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Malas noticias económicas para América Latina

Impacto de Alemania, Brasil y EEUU en Uruguay

América Latina, cuya principal amenaza es la expansión de la “doctrina Temer”, recibió dos malas noticias: la confirmación de cambios en la Reserva Federal y el nuevo triunfo de Angela Merkel y su “austeridad”.

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Como decía Baruch de Spinoza, “en política [y por lo tanto en economía, N. de R.] no se debe reír ni llorar, sino comprender”. Todo tiene su causalidad. Las primeras malas nuevas para América Latina vienen de Alemania, vector rector de la Unión Europea (UE), segundo socio comercial de la región. El domingo 24, como se preveía, la alianza conservadora CDU/CSU, que respalda a la actual canciller Angela Merkel (63 años), se impuso en las elecciones alemanas con 32,9% de los sufragios (obteniendo su cuarto mandato de cuatro años), en tanto que la Socialdemocracia de Martin Schulz obtuvo 20,6% (el peor resultado de su historia), y la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, neonazi) alcanzó 13,1% y se convirtió en la tercera fuerza del Parlamento de la nación más importante de la UE. Los nazis se sientan otra vez en el Bundestag y van por todo. Por ahora lo que les resta a los conservadores liderados por Merkel es formar alianzas circunstanciales con los liberales (de derecha) del FDP, los ecologistas de Alianza 90/Verdes, o aun la izquierda, que al fin y al cabo no pueden resultarle más odiosos que los neonazis. La inestabilidad del Bundestag es la mayor de la posguerra, pero los une -desgraciadamente- la sumisión al pensamiento económico dominante diseñado por el implacable ministro federal de Finanzas, Wolfgang Schäuble (75 años, apodado cariñosamente Dr. Insólito, por el film de Stanley Kubrick), que mientras conserva el Estado de bienestar, los subsidios y el keynesianismo fronteras adentro, produce, con la exportación de la “austeridad”, la ruina de la periferia de Europa, o sea, Portugal, Irlanda, Grecia y España -los PIGS-, pero también de Francia e Italia, es decir, la UE no alemana. Lo consigue a través del férreo mandato que imponen las autoridades comunitarias de Bruselas, encabezadas por Jean-Claude Juncker, y gracias a sus socios Mariano Rajoy y Emmanuel Macron, a quienes se enfrenta duramente el Banco Central Europeo (BCE), liderado por Mario Draghi. En ese combate sobre las políticas económicas en la periferia europea, que opone la “austeridad” y su secuela de privatizaciones, reducción de remuneraciones y pensiones, contracción económica, recesión, miseria y desempleo (que a su vez alimenta las tendencias antiinmigratorias, xenófobas y racistas de ultraderecha) a las políticas monetarias keynesianas de carácter expansivo (como las que terminaron en Estados Unidos -EEUU- con la Gran Recesión 2007-2010), lideradas por el Banco Central Europeo (BCE), se juega la suerte del viejo continente y sus posibles acuerdos comerciales con América Latina. Lo insólito (y terrible) es que quienes, al menos en el discurso, se inclinan por soluciones más razonables, como la eliminación del euro (apoyada por el premio Nobel Joseph Stiglitz y otros laureados de similar porte) o la aplicación en la periferia europea de políticas diferenciadas, acordes con su realidad productiva y fiscal, son gente como Marie Le Pen o Alexander Gauland, lo cual explica en buena parte su crecimiento en los últimos tiempos. Ahora Alemania se enfrenta a la difícil tarea de formar gobierno. El horizonte se presenta brumoso para nuestro sexto socio comercial (comprador de 4% de bienes de Uruguay), que se transforma en el tercero, luego de China y Brasil, si lo asociamos al resto de la UE.   La retracción de las políticas expansivas en EEUU La segunda gran mala noticia viene de EEUU y se suma a sus actuales tendencias proteccionistas que ya fueron experimentadas en la región. Como lo adelantó Caras y Caretas, la Reserva Federal (Fed) ha incrementado la velocidad de retiro de los estímulos que aplicó durante la Gran Recesión y se propone desprenderse de gran parte de los US$ 4,5 billones de activos (bonos) acumulados para sanear a los bancos (cifra equivalente a 25% del PIB de EEUU), así como seguir elevando gradualmente las tasas, que hoy se sitúan en 1%-1,25%, justo cuando se cumplen diez años del comienzo de dichas políticas, que salvaron la economía mundial de la segunda depresión en magnitud histórica. Lo que no se proponen de ninguna manera los equipos de la Fed -mayoritariamente reclutados en Harvard, el MIT, Princeton y Columbia, “el lado luminoso de la Fuerza”, como se ha bromeado en más de un congreso- es disminuir las regulaciones impuestas al sistema financiero, en particular las que pesan sobre la llamada banca de inversión. Ahora bien, el mandato de la actual presidenta, Janet Yellen, expira en enero próximo, y pese a las gentilezas que para con ella tuvo la poderosa Ivanka Trump (siempre acompañada por su esposo, el no menos influyente Jared Kushner), Donald Trump anunció su intención de relevarla ya desde la campaña electoral. Como señal nefasta cabe agregar que el 6 de setiembre se verificó la renuncia a la vicepresidencia de la Reserva de Stanley Fischer (73 años), legendario profesor del MIT que fue tutor, entre tantos, de Paul Krugman, Mario Draghi y Ben Bernanke, autor de libros con Rudiger Dornbusch y Olivier Blanchard, alto funcionario del Citigroup, el FMI, el Banco Mundial y hasta gobernador del Banco de Israel (tiene la doble nacionalidad) durante ocho años. Fischer, nombrado por Obama para la Fed en 2014, dimitió “por motivos personales” y dejará su cargo en octubre. Trump ya habría elegido a Gary Cohn (actual titular de Consejo Económico Nacional, hombre de Goldman Sachs al igual que el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin) para presidir la Reserva desde enero y a Randal Quarles para supervisar a los grandes bancos. Tanto Yellen como Fischer (y en general, toda la “barra del MIT”) son firmes partidarios de la regulación financiera, que pasa a ser global al aplicarse en la superpotencia. Ambos administraron la leve subida de los tipos de interés en 2015, tras la salida de Bernanke, otro amigo del grupo. El grupo de empresarios que rodea a Trump es conocido por su furia desreguladora y, en particular, en el expreso deseo del aumento de las tasas de interés que perciben los bancos. El retorno a la normalidad monetaria en EEUU es de decisiva importancia para el resto del mundo, y en particular para la endeudada América Latina. De acuerdo a la programación Yellen-Fischer, la venta (en realidad se trata de dejarlos vencer sin renovarlos) de activos adquiridos en la crisis se haría pautando una reducción de bonos del Tesoro e hipotecarios a razón de US$ 10.000 millones por mes, y luego se iría progresivamente acelerando. “En la práctica, es como decir que la Fed dejará de reinvertir el equivalente a US$ 200.000 millones durante los próximos 12 meses y de ahí se dispararía a 600.000 millones en los sucesivos años” sostuvo Yellen, quien comparó el proceso con “una pintura que se seca suavemente”. Mientras tanto, Draghi lleva en Europa el proceso inverso, a fin de estimular la economía de la UE y sacarla de los dramas en la que la ha sumido la “austeridad” de Merkel, Juncker, Rajoy, Hollande-Macron y otros. En relación a las tasas, las especulaciones hablan de un nuevo incremento leve a fin de año, y tres en 2018, aunque la proyección del tipo medio para 2019 se proyecta en 2,7% (llegando cuando mucho a 3%), lo que refleja las cifras positivas de la economía. Lo señaló la propia Yellen al afirmar: “El mensaje básico es que el rendimiento económico de EEUU ha sido bueno; el mercado laboral se ha fortalecido sustancialmente. El pueblo estadounidense debe notar que los pasos dados para normalizar la política monetaria han sido decididos porque creemos que están más que justificados dado el progreso sustancial que hemos visto en la economía”. El crecimiento del PIB de la Unión está cercano a 3% (contra 2,7% de la economía mundial), el desempleo se sitúa en 5,4% y la inflación se aproxima a 2%.   Trump, la Reserva Federal y nosotros Con una deuda bruta que llega a 62% del PIB, las tasas de interés internacional tienen un interés decisivo en el comportamiento futuro de la economía de Uruguay. En tal sentido, la política monetaria que pilotea la Reserva Federal de los EEUU (que entre 2009 y 2014 mantuvo la tasa de referencia en 0,00%-0,025% y en poco tiempo estará en 2,7%, siempre y cuando se mantenga la programación y la cadencia fijada por el equipo hoy actuante) asume una importancia fundamental para nuestras posibilidades futuras, ya que condiciona los flujos internacionales de inversión y hasta de capital especulativo. Las tasas bajas de interés tuvieron tanta o acaso más importancia que los altos precios y demanda de los commodities experimentada en los últimos años, que tanto impulsaron nuestra economía, sustentada en una sólida armazón institucional. Las señales, tantos años buenas, se invierten ahora para nosotros. El aumento de las tasas de interés en EEUU impulsará al alza las tasas de interés de varios países de América Latina para evitar que los inversores extranjeros se vayan del país, disminuirá el consumo y elevará el costo del financiamiento externo, decisiones que convergerán en efectos recesivos por su propia naturaleza. Asistimos a la natural retirada de las políticas expansivas al mejorar la economía de EEUU, pero la salida de Stanley Fischer y la eventual partida de Janet Yellen marcarían uno de las peores improntas de Trump: la sustitución de los expertos académicos keynesianos formados en Harvard y el MIT por banqueros puros y duros como los que no dudaron en derribar Lehman Brothers (y con ello continuar la Gran Recesión varios años más, con un costo incalculable en bienes y vidas),  hombres de negocios como el presidente, que lo que más conocen (si es que conocen otra cosa) es la consecución del interés privado, cuanto más depredador, mejor. Alcanza con recordar que bajo la presidencia de la Reserva Federal de Paul Volcker (1979-1987), en el gobierno de Ronald Reagan, la tasa alcanzó 20%, haciendo que la inflación cayera a 2,5%, forzando un par de recesiones y aumentando enormemente el desempleo. Esto, desgraciadamente, es algo que podemos esperar, no de la situación económica, pero sí del espíritu que anima el gobierno de Donald Trump.

Temer acusado de asociación ilícita y obstrucción a la Justicia
El 14 de setiembre, el fiscal general de Brasil, Rodrigo Janot, denunció al presidente Michel Temer por delitos de obstrucción a la Justicia y asociación ilícita. Estos cargos sólo serán aceptados tras un análisis en la Corte Suprema y si cuentan con el aval de la Cámara de Diputados. Es la segunda denuncia de Janot contra el presidente Temer luego de la presentada el pasado 26 de junio por corrupción pasiva. La misma fue rechazada y archivada a principios de agosto por la Cámara de Representantes, lo que impidió abrir el proceso penal correspondiente. El 11 de setiembre un informe de la Policía Federal de Brasil enviado al Tribunal Supremo afirmó que el presidente Temer es el comando de un grupo delictivo o asociación para delinquir integrado por miembros del PMDB que operaban en la Cámara de Diputados. El grupo delictivo estaría integrado, según Folha de São Paulo, por los ministros Eliseu Padilha y Moreira Franco y los exdiputados Eduardo Cunha, Geddel Vieira Lima (en cuya casa se encontraron US$ 16,5 millones en efectivo) y Henrique Alves, actualmente presos por diferentes causas. Los cuatro también han sido acusados por asociación ilícita. Según el diario citado, “todos son integrantes del gobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera el propio Temer, y según la denuncia practicaron acciones ilícitas a cambio de sobornos por medio de la utilización de órganos públicos, como Petrobras, Caixa Económica y la Cámara de Diputados, entre otros”. Temer está acusado de obstrucción a la Justicia debido a haber instigado a Joesley Batista, uno de los dueños de la multinacional JBS, a pagar sobornos a Roberta Funaro, hermana de Lucio Funaro, según la denuncia de la Fiscalía. “Joesley Batista declaró a la Justicia, dentro de un acuerdo de colaboración, que soborna al presidente brasileño desde 2010 y aportó una explosiva y comprometedora grabación en la que Temer escucha en silencio y hasta consiente posibles delitos”, consignó Folha de São Paulo.

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