólares que se usaron para comprar un departamento en el barrio de Pocitos y un campo en el departamento de Lavalleja, en el km 139 de la ruta 8 (paraje Marcos de los Reyes). Los 28 millones de dólares restantes, ¿dónde quedaron?   Se va la segunda Con los 270.000 millones de dólares restantes, delegaciones uruguayas del Ministerio de Salud Pública, ANEP y el Ministerio de Defensa fueron a España a gastarlos como quien va a comprar los regalos de Navidad cargando a la cuenta del viejo Noel. Allí fueron recibidos por Eductrade, que, sin tener mucha consideración por lo que podía ser de utilidad para el Estado uruguayo, les impuso a las delegaciones qué se podían llevar, todo material usado y, en la mayoría de los casos, inutilizable. En ese entonces, recorriendo los lugares adonde fueron enviados, se podía, en una visita fugaz, realizar un inventario realmente patético. Por ejemplo, ANEP compró en diez millones de dólares unas máquinas para hacer jugos de frutas: las máquinas aún hoy están tiradas en el departamento de San José en el local de UTU. Fueron adquiridas peceras llenas de arena sin conocer aún hoy la utilidad que podrían tener. En el caso del Ministerio de Salud Pública, fue adquirido un litotriptor extracorpóreo que nunca fue instalado, como también equipos de radiología que no funcionaban. Recorriendo los hospitales de nuestro país se pueden aún hoy ver las cajas con esos materiales. Es muy interesante ver los informes de las delegaciones que viajaron, las mayoría blancas, de los servicios que aprobaban, tal como venían, las instrucciones españolas. En tanto, la minoría, del Partido Colorado, hizo informes lapidarios sobre la estafa que se estaba desarrollando. Fanny Aron por UTU, los consejeros de Secundaria, José Solari por Salud Pública, Julio Frade por canal 5, etcétera.   La tercera, sin tocar Todo este material, usado, sin funcionamiento y sin ninguna posibilidad de utilización, ya que era discontinuado, llegó en muchos casos a ser adquirido a 600% de valor comparado con equipamiento nuevo y en funcionamiento, y a 1200% sobre una tabla de equivalencias comparada en el mercado español de la época.   Cuarta parte: comisiones registradas Funcionarios uruguayos de los ministerios de Salud y de Educación y Cultura, que debían supervisar la llegada del equipamiento, cobraron cinco millones de dólares para realizar la tarea según lo denunciado por el diputado Bayardi en actas de la comisión, El Estado uruguayo hace dos años finalizó el pago de ese préstamo del Reino de España. Según los cálculos financieros, en 20 años fueron cerca de 1.000 millones de dólares que nuestro país gastó para cumplir religiosamente el compromiso. Aquí, en nuestro país, médicos y docentes, desde el Cerro de Montevideo a Bella Unión, pueden dar cuenta de una de las mayores estafas vividas. Estellano hace forestación y los 28 millones alguien los seguirá disfrutando. La empresa Focoex fue cerrada en 1998. El Instituto Técnico Forense determinó que toda la documentación presentada podía ser utilizada como indicios para la investigación, ya que no se podía determinar falsedad sobre fotocopias, como había sostenido el perito Óscar Rachetti. El fiscal Fernández Dovat pidió el procesamiento de Walter Estellano, retirando el pedido seis días después.   En suma Ahora que sabemos lo que fue sólo uno de los grandes negociados de la época en que gobernaron los blancos, y más precisamente el presidente Luis A. Lacalle, vamos a resumir en qué consiste la gran agenda, el objetivo central de la reforma económica que proponen para la era de la restauración conservadora. Por lo que sabemos, hasta que digan lo contrario, rige la agenda neoliberal diseñada e impulsada por Lacalle de Herrera: privatizar las empresas, los bancos y la educación pública; eliminar el Mides, el Fonasa y la mayor parte de los programas sociales; entrar con la “motosierra” en el gasto público. A los que critican las políticas contractivas de este equipo económico les aseguro que las que traería el Partido Nacional hará que esto parezca una máquina de emitir billetes trabajando “las 24 horas del día y las 24 horas de la noche”, como dijo, justamente, un diputado blanco. Pero para imponer este plan, lo primero es derrocar a la izquierda, y eso lo vienen planificando bastante bien, y a nivel continental, igualito que el Plan Cóndor.

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