Respecto al futuro, dijo que “el ACU tiene que adecuarse a los nuevos tiempos, y si se puede anticipar, mucho mejor”. Además, Tomasi ostenta el cargo de presidente de la Región IV de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). La que sigue es la entrevista que mantuvo con Caras y Caretas. ¿En qué situación diría que se encuentra el ACU en momentos que se encuentra cumpliendo 100 años? Para decir cómo estamos actualmente, hay que hacer una referencia a los últimos diez o doce años de existencia, período en el que tuvo una evolución importante después de la crisis; en ese período se registró un crecimiento superior a 25 por ciento, pero evidentemente en los dos últimos años el tema de los servicios de auxilio ligado a los seguros ha afectado. No es gratuito, pero lo presentan de esa manera. Pero en general estamos en una situación estable, con la perspectiva de desarrollar nuevas estrategias para hacer frente a las nuevas realidades que estamos viviendo. Por lo pronto, hay un concepto de cambio en la relación del automóvil con la persona, que es lo importante. En el mundo entero el automóvil se está transformando en un servicio y la movilidad en el mundo está cambiando sustancialmente. En nuestro país está pasando algo similar: ha crecido muchísimo el parque automotor, pero la infraestructura no ha acompañado. Ante eso, hay nuevas tendencias y necesidades en materia de modalidad. En Europa se están desarrollando nuevos modelos de negocios que de a poco van a ir llegando a nuestro país y un ejemplo es el auto compartido y el uso de la bicicleta, algo que la Intendencia de Montevideo está impulsando con la construcción de bicisendas. Hay que buscar soluciones al caos que hoy es el tránsito. No puede ser tampoco que 80 o 90 por ciento de los autos que circulan lo hagan con un solo pasajero. El ACU se está preparando para ese nuevo escenario. ¿Y qué rol tiene para jugar? Tratándose de algo que se mueva, el ACU siempre tiene un papel a jugar porque lo que brindamos es un servicio de asistencia, no sólo para el automóvil, sino también a la persona, porque tenemos una escuela de conducción, un departamento de turismo y asistencia mecánica dentro de nuestras instalaciones. Desde sus inicios, el ACU ha jugado un papel fundamental, ya que si bien fue creado para organizar competencias de automóviles, rápidamente fue transformándose en una institución que le brindaba soporte a los conductores, al tiempo que se involucró con las autoridades en la confección de leyes, en el trazado de rutas, en la confección de mapas, etc. ¿Se ha tomado experiencia de otros clubes del mundo? Sí, claro, nosotros somos parte integrante de la FIA, que está presente en más de 150 países y tiene 250 instituciones afiliadas, de los cuales casi 200 son automóviles club y con ellos tenemos reuniones permanentes en las que intercambiamos experiencias y estrategias de desarrollo. A lo largo del año hay varios encuentros. Uruguay es parte integrante de la Región 4 de la FIA, que es América del Sur y América Central -17 países-, la que tenemos la responsabilidad de presidir. Con esos países tenemos al menos cuatro encuentros anuales de distinto contenido, pero todos hacen al intercambio de experiencias. Y muchas veces son experiencias que han funcionado porque las adaptamos a nuestra realidad. ¿Hay alguna de ellas en carpeta? Por ejemplo, el tema del auto compartido, un asunto que en poco tiempo lo vamos a ver en nuestro país; lo que tiene que ver con la venta de autos usados con el respaldo del ACU, la gomería y el centro de lubricación móvil. Son servicios que hace poco hemos puesto en funcionamiento, pero se trata de experiencias que han funcionado en otros países; y cosas que hemos hecho acá son tomadas en otros países. Los socios valoran mucho el hecho de que mientras están en su casa o en el trabajo se le haga un determinado servicio a su vehículo. Otro aspecto que cubre el ACU es que cuenta con una academia de conducción. ¿Cómo valora esa experiencia? Muy buena realmente, está certificada por la FIA y es una escuela de conducción modelo que se encuentra en los más altos estándares internacionales. Los alumnos que salen de la escuela salen prontos para incorporarse sin problemas al tránsito. ¿La gente viene a hacer cursos de perfeccionamiento? Cada vez más, sobre todo jóvenes que en su momento sacaron la libreta, y que nunca la usaron, vienen a reciclar sus conocimientos. Por supuesto que es un curso más corto, pero vienen cada vez más porque el tránsito exige cada vez más preparación. ¿Cómo definiría al tránsito de Montevideo? Complejo y caótico en determinados horarios. ¿Y lo ve agresivo? Creo que no, cada vez menos, diría que la misma dinámica que está teniendo el tránsito lleva a que la gente se diga “no puedo excederme porque no voy a ningún lado”. Por supuesto que siempre hay alguien que quiere ir de prepo, pero son cada vez menos. La FIA tiene las reglas de oro para la conducción segura. Entre ellas se encuentran evitar el uso de celular, la alta velocidad, usar cinturón de seguridad, no conducir bajo los efectos del alcohol. Pero hay una que es bien interesante, “ser cortés”, y me doy cuenta cuando voy por la rambla y un auto quiere ingresar desde una lateral. Si dejo pasar, muchos miran con sorpresa y muy agradecidos. La cortesía paga, ser cortés es importante. Pero no somos para nada corteses. No, no lo somos; la gente mete el auto igual, aunque tenga que estar 15 minutos parada. Diría que es parte de la forma de ser que tenemos los uruguayos. ¿Qué perspectivas de futuro ve para el ACU? El ACU tiene que adecuarse a los nuevos tiempos, y si se puede anticipar, mucho mejor. Hay que tratar de ver qué es lo que viene y antes de que las cosas sucedan, tener seguro el camino que se va a recorrer. Evidentemente las nuevas tendencias en materia de movilidad así como la movilidad eléctrica son desafíos en los que debe pensar el ACU, ya que más tarde o más temprano todo se viene.
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