Ambiciones peligrosas: Novick pretende ser presidente

Eduardo Novick, líder del Partido de la Gente, lanzó una nueva agrupación que, como no podía ser de otra manera, conjuga su apellido con lo genérico: La gente de Novick. Lo hizo en el Radisson, un lugar que no es, precisamente, para toda la gente, pero sí para la que le interesa al político que lo apoye y al diputado Guillermo Facello, titular de la novel agrupación. Luego vendrá el resto, porque lo que se busca es que el Partido de la Gente tenga proyección nacional, considerando que en Montevideo ya es suficientemente visible, teniendo en cuenta que a Novick se le conoce por haber sido el candidato a intendente por el Partido de la Concertación y que, en las primera de cambio, olvidando que los votos que recogió eran la suma de blancos y colorados, se fue con el único trámite de fundar su propio partido. Según Novick, «las encuestas mienten». No porque den al Partido Nacional por encima del Frente Amplio (FA), sino porque le dan a él un magro 2%. De todas formas, el candidato, dio duro y parejo a todos. A los partidos tradicionales, porque él sabe que son su fuente de votos y del quiebre de ellos, depende el caudal electoral del empresario devenido en político, y al Frente Amplio para marcar que él es opositor de fuste, no un adorno. O sea, qué se quiere decir con esto: no le pegó al FA pensando en su electorado, sino en el de los partidos tradicionales, únicos votantes que podrían ver con algo de seriedad su propuesta. ¿Y cuál es la propuesta? Por ahora brilla por su ausencia. Sólo se trata de criticar y moldear su imagen como el hombre trabajador que surgió de abajo y hoy es un exitoso empresario, diciendo muy suelto de cuerpo que «la discusión real está entre burocracia y gestión, no entre derecha e izquierda, y por eso este gobierno hace todas las cosas mal, porque nunca laburaron», sin entrar en detalles sobre cómo hizo su fortuna.