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El conjunto rojiverde va por concretar su milagro

Aguada va por quedarse hoy con su segunda Liga

A nadie le puede caber dudas que es muy poco habitual que un equipo levante tres “match point” en una serie final de cualquier liga del mundo. Pues bien, el viejo y glorioso Aguada por ahora pudo con dos y esta noche va por el título.
Lo que sucede es que Aguada es Aguada.

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Se trata de un equipo que no siempre las ha tenido todas consigo, y a pesar de haber sido campeón del básquetbol uruguayo en diversas oportunidades, también está curtido por descensos y desencantos. Y por eso es paciente a la hora de tener que alcanzar la gloria. Desde que en el básquetbol uruguayo comenzaron a jugarse las finales por el mecanismo de playoff, sólo una vez un equipo logró revertir esa desventaja en una final. Fue en el Federal de 2002: Cordón perdía ante Welcome 2 a 0 y terminó ganando 3 a 2 con un final agónico y doble de Caneiro incluido sobre la campana. Ahora Aguada tiene la chance de quedar en la historia, y cada vez más se aferra a lo que hace tan solo diez días parecía un milagro imposible de alcanzar, ya que perdía las finales 1-3.   Destronar al monarca Hebraica Macabi llegó a las finales como monarca de la pasada temporada y con la aspiración de volver a levantar la copa. Los dirigidos por Leonardo Zylbersztein venían de ganarle a Trouville 3 a 2 en cuartos de final y 3 a 1 a Malvín en las semifinales. El amarillo cuenta con un plantel completo, tanto en el juego exterior como en el interior. La juventud en la base, la figura de la Liga como ayuda, un alero de alta edad, pero que cada vez juega como más joven, y una pintura llena de calidad son las armas del entrenador. Por su parte, el aguatero venció 3 a 1 a Larre Borges en cuartos y con el mismo global a Defensor Sporting en semis. El entrenador Fernando Cabrera cuenta con un quinteto muy rico, pero no con tanta rotación en el banco. Tiene un base de excelencia y de gran nivel como Gustavo Barrera; a él lo acompaña el goleador mercedario Demian Álvarez. En el juego interno, el extranjero más determinante de la Liga, como lo es Jeremis Smith, y un gran acompañante –también foráneo–, Dwayne Curtis. Durante la fase regular del campeonato los encuentros entre ambos equipos tuvieron resultados diversos, pero con leve supremacía macabea: en el Clasificatorio Aguada ganó 98-87 de local mientras que en la Súper Liga, Hebraica triunfó 102-78 de visita y 87-83 como locatario.   Un partido para el infarto En el encuentro del lunes pasado todo fue emoción. Sobre el final, Aguada aprovechó los errores de Hebraica y se llevó el partido en el alargue, forzando así una séptima final que habrá de disputarse hoy viernes con un Palacio Peñarol lleno de bote a bote. El equipo dirigido por el Hechicero Fernando Cabrera sufrió de más para llevarse el partido. Cuando lo tenía liquidado, dos libres de García Morales a 0,9 del cierre forzaron el alargue. Pero entonces Aguada dominó y se llevó un punto que le dio una vida más. Los números finales fueron más que parejos. En la pintura convirtieron la misma cantidad de puntos (44), mientras que en triples el rojiverde sacó una mínima ventaja al convertir 8/27 contra 7/27. En los puntos de segunda oportunidad y en libres se vio la mayor diferencia. 20 puntos tras 13 rebotes en ataque convirtió Aguada, contra 12 tantos de 18 rebotes tomados en ataque. Desde la línea el ganador finalizó con 100% de efectividad tras anotar sus 12 tiros. Hebraica, en tanto, lanzó para un 80% con su 24 de 30. En rebotes fue ventaja para Hebraica por 43-36; por su parte, Aguada repartió seis asistencias más que el derrotado al culminar con 25. Antes de ese partido, Cabrera fue consultado respecto a cómo veía a su equipo de cara a la sexta final. “El equipo está bien, está fuerte y con muchas ganas de volver a jugar”, aseguró el entrenador. A su vez marcó: “Nosotros preferiríamos seguir jugando, y no tener esta semana sin partido; el equipo venía muy enchufado, además, a esta altura del año lo que todos los jugadores quieren es jugar”. “Es un logro de todo el equipo, no hay ninguno que tenga más mérito sobre el otro. Todos dentro del grupo tienen claros y definidos sus roles, todos los han aceptado y han realizado su trabajo con orgullo”, expresó Cabrera, que además destacó “el compromiso de cada uno, desde los que les toca hacer puntos, hasta los que le toca defender o darles minutos de descanso a sus compañeros. Esa es la base de este paso que logramos”, ponderó. “Este equipo tiene como característica que cada vez que perdió, salió a morder el partido siguiente desde el minuto cero, más allá de un estilo de juego que tenemos. Lo peligroso de Aguada es cuando ganamos dos o tres partidos seguidos, ahí tal vez nos aflojamos en alguna ocasión. Creo que no perdimos nunca dos partidos seguidos en el año”, sentenció el Hechicero. A lo largo de la campaña, Aguada ha tenido un gran aporte de los jugadores desde el banco de suplentes, destacándose los minutos de Diego García, Federico Pereiras y Gonzalo Iglesias. “En cualquier organización es fundamental el tema de los roles, en la medida que cada uno entienda que es importante lo que brinda y que la conjunción es lo que trae el éxito. No hay chances de fallar”, analizó al respecto. Finalmente se refirió a las claves de la anterior victoria y lo que debe mejorar el equipo de cara al siguiente juego: “Lo principal del partido pasado fue la defensa, eso hay que repetirlo, además, siempre hay cosas para mejorar, no tenemos que dejar que García Morales vaya a la línea. Hay que evitar hacerle faltas; por lo general anota los libres y además nos llenamos de faltas personales”. Por su lado, tras la agónica victoria de su equipo, que sirvió para forzar una séptima y definitoria final, Demian Álvarez dijo que lo que más lo conmovió fue ver la pasión que siente la gente de Aguada. “Conmueve de verdad, a mí me pasó de ir a ver los partidos de básquetbol cuando era chico y ahora ver a estos niños es impagable”, destacó. Respecto a la fuerza anímica que ha demostrado el plantel en la cancha, el goleador aguatero dijo que “estamos en el séptimo juego; algunos nos daban por muertos y hoy estamos acá metiendo bolas difíciles, estamos fuertes. Todavía falta un partido, puede ser para cualquiera, pero ahora estamos los dos sin mañana y ahora nosotros venimos de atrás con fuerza”. El jugador también hizo referencia a la última pelota del partido, en la que le tocó defender a García Morales, quien no pudo anotar: “Sí, fue una lluvia de defensa, manotazos, no sé qué pasaba, debimos cerrar antes el partido, no sé si fue falta la de Diego García antes del alargue y fue un golpe duro, pero por suerte nos pudimos reponer y ganarlo en alargue”. Álvarez destacó el constante apoyo de la gente, y recordó que el mismo no es sólo ahora, sino que también se sintió la temporada pasada al salvarse del descenso: “Ahí la gente bancó, la dirigencia también, eso hay que rescatarlo porque no fue fácil. Ahora es precioso, pero cuando las cosas estaban mal, ellos siempre estuvieron”. Para esta noche la mesa está servida y la copa espera a su ganador. El aguatero –impulsado por su ferviente hinchada– viene con viento en la camiseta y expreso hacia el título.

La última y celebrada consagración
Aguada obtuvo su primer título de la Liga Uruguaya de Básquetbol tras derrotar a Defensor Sporting en el séptimo y decisivo partido de las finales correspondientes a la temporada 2012-2013. La última copa que había levantado había sido la de Campeón Federal de Primera División en 1976. Aguada se quedó con el torneo y logró la primera consagración desde que se juega este formato, con la dirección técnica de Javier Espíndola, secundado por Diego Losada. La primera Liga, en 2003, la ganó Defensor Sporting, la temporada 2004/05 la ganó Salto, la 2005/06 Trouville, en 2006/07 ganó Malvín, 2007/08 Biguá, 2009/10 volvió a ganar Defensor Sporting, la temporada 2010/11 se la quedó Malvín y 2011/12 Hebraica Macabi. La séptima final ante el equipo fusionado fue intensa. Ambos quintetos comenzaron nerviosos y cometieron muchos errores en un primer cuarto que terminó con bajo marcador. La ventaja máxima la tuvo el aguatero cuando pasó a ganar por 14 puntos. El clima de la final llevó a ambos equipos a cargarse de faltas, algo que condicionó el final del partido. Aguada lo ganó en el último cuarto, en el cual Defensor no apareció. El equipo verdirrojo ganó la serie 4-3 y se quedó con el título de la décima Liga Uruguaya de Básquetbol, algo que no lograba desde hacía 37 años. En aquella temporada, el hoy macabeo Leandro García Morales fue la figura de Aguada, de la Liga y de la final.
Un cuadro con sobrados antecedentes
A lo largo de su historia, Aguada ha sido un principalísimo animador del básquetbol uruguayo y sus jugadores levantaron la copa de campeón en numerosas oportunidades en diversas épocas. En efecto, en la dorada década del 40, Aguada logró salir de la mejor manera posible de una serie de problemas que había enfrentado. Y lo hizo espectacularmente, ya que obtuvo cuatro Campeonatos Federales en forma consecutiva: 1940, 1941, 1942, 1943, logrando el llamado Cuatrienio de Oro. Décadas más tarde, y tras el descenso ocurrido en el año 1967, Aguada logró volver a la máxima categoría del básquetbol uruguayo al derrotar a su rival clásico, el club Goes, en el Cilindro Municipal. Con su regreso a Primera, el club recompuso su plantel y logró salir tercero en el Campeonato Federal de 1973, lauro que se vería opacado por la magistral conquista del mismo en el año 1974. Durante ese campeonato la superioridad del conjunto aguatero fue evidente, quedando demostrado al punto que se consagró campeón cuatro fechas antes de que terminara el torneo. Durante el año siguiente, el equipo estuvo compuesto por los mismos jugadores, pero a pesar de esto no se logró el campeonato. Pero para 1976, y ya habiéndose solucionado una serie de problemas internos, el plantel mejoró sensiblemente su rendimiento y logró nuevamente la obtención del campeonato. Hasta el final de la década, el equipo continuó obteniendo buenos resultados, pero sin la magnitud de los anteriores, siendo el más destacado de ellos el vicecampeonato obtenido en el año 1977.
 

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