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Carnaval 2018

Los Saltimbanquis, un sueño hecho realidad

Nelson Ferro es el director responsable de los Saltimbanquis, un título de murga histórico. Hace años que se hablaba de la vuelta de la murga creada por el Loco Pamento, que salió por última vez en 1998: una locura que por pasión se hizo posible.

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Los Saltimbanquis fueron creados por Domingo Espert, conocido como el “Loco Pamento”, en 1924. El padre de Eddy y Enrique Espert desarrolló parte de la historia de la murga, incorporando cosas como el maquillaje, la mímica y las presentaciones habladas. Es un símbolo de La Unión; con 12 títulos ganados es referente de las murgas uruguayas y marcó toda una época. Veinte años después volvió al Carnaval.   Nelson, ¿cómo se te ocurrió la idea de sacar Saltimbanquis? Hace muchos años que lo conversábamos con Enrique [Espert], pero pasaba que al ser él cabeza de Daecpu, no le resultaba nada cómodo sacar la murga. Entonces este año nos reunimos con Eddy, el hermano de Enrique -que después tuvimos las desgracia de perderlo- y nos encantó la idea de reflotar este título y empezamos este camino juntos. Lamentablemente, el 1º de octubre falleció Eddy. Nos reunimos por primera vez el 4 de mayo. No me olvido más porque era mi cumpleaños; sacar esta murga fue el regalo más lindo que me podrían haber dado. Es la murga de toda mi vida, viví toda la vida enfrente de la casa de ellos, ahí me crié, desde los tres años que iba a los ensayos de Saltimbanquis. Son cosas que no se olvidan más. Era el sueño de poder sacarla. Vos sabés que tuve un pasaje precioso por Patos Cabreros, que me marcó para toda la vida, tuve un primer premio con ellos en 2015, hasta este año que se dio el sueño de todos nosotros. Había componentes de la murga que lo venían pidiendo y así arrancó. Empezamos a ensayar el 3 de julio y en octubre tuvimos la desgracia de perder a Eddy, ahí se arrimó Enrique a darme el espaldarazo en el tema emocional, porque nos pegó duro a todos.   ¿Quién decidió seguir? Yo tomé la determinación porque enseguida me escribieron los componentes, al saber que el título ya estaba en la calle: había que seguir. Fijate que hay nueve integrantes que ya habían estado en la murga. Los muchachos empezaron a consultar; les dije: ahora hay que seguir más que nunca, por mí, por mi familia y en honor a Eddy, su familia y Enrique. Con el pasar de los días, le fui pidiendo a Enrique que se arrimara, por todo lo que significa el apellido Espert dentro de esta murga, y de a poco se metió en esto.   No es casualidad que estén estos nueve componentes de la década del noventa en estos Saltimbanquis. Exacto, hay muchísimos más que se morían por salir en este título, pero lamentablemente son 17 componentes y algún suplente, pero no nos podemos dar el lujo de tener suplentes de tamaño nombre y jerarquía. Entonces hubo varios que se quedaron con la ganas de salir y nosotros con las ganas de que estuvieran. Después empezamos por la cabeza y pensamos en Diego Berardi como director, había una base de todos estos murguistas en Patos Cabreros, me siguieron, y con Diego vimos qué estaba faltando y lo complementamos con una juventud hermosa. A Nico [Ríos] ya lo tenía, pero llegaron Agustín Pittaluga, Damián Dewailly, Martín Melgarejo, Fabricio Ramírez, pila de gente que enriqueció la murga; tenemos un grupo humano que es divino. Tenemos técnicos que son gente de renombre, Freddy González en la puesta en escena y la dirección artística; Marcel Keoroglian, Maxi Pérez, que escribió este cuplé hermoso de Claudio [Rojo], Eduardo Rigaud que escribió las puntas [presentación y despedida], algo que siempre lo caracterizó; Fabricio Speranza, que colaboró con Eduardo; ni hablar de lo que significa Rosario Viñoly en vestuarios, la gente ya pudo apreciar lo que son los trajes de Saltimbanquis este año. El día que Enrique [Espert] llegó a ver los trajes se emocionó mucho: lo primero que dijo fue que nunca había visto ni una murga de él, ni de otro, que haya tenido esta ropa. Es que si tenés la posibilidad de tener la maravilla que hizo Rosario, la tenés que tener y hay que resaltarlo, una maravilla, es fenomenal. Después está Nicolás Amorín en la escenografía, Martín Blanchet, un crack en la iluminación, ganador todos los años de todos los premios que hay. Formamos un grupo de técnicos divino.   ¿Sentís que la murga cumple con la expectativa que había en los barrios? Sin duda que satisfizo la expectativa en todo sentido, hemos tenido grandes recibimientos en todos los barrios, y en el Teatro de Verano, lleno total, al segundo día que se pusieron en venta las entradas, se agotaron. Hay un espectáculo muy bueno y otros conjuntos muy buenos, pero la murga cerró la noche, terminamos de cantar y el teatro seguía lleno. Ver el teatro colmado, parado, faltando cinco minutos para que terminara la actuación, nos colmó. Y en los barrios es divina la respuesta del público, tenés más posibilidades de estar en contacto con la gente. Tratamos de llevar el espectáculo casi completo a todos lados, igual con la vestimenta, eso es fundamental, porque tratamos de respetar al que hace el esfuerzo para pagar una entrada en un tablado, que vea lo que es el despliegue de la murga. Una pequeña actuación del Teatro de Verano llevada a cada rincón de Montevideo, donde nos esperan con tanta felicidad.   Cuando terminó la actuación en el Teatro vi gente entre el público muy emocionada, pero también vi a varios murguistas emocionados y alguno llorando. Sé que pasaron cosas, una disfonía importante en una pieza clave de la murga, a Raúl García lo tuvieron que bajar porque tuvo un accidente en el ómnibus, cosas que pasan y que hay que solucionar en la previa, de las que generalmente nadie se entera. Y cuando terminás, viene el afloje. Sin duda. Los primeros emocionados éramos nosotros, era el sueño cumplido de toda una vida, porque adentro de la murga tengo amigos, te diría hermanos, con los que nos habíamos prometido sacar esto adelante, con Fabio Adinolfi, el Canario Villalba, no quiero nombrar porque me voy a olvidar de alguno y es injusto. Nos habíamos prometido esto. Si repasás la actuación, el solo de Villalba apretando los puños al cielo porque volvía la murga, encontrarte con gente de distintas edades, la mayoría de los componentes bajaron llorando, gente de edad avanzada que me paraba para agradecer la vuelta de Saltimbanquis, estar hablando y revivir esos momentos divinos emociona. Hacer algo como esto junto a mi familia, que me acompaña a morir en estas locuras mías del Carnaval, estar con mis hijos en detrás del escenario, son cosas que me voy a llevar en lo más profundo de mi ser.   Para colmo, vos sos empresario de fútbol y esto te agarra en pleno período de pases. Sin duda, pero es una pasión tan grande y tan linda, tengo la suerte de tener amistad con los jugadores que represento, ellos saben que esto es mi vida, pero siempre les digo que también mi vida es el fútbol, el trabajo y el amor a lo que hago y los respeto al máximo, eso está por sobre todas las cosas, el trabajo y los jugadores, que son amigos. Pero el Carnaval es una pasión divina que traigo adentro desde muy niño y ellos lo entienden. Además, sentir el apoyo de ellos cuando voy al teatro, preocupándose en cada noche por como nos va en los tablados… ya te digo, son amigos y me acompañan en esta locura divina que es el Carnaval.   El Carnaval se ha profesionalizado mucho y la inversión es grande. Sí, claro, pero yo siempre digo que si salís, tenés que hacerlo a ganar; para eso necesitás laburo, talento y sacrificio. Después el resultado es un accidente, pero tenés que lograr la excelencia o por lo menos rozarla; debés cubrir todos los rubros. Acá viene cualquier grupo extranjero y tenés que pagar cien dólares la entrada, y para nosotros poder darle lo mejor a la gente es un orgullo. La inversión es grande, pero la pasión supera todo eso.   ¿Se recupera? [Entre risas, responde] Recuperarla es difícil, casi imposible; pero hacemos el esfuerzo. Este año tenemos buena gente que nos acompaña en materia de patrocinio; jamás es el cien por ciento, pero bueno, es una pasión que traigo de niño y que me inculcaron mis padres, y mi crecimiento al lado de la familia Espert me hizo tomarle un amor que sobrepasa un montón de cosas.   La ficha Dirección responsable: Nelson Ferro. Arreglos corales y dirección escénica: Diego Berardi. Textos: Eduardo Rigaud, Fabricio Speranza, Marcel Keoroglian y Maximiliano Pérez. Dirección artística y puesta en escena: Freddy González. Diseño, realización de vestuario y maquillaje: Rosario Viñoly. Coro: Claudio Rojo, Diego Bello, Daniel Lorenzón, Agustín Pittaluga, Damián Dewally, Marcelo Luzardo, Ricardo Villalba y Nicolás Ríos, Carlos Barrios, Leonardo García, Martín Melgarejo, Edén Iturrioz y Fabricio Ramírez. Batería: Fabio Adinolfi, Gerardo Cánepa y Raúl García.  

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