-“Volvió, volvió la murga a buscar otro camino/ Andar y sin destino recorriendo la ciudad/ Volvió, volvió la murga a cantarle al mundo entero / Carnaval cuánto te quiero, nos volvemos a encontrar”.
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-Opa, Borges, ¿De quiénes son esos versos?
-La presentación de la murga La Gran Muñeca. Un murgón, Álvarez, un murgón. El coro me despeinó. Me tuve que poner ruleros cuando llegué a casa…
-¿Ya fue al tablado, Borges?
-Obvio, el pasado viernes, el primer día que abrieron las puertas. Tenía un hambre de murga que ni le cuento.
-¿Y a dónde fue Borges?
-A mi querido Velódromo, a donde voy hace 17 años. Fui con mi vieja.
-¿Y cómo estaba?
-Espectacular. Explotó. La verdad que es encomiable la administración que integra mi querido Oscar “Negro” Ríos. Mucha buena vibra, lleno de gente joven. Además, hay una plaza de comidas que tiene de todo…
-Para usted, Borges, un hombre de apetito constante, me imagino que estaba en el paraíso.
-Álvarez. me mandé unas arepas venezolanas que estaban de la hostia.
-¿Y qué otros conjuntos vio, Borges?
-Araca la Cana, sensiblemente mejor que años anteriores, que tiene un cuplé sobre el votante colorado que no tiene desperdicio. La murga de “Pepino”, Patos Cabreros, que también tiene un coro que sopla que mete miedo. Después, La Trasnochada, que está muy picante pero entretenida. Y me despaché con mi conjunto de parodistas preferidos.
-¿Cuáles son, Borges?
-Sí, sí, Zíngaros.
-La agrupación del gran Ariel “Pinocho” Sosa.
-¡Exactamont! La descosió este hombre haciendo agitar a la gente. Luego, una notable actuación de Luis Alberto Carballo en la parodia “Colombina”.
-Se hizo una panzada…
-La verdad que me fui pipón del Velódromo, adonde volveré.