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Una familia bajo Dios

Por Leandro Grille.

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Caras y Caretas Diario

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Hace unas semanas, la foto de Luis Alberto Lacalle con el Charleta Jorge Guldezoph, en la presentación del libro del líder herrerista  América Latina entre Trump y China, provocó una intensa ola de indignación justificada. Un torturador reconocido, violador de presas políticas, traidor de la juventud comunista con pedido de procesamiento por sus actos en la dictadura, pero todavía sin condena alguna, se mostraba sonriente en las páginas sociales de El País junto a un expresidente. Aunque la foto era un estampa de la impunidad que continúa reinando en nuestro país, en principio no se podía cargar las tintas sobre Lacalle por el prontuario de alguien que se retrata con él en la presentación de un libro. Los políticos famosos se suelen sacar fotos con gente a la que apenas conocen y no deben, por ello, hacerse cargo de la historia, la vida o las causas penales de esos ocasionales “amigos”. Sería como responsabilizar a alguien por sus seguidores en Twitter o sus amigos en Facebook. Sin embargo, algunas revelaciones de días posteriores permiten aclarar el carácter político y económico de la relación entre el expresidente y actual (o padre del actual) líder del Partido Nacional y el Charleta. Lacalle de Herrera es empleado de Guldenzoph. A través del Charleta, Hyun Jin Preston Moon le paga a Luis Alberto para que participe en las convenciones y conferencias de la Fundación Paz Global, de la que es propietario el heredero de la secta Moon, y desde la que se conspira activamente para alcanzar un mundo de derecha, guiados por el presuntuoso propósito de construir “una familia bajo Dios” en la Tierra. Así fue que Lacalle de Herrera, junto a Ruperto Long y otros dirigentes políticos y personalidades de América Latina y el mundo llegaron a Atlanta (entre el 29 de noviembre y el 3 de diciembre de 2012), donde se orquestó el Plan Atlanta del que habló Raúl Sendic hace unos días, y en cuya elaboración Lacalle estuvo al comando de la batuta de acuerdo a las últimas filtraciones de uno de sus participantes, el legislador dominicano y vigente presidente de la Conferencia de Partidos Políticos de América Latina (Coppal), Manuel de Jesús Pichardo, quien en declaraciones al programa Hoy no es un día cualquiera, conducido por Cristina Richieri en Lacatorce 10, recordó: “Lacalle utilizó una expresión, que yo defino como de Guerra Fría, en la que habla de que ‘a estos comunistas no se les puede ganar por la vía electoral’”. Y por ello había que concentrarse en los medios de comunicación y en sectores del Poder Judicial. La de Atlanta no fue la única actividad en la que participó. También estuvo en la convención que se realizó en Paraguay en 2014. Siempre con la responsabilidad de ser uno de los principales expositores en el marco de la Misión Presidencial Latinoamericana, creada en Atlanta con el impulso de el expresidente paraguayo Juan Carlos Wasmosy, el expresidente de Guatemala Vinicio Cerezo y el expresidente uruguayo Luis Alberto Lacalle. De esa misión, financiada por Moon, son firmantes ocho expresidentes de: República Dominicana, Guatemala, Panamá, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Cuenta asimismo con el apoyo de ocho expresidentes más: México, Brasil, Colombia, Bolivia, Guatemala y El Salvador, aunque estos últimos no pudieron asistir a la firma. Esta misión tiene un propósito político y moral. No es una organización inocua. Debaten y trazan líneas de acción para conseguir la familia bajo Dios en la Tierra, controlados por la atenta mirada del señor Moon, que es el que les paga el viático a todos. En Uruguay, la Fundación Paz Global tiene una sucursal. Su sede está en Luis Alberto de Herrera 1248. Su teléfono es 2626 0098, registrado a nombre de Lucatia Sociedad Anónima. Ha organizado varias actividades en nuestro país e incluso una Conferencia Liderazgo en Uruguay el 10 de junio de 2014 en el World Trade Center, donde, entre más de 140 participantes, concurrieron: exmandatarios, ministros de la Suprema Corte de Justicia, legisladores, dueños de medios de comunicación masivos, líderes religiosos, líderes de partidos políticos, representantes de organizaciones no gubernamentales y educativas. En dicha reunión, hablaron Luis Alberto Lacalle; el doctor Leonardo Guzmán, exministro de Educación y Cultura; el Dr. Alberto Scavarelli, exdiputado de la República; Nelson Pilosof, exdiputado y exsenador, profesor de Filosofía y presidente del World Trade Center; y Ruperto Long, exsenador y ministro del Tribunal de Cuentas. En la foto de los participantes se puede observar a Daniel Sturla departiendo amigablemente con Jaime Trobo en primera fila. Además del teléfono de su sede, esta fundación preocupada en desestabilizar gobiernos progresistas tiene un teléfono celular en Uruguay, 095038058, que pertenece nada menos que al Charleta Guldenzoph. Así es como a partir de una filtración de un legislador dominicano nos venimos a enterar del papel protagónico de Luis Alberto Lacalle en la urdimbre de una campaña continental de defenestración, pero también del poder que tienen los Moon en Uruguay y el motivo último de la vida social intensa del Charleta, que justifica desde su impunidad hasta sus constantes apariciones en las páginas de El País o Galería; es el emisario de Moon, que es el que está armando la familia bajo Dios y poniendo la tarasca. Guldenzoph reparte los sobres y se saca las fotos. La Fundación Paz Global del señor Moon, que naturalmente tiene vínculos con las agencias estadounidenses, como reveló el diputado dominicano Pichardo y como es evidente cuando se observan los videos de sus convenciones, en los que puede verse que “América” es el sueño a perseguir, no es la única ONG con esos vínculos que funciona en nuestro país. También en Uruguay tienen sede otras de estas ONG fachadas de la CIA: el Centro Para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), directamente financiada por la Usaid y otras agencias dependientes del gobierno estadounidense, en este caso especialmente dedicada a atacar a Cuba, Venezuela y los países de izquierda. En las actividades de Cadal suelen participar periodistas uruguayos, políticos y politólogos como Adolfo Garcé, Romeo Pérez Antón, que hasta integran su Consejo Académico, o Nelson Fernández. Por cierto, aunque algunas de sus actividades en Montevideo se han realizado en salas de eventos, otras se han desarrollado en el salón de actos de Búsqueda o en el Teatro del Centro Carlos Eugenio Scheck, del diario El País, demostrando la complicidad de esos grandes medios. En el teatro Scheck, Cadal organizó cosas como la presentación de un libro de un “periodista y expreso político cubano, Jorge Olivera Castillo”, a cargo del extinto Jorge Batlle,  o una recepción a la médica cubana “Hilda Molina”, que se fue de Cuba luego de apropiarse de donaciones que recibía el prestigioso Centro Internacional de Restauración Neurológica que ella misma dirigía hasta que, junto con su hijo, se quedó con los vueltos. En Búsqueda, Cadal organizó la presentación de un libro de Romeo Pérez Antón sobre diplomacia y derechos humanos en Cuba, con los comentarios del periodista de esa casa Tomás Linn. Aunque entre las autoridades no se tome en serio la función real de estas fundaciones, lo cual se evidencia por la participación de académicos y hasta políticos de izquierda en algunas de sus actividades, es bueno estar advertido de los propósitos ocultos de organizaciones como Cadal o la Fundación Paz Global. No son simples ONG que promueven debates y análisis de la realidad, son uno de los mecanismos que tiene la derecha de hacer política, muchas veces de la peor, y reciben financiamiento encubierto de agencias secretas de Estados Unidos. Ahora sabemos que una de ellas diseñó el Plan Atlanta, cuyo objetivo es desplazar a “estos comunistas” aunque no se tengan los “votos”, usando para ello a los poderes fácticos, los medios, la Justicia, lo que sea. Es un plan que, a la luz de lo que pasa en América Latina, algo de éxito ha tenido, como para seguir ignorándolo olímpicamente.

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