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Uruguay y el sueño futbolístico chino

Por Daniel Barrios.

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Mientras nuestro Poder Ejecutivo no logra  avanzar lo suficiente en el Tratado de Libre Comercio (en inglés FTA, Free Trade Agreement) con el gigante asiático debido a disensos internos dentro de su propia fuerza política, del sector empresarial y de los socios del Mercosur, Lu Yingcai (director general del Departamento de Deporte de la municipalidad de Taizhou) desde desde hace tres semanas puso en marcha su propio FTA (Football Trade Agreement por sus siglas “futboleras”) con Uruguay. El 28 de octubre de 2016 –15 días después de que el secretario de deportes de nuestro país, Fernando Cáceres, y su homólogo chino firmaran en Beijing un convenio de cooperación deportiva– Lu Yincai, en representación del gobierno municipal,  firmó un acuerdo marco  según el cual serán técnicos compatriotas los responsables de diseñar, implementar y evaluar el ambicioso proyecto de desarrollo del fútbol en esa ciudad, situada sobre la costa del Mar de la China Oriental, 300 km al sur de Shanghái y a 180 km de Hangzho, capital de la provincia, una de las más prósperas de toda la República Popular. Poco tiempo antes de ser ungido como presidente de la República Popular de China  XI Jinping reveló tres deseos: que la selección nacional clasificara para un mundial de fútbol, que su país fuera sede de ese acontecimiento ecuménico en un futuro y que se consagrara campeón  del mundo. Como en pocos países, en la República Popular “los deseos [del presidente] son órdenes” y, como en ninguno, esos deseos se cumplen, por lo general más temprano que tarde. Sobre todo cuando además de jefe de Estado quien expresa el deseo es también el secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh). Desde que asumió la secretaría del PCCh en noviembre de 2012, Xi colocó el fútbol en el primer lugar de la agenda de su plan nacional de desarrollo del deporte. A pesar de haber ocupado el primer y segundo lugar en el medallero de los dos últimos Juegos Olímpicos, China se clasificó una sola vez para un mundial de fútbol (Corea-Japón 2002), en el que perdió sus tres partidos sin convertir siquiera un solo gol. “Nuestro presidente y el presidente Tabaré Vázquez se reunieron en octubre del año pasado y acordaron establecer una asociación estratégica chino-uruguaya basada en el respeto, la igualdad y el beneficio mutuo. Ambas partes decidieron promover los intercambios entre personas y elevar las relaciones en cultura, educación, ciencia y tecnología, Antártida, turismo, y también el fútbol”, subrayó Lu Yingcai, inaugurando el curso de capacitación teórica y práctica para entrenadores locales, primera etapa del  proyecto aprobado. El curso, de diez días de duración y una activa participación de los entrenadores chinos, fue dictado por el director técnico uruguayo Santiago Paz, quien también será el coordinador general responsable del proyecto global que contempla, entre otros objetivos, la supervisión del fútbol infantil y juvenil de Taizhou, la asistencia técnica permanente a la selección mayor de la ciudad y la conformación de ligas colegiales y liceales. Taizhou es una ciudad industrial de la provincia Zhejiang de casi 7 millones de habitantes, un PIB superior al de Uruguay, un comercio exterior de más de 25.000 millones de dolares y es considerada la cuna de la empresa privada china por haber sido una de las primeras ciudades seleccionadas para experimentar el proceso de reforma económica de finales de los años 70. Por su extraordinario crecimiento económico, su desarrollo sustentable e inclusivo, se le reconoce como “Modelo Taizhou”. Para Lu Yincai, la ciudad también aspira a transformarse en un modelo de desarrollo del fútbol y “exportarlo” a otras ciudades de la provincia de Zhejiang. Los esfuerzos e iniciativas desplegadas por Xi Jinping desde que asumiera el gobierno culminaron el año pasado con la aprobación del Plan nacional chino de desarrollo del fútbol, elaborado por la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, el máximo órgano de planificación económica del país. Para 2050, Beijing aspira a que China se transforme en una “potencia futbolística mundial”, mientras contribuye enormemente al crecimiento internacional del deporte y “hace realidad el ‘sueño futbolístico’ para toda la nación”. Para su cumplimiento se proponen   objetivos a corto, mediano y largo plazo, empezando con la creación de hasta 50.000 escuelas de fútbol y 70.000 nuevos campos de juego (uno cada 10.000 habitantes) para 2020. Más de 30 millones de estudiantes en edad de escuela primaria y secundaria serán entrenados para que el fútbol sea su principal deporte y 50 millones deberán ser los chinos que lo practiquen en forma regular. La capacitación profesional de sus propios entrenadores es también una de las líneas estratégicas del plan. “Uruguay es una potencia futbolística mundial, y por ello el secretario general del Partido Comunista de Taizhou, Wang Chang, el año pasado solicitó a Daniel Barrios su apoyo para encontrar la mejor forma, la metodología apropiada y seleccionar a los más expertos para introducir la cultura y la experiencia uruguaya, fundamentalmente entre los niños y jóvenes de nuestra ciudad”, agregó el jerarca municipal. Recordando el encuentro entre ambos presidentes y el acuerdo de asociación estratégica alcanzado, Leonardo Olivera, cónsul general de Uruguay en Shanghái, expresó el apoyo “incondicional a este tipo de iniciativas de índole deportiva que fortalecen y consolidan la relación Uruguay-China”. Olivera fue también recibido por las principales autoridades de la ciudad en la sede del gobierno municipal. Ya en 2004, siendo secretario del PCCh de la provincia de Zhejiang, Xi declaró ante los parlamentarios del Congreso Nacional Popular que su deseo de grandeza para el fútbol chino podría aparecer como un sueño inalcanzable, pero “si no tenemos ese sueño, nunca lo lograremos. Y será sólo posible si lo deseamos”. “Quiero expresar mi profundo agradecimiento a Uruguay por su aporte  decisivo a este proyecto y mi convicción de que el curso que hoy inauguramos es el primer paso concreto de un largo camino de cooperación entre nuestros deportistas y una contribución de Taizhou al acercamiento cultural, económico y social entre nuestros países”, concluyó Lu Yingcai. Con el aporte decisivo de nuestro país, el “sueño futbolístico” de Taizhou de convertirse en un ejemplo de promoción y desarrollo de ese deporte en China ya empieza a ser realidad.

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