Un estudio publicado por “American Journal of Public Health”, identificó un incremento explosivo de víctimas de sobredosis asociada a medicamentos conocidos como tranquilizantes (benzodiacepinas) en Estados Unidos entre 1996 y 2013. El número de muertes ha crecido de un modo alarmante e inesperado del mismo modo que el consumo de benzodiacepinas. Las famosas pastillas de uso habitual en varios lugares del mundo donde se prescriben sin mucho cuidado atendiendo síntomas y no problemas de fondo fueron sintetizadas por primera vez a inicios de la década de 1960, trayendo una revolución a la hora de tratar trastornos psíquicos de cualquier clase. Denominados ansiolíticos son generalmente recetados para tratar cuadros de ansiedad e insomnio, pasando por el estrés, las fobias, la tristeza y otros trastornos del humor muy conocidos en la sociedad moderna. Luego se convirtieron en los medicamentos psicotrópicos (que actúan sobre el sistema nervioso central) más usados en todo el mundo. Aunque sean más seguros que los barbitúricos usados antiguamente, que tuvieron entre sus víctimas más famosas a la recordada Marilyn Monroe, en 1962, su consumo indiscriminado, especialmente cuando son acompañados por otras drogas ilícitas en especial el alcohol y analgésicos pueden resultar verdaderas bombas que pueden pasar de ser “tranquilizantes” a potenciales comprimidos capaces de matar. Según el equipo de investigadores, liderado por Marcus Bach Huber, profesor de la Facultad de Medicina Albert Einstein, en Nueva York, esos medicamentos están por detrás de no menos que un 31% de casi 23 mil muertes relacionadas a remedios controlados en el país en 2013, significando 3,14 muertes cada 100 mil adultos durante ese año, aumentando la cifra registrada en 1996(0,58 muertes por 100 mil). En esos 18 años la prescripción de benzodiacepina subió un 67%.Bachhuber considera el tema un problema de salud pública que ha perdido la brújula. La sobredosis de benzodiacepinas ha subido en gran manera, creciendo más rápidamente que la prescripción del medicamento indicando que las personas no las están consumiendo con responsabilidad ni bajo atención médica real. De acuerdo con los investigadores americanos, la explicación para el incremento de la mortalidad está directamente relacionada a la cantidad que se ingiere. Del mismo modo que otras drogas psicoactivas, sean legales o no, estos compuestos generan dependencia y tolerancia con lo que las personas tienen a subir la cantidad para obtener el mismo efecto. De esta manera la cantidad de benzodiacepinas consumidas en los Estados Unidos se triplicó en el periodo en el que se basó el estudio, desde 1,1 kilo por 100 mil adultos en 1996 a 3,6 kilos en 2013. A mayor dosis de benzodiacepinas recetadas mayor riesgo tiene el paciente de caer en una sobredosis. Las benzodiacepinas forman parte del grupo de los medicamentos “controlados” que se venden con recetas especiales y con prescripción que amerita responsabilidad profesional. No son de venta libre bajo ningún concepto lo que no quiere decir que existan personas que se auto mediquen y los obtengan de otros consumidores. Sin embargo muchas veces son recetados de forma indiscriminada y son prescritos en general por médicos no especializados en psiquiatría. Los pacientes suelen pedir a los médicos para no abandonar los medicamentos y estos les proporcionan las recetas sin tomar en cuenta que estas sustancias generan tolerancia y dependencia. Aunque estos remedios rara vez matan aunque se tome una caja entera, consumidos con alcohol o combinados con otras sustancias que afectan al sistema nervioso central pueden ser potencialmente fatales.
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