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Alicia Esquivel: «En materia de derechos, hay una involución atroz»

Según la visión de la magíster en Políticas Públicas y Género, el gobierno está tomando algunas decisiones en materia de políticas sociales «por ignorancia» y otras «por razones ideológicas».

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Por Alfredo Percovich

La médica pediatra y activista por los derechos humanos reflexionó en este espacio de ideas y conversatorio sobre discriminación, estigmatización, violencia política, machismo, el rol del movimiento sindical y la Intersocial.

Alicia Esquivel suele hablar en voz alta con ideas mayúsculas. Piensa con tenacidad y defiende sus convicciones sin dar un instante de tregua al machismo. En tiempos en que la política de la frivolidad parece querer invadirlo todo y cuando cotiza más una selfie en el ambulatorio con «sonrisa whisky» que el rumbo de las políticas públicas en materia de derechos humanos, es casi un ejercicio de resistencia poder escuchar a la magíster Alicia Esquivel, médica pediatra, afrofeminista, activista por los derechos humanos, presidenta de Uafro y militante de Dimafru.

 

¿Crees que se está naturalizando una forma de ver el mundo que desprecia a los pobres, las mujeres, los trabajadores y los negros, entre otros?

Me duele mucho eso, pero no debemos naturalizarlo. Personalmente no acepto esta forma de entender el mundo, por lo que, después sentir el dolor ante manifestaciones de ese tipo, creo que necesariamente tenemos que formar un muro de contención frente a estas situaciones, un muro de codos enlazados, desde la construcción social y, por supuesto, independientemente de lo que cada quien haya votado en noviembre. Tendremos que hablar de la necesidad de la laicidad, de la autonomía, el respeto por los cuerpos de los demás y la necesidad de buscar la igualdad con equidad entre todas las personas. Tenemos que lograr comprender, pensando juntos, que más allá del programa de gobierno de turno, en materia de derechos conquistados no debemos dar ni medio paso atrás.

 

¿Hay muchos derechos en riesgo?

Hay demasiado en riesgo. Mirá que nosotros sabíamos y mucha gente decía «vienen por todo», pero nunca pensamos que fuera tan evidente. Para quienes crecimos en una sociedad en la que convivían en la cuadra del barrio o en nuestras propias familias comunistas con batllistas o anarcos y nacionalistas, hay cosas que aprendimos que son intocables, que podremos tener diferencias en los caminos, pero eso se dirime en el debate de ideas. Soy de la época en la que los días de clásico, desde mi barrio, salían caminando juntos rumbo al estadio los vecinos hinchas de Peñarol y los de Nacional y volvían juntos. Uno masticando la bronca y el otro festejando. Eso no existe más. El panorama actual es más peligroso. Y si dejás crecer esa forma de intolerancia por el que piensa distinto, se nos va a complicar el futuro. Se te acota el espacio para el debate de ideas. Y esa lógica llevada al debate sobre derechos adquiridos es más peligrosa aún. Si hay una mujer parlamentaria que puede decir abiertamente que los femicidios son un «exceso de amor», entonces tenemos mucho por hacer en el debate de ideas. No podemos quedarnos de brazos cruzados y no ir al debate con este tipo de ideas. Estamos viendo mujeres que son presentadas como referencia feminista de sus partidos y que aceptan pronunciamientos de este tipo, no uno, sino varios hechos preocupantes que sucedieron en el Parlamento.

 

¿Faltaron voces críticas feministas desde la propia coalición de gobierno que cuestionaran el episodio Lema cuando le apagó el micrófono a la diputada Mato?

Claramente. Ella estaba denunciando la violencia machista y los femicidios. Sabemos que el femicidio es el acto más brutal que signa justamente lo que es el machismo y el patriarcado, en el sentido de que «esta es mi posesión y yo hago con esto lo que quiero», como si la mujer fuera una cosa. Es brutal lo que sucedió en ese episodio. Fue muy elocuente.

 

¿Esa es la nueva lógica predominante?

Eso no tiene ninguna lógica, es la involución total. Ahora me dicen que se está hablando -no lo sé-, me comunican que se habló de una línea en el Mides que va a ser dirigida a la familia afro, entonces yo creo que es como un «desandar» a pasos agigantados. Esa mirada es una involución atroz. Hay que pensar que hay gente muy formada y muy informada que sigue trabajando en políticas sociales en distintos ámbitos del Estado, que puede generar contención. Pero en cuanto a lo que estamos viendo, hay acciones o decisiones que son de ignorancia y otras que son lamentablemente ideológicas.

 

¿Qué te preocupa de este nuevo escenario político?

Mucho. Nos gobierna una coalición de derecha. No hablo ni de coalición «multicolor» ni de «centroderecha» porque el centro no sé dónde está. Y recordemos que en esta coalición de derecha tenemos un partido militarista. Hay que reconocerlo, son peligrosos. Y a diferencia de lo que pregonan, no se hacen cargo. Nosotros, como gente de izquierda, sí nos hacemos cargo y nos responsabilizamos de la situación de pobreza de tantos compatriotas y del padecimiento de nuestros pares, esa es una gran diferencia que tenemos. Pero, a pesar de ello, quiero dejar en claro, y lo digo de corazón, no quiero que les vaya mal.

 

Es que si le va mal al gobierno, le irá peor a los más vulnerables.

Y eso me conmueve profundamente porque me sigue incomodando que tantos hayan quedado en situación de pobreza a pesar de los 15 años de Frente Amplio. No niego ese casco tan difícil que teníamos ahí, duro de roer, me dolía esa realidad. Yo no quiero que les vaya mal, pero no admito estas involuciones que son terribles y que van a generar condiciones peores, eso te lo aseguro. Pienso en las víctimas de violencia de género, se les viene un escenario complejo, y no solamente por la LUC, sino porque es bastante notorio que se viene una lógica brutal de culpabilizar a la mujer y por algo han salido a hablar de la ideología de género. Ellos tiran conceptos y frases que saben que van generando ruido porque hay que reconocerles que en comunicación son brillantes. Y eso, desde mi perspectiva de izquierda y frenteamplista, creo que nos debe hacer reflexionar profundamente. Nosotros nunca supimos comunicar y lo que comunicamos, lo hacemos muy mal. Y esa es una autocrítica que debemos hacernos. Nunca comunicamos nada y cuando lo fuimos a comunicar, lo hicimos muy mal.

 

¿Es un asunto pendiente?  

Por supuesto, pero no te hablo del futuro, sino del presente. Yo invertiría todo, haría esfuerzos máximos para trabajar nuestra forma de comunicación en este momento, ahora que no somos gobierno precisamente es cuando tenemos que comunicar mejor. Salimos al grito en las redes sociales, pero tenemos que tener otras ideas y otras formas.

 

¿Hubo cierta soberbia en la campaña de la izquierda, tal vez un poco acostumbrada a mirar la realidad desde el poder?

No sé si fue soberbia; quizás sí se evaluó mal, se dieron muchas cosas por entendidas y conocidas por haber gobernado y evidentemente a la masa social no le llegamos desde el punto de vista político partidario. Recuerdo que cuando salimos a militar por las 100 casas, me tocó ir por Colón. En una casa me atendió una señora afrodescendiente que estaba muy enojada. Le hablé de la ley de acciones afirmativas (19.122) para personas afrodescendientes y ella me contestó que para poder trabajar en cualquier lado hay que estudiar muchísimo. Lo fantástico es que me «bajó» de una, porque yo estoy de acuerdo con lo que ella me dijo desde su lugar. Yo voy a luchar los años que me quedan para que la ley de acciones afirmativas efectivamente se cumpla. Ahí hay que leer la realidad de la política de arriba y de abajo. Somos un colectivo disperso y el 40% tiene primaria como máximo nivel educativo alcanzado. Entonces, ¿a quién le hablamos? ¿Cómo voy a incidir en la gente si no generamos elementos que acompañen la realidad? Si no lo hacemos, vamos a fracasar. Esa señora que estaba colgando la ropa delante de la casa me estaba diciendo eso, que ella y sus hijos no podían. Eso es de abajo. Y obviamente le dije que tenía razón. La gente que estaba conmigo siguió su recorrida y yo seguí con la señora, que no me dijo que iba a cambiar su voto ni mucho menos; nos votaría, pero sí me dijo «qué bueno todo esto que usted me está diciendo». Cuando hablamos de soberbia, creo que se trata de no haber monitoreado, por ejemplo, las historias de los de abajo. Y si te quedas en tu propia burbuja, un día aparecen ciertas personas en territorio que hasta pueden ser de partidos militaristas y logran que mucha gente se sienta escuchada por alguien.

 

¿El camino para pensar un país más justo y más humano pasa por la construcción social, concretamente por la Intersocial?

Sí, por supuesto que sí, pero además con un partido que pueda llevar adelante estas propuestas, que no esté alejado de esto. En el Frente Amplio hicimos una evaluación que -muchos dijimos- no era la correcta. Tendrá que entender sus errores, tendrá que hacer una evaluación correcta, unirse, pegarse a esa masa social, tendrá que entender cuáles son las demandas. Deberá brindar respuestas -si es que las tiene- y trabajar en conjunto, con verdadera participación para generar propuestas o lo que se pueda hacer en esta etapa que no es gobierno.

 

Esta pandemia generó cierta sensación de la existencia de un «enemigo a combatir» y que la autoridad tenía que pelear con un líder cuasi todopoderoso que nos librara de ese adversario o demonio desconocido. Mientras tanto, el aislamiento, el encierro, fueron generando un distanciamiento social que también fue político. ¿Cómo ves al movimiento sindical y a la Intersocial en este contexto?

Sí, fue brutal. Pero la respuesta fue creativa. El 1° de Mayo fue impresionante, inolvidable. Una demostración de madurez tremenda. Y lo del 20 de mayo, con esa movilización virtual de la Marcha del Silencio, también. Fue una respuesta superlativa de la sociedad. Y no solamente acá en Montevideo, me enteré de movilizaciones en el interior imponentes y ese es otro punto interesante para pensar. En las elecciones se vio que hay un país dividido y una capital separada. Eso es parte de lo que tenemos que trabajar ahora, codo a codo, para encontrar las cosas que tenemos en común.

 

¿Qué sentiste en tu fuero interior cuando quedó evidenciada la magnitud y dimensión de la explotación sexual de adolescentes en nuestra sociedad?

Primero, el dolor, siempre me impacta el dolor. Segundo que soy más feminista que nunca porque eso significa lo que nosotras decimos, que nuestros cuerpos, los cuerpos de nuestras niñas y nuestros niños no son para el uso y abuso de quien sea. Cuando hablamos de igualdad, hablamos también de esas circunstancias. Pararme desde el feminismo más que nunca y que entiendan cuál es el mensaje del feminismo cuando decimos que ahí está el latigazo del patriarca, el dueño de todo, los cuerpos de nuestras niñas; y es capaz de hacer todas estas cosas y mucho más. Junto con el dolor y la reafirmación feminista, siento mucha indignación y voy a tratar de explicar por qué: como además yo trabajo en estos temas, creo que siempre hay un momento para que tú te detengas, en que tú te das cuenta de que esto no debería ser así, porque nos ha pasado en casi todas las cosas de la vida, porque las peores cosas son humanas. Uno puede haber tenido pensamientos errados, pero simplemente no los dejaste crecer. Cuando la persona llega a pensar en satisfacer su sexualidad, hay un momento, un instante en el que tiene la posibilidad de decir «no» y quizás con eso ya está. En cambio, cuando dice sí, es porque «yo hago lo que quiero y soy dueño de todo». Cuando llega a eso, que es el «sin límite», ves todos los «ismos»: clasismos, racismos, machismos. Si respetas al otro, siempre va a haber un límite. Eso sucede cuando consideras que el otro es un ser humano y no una cosa que puedes comprar.

 

¿Qué pasó con el protocolo de violencia política hacia las mujeres en razón de género que elaboraron en tu fuerza política?

Desde 2017 los compañeros de la Unidad Temática de las Ciudadanas Frenteamplistas estamos le estamos recordando a la presidencia del Frente Amplio que nos urge contar con un protocolo de violencia política hacia las mujeres en razón de género, porque nos llegaban denuncias de compañeras que estaban sufriendo situaciones que se podrían situar dentro de este tipo de violencia. La razón de ser fundamental del protocolo es la prevención. El simple hecho de leerlo genera que uno puede visualizar situaciones naturalizadas de violencia. Actualmente, se bajó un borrador final de este protocolo con diversos aportes y eso lo está estudiando toda la base del Frente Amplio. Es decir, se trasladó a las coordinadoras, los comités y a todos los sectores, por lo que entendemos que pronto vamos a tener ese protocolo formalmente presentado ante el Plenario y esperamos que sea apoyado.

 

¿Se trata de distintos tipos de violencia política?

De los más diversos, la verbal, psicológica, el ninguneo de las ideas que plantea una mujer, la apropiación de las ideas, la burla, miles de actitudes cotidianas en la chiquita, y, por supuesto, la violencia política explícita, como en tantos casos que han sucedido en América Latina, donde han asesinado a mujeres. De todo eso hablamos cuando nos referimos a violencia política. Y lo que no admite demora es que tenemos que comenzar a deconstruir esa forma de entender el mundo. Ya no más impunidad. Prevenir y educar, deconstruir la infiltración patriarcal del partido político.

 

'Yo abro'
Cuando sonó el timbre en su casa, fue ella quien dijo ‘yo abro’. Alicia tenía todo pronto para salir rumbo a una reunión de militancia con compañeras y compañeros de liceo. En la vereda, esperaba Jorge Batlle para hablar con don Jaime Luis Esquivel. Vaya a saber sobre qué asuntos del momento que ocupaban a batllistas de entonces. Ella y su bandera quedaron frente a frente con el verborrágico político colorado. Ambos se miraron coincidentemente sorprendidos ante la incomodidad de su padre, que fue el que rompió el silencio y los presentó. Alicia saludó correctamente y poco más que eso, ya que pensaba irse de inmediato. Sin embargo, Batlle, en tono canchero, le dijo que en la adolescencia «todos fuimos revolucionarios». La sonrisa ancha de quien muchos años después ocuparía el sillón presidencial se desdibujó rápidamente cuando ella le respondió que esperaba no llegar a su edad y ser asociada a una infidencia.

 

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