Alejandro Cruz, licenciado en Comunicación y artista visual, sobre la campaña de la Junta Nacional de Drogas y el racismo estructural.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
La campaña de la Junta Nacional de Drogas denosta la visión de las personas afrodescendientes. No encontramos todavía una instancia de diálogo. ¿Qué pasa con la imagen de las personas afrodescendientes en Uruguay?
Más allá del elemento racista del uso de las imágenes, lo magro desde la JND al encarar una campaña: vampirizar imágenes de otras campañas y en otros contextos habla de que se lo toman muy a la ligera. Cuando salen con eso de que hay que atacar el flagelo de la droga son muy tibios.
Con la sobrecuotificación de personas afro en esas imágenes vemos que esto para el Estado no tiene un costo. Basta que seamos un poco mas del 11%, no tenemos poder político y económico, entonces la marcha atrás está intacta y no tiene costo. El costo de estas imágenes es a la hora de interpretarlas. Estamos en una sociedad inmersa en la tecnología. La contemporaneidad tiene un consumo promedio de 2500 imágenes diarias y eso permea nuestra realidad. Cuando se sobreexpone la imagen afro en estas campañas se apunta a la criminalización y perpetuar la imagen de la figura afro como siempre la usina de los grandes males. En ese sentido aparece el racismo sistémico que está a la vuelta de la esquina y es difícil de explicarlo a veces.
Cuando generamos criminalización tenemos la violencia estatal e institucional a la vuelta de la esquina y eso está concatenado con la LUC que de una u otra forma tiene ese gran «apariencia delictiva» que refuerza este tipo de campañas. La policía en el día a día, más allá de que haya cámaras o no, se palpa que para algunos si sos pobre sos pichi y si sos negro se olvidan de tu nombre te abordan en la calle.
Lo interesante es que cuando se plantean este tipo de temas se le tira al otro que estas son teorías conspirativas o persecución nuestra. Sufrimos la falacia ad hominem, es decir que algo no es válido según quien lo diga; cualquier cosa que una persona del universo afro pueda aseverar es vista con lupa porque «no es tan cierta».