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Antes de tiempo

Por Alejandra Casablanca.

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Caras y Caretas Diario

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(…) Y que mis venas no terminan en mí,

sino en la sangre unánime

de los que luchan por la vida,

el amor,

las cosas,

el paisaje y el pan,

la poesía de todos.

Roque Dalton

La primera vez que lo vi en La 30, allá por 1995, me pregunté: “¿Quién es este tipo con voz de otro?”. Flaquito y petiso ante la luz roja que nos decía “al aire”, parecía enorme, una voz en otro cuerpo, con ese color propio que te clava en el dial sólo con escuchar una frase.

Pietro Spinetti Faccio, periodista, hombre de izquierda y de radio, se murió en la noche del lunes antes de tiempo.

Conductor del periodístico Punto de vista en radio Canelones, despertando a la gente tempranito en su pasaje por AM Libre, su voz está ligada a La 30 en distintas etapas de La Radio.

Sabemos todos que ante la muerte el elogio sale fácil de boca de propios y ajenos, pero Pietro reunía varias unanimidades vivo: un caballero, con un sentido del humor y un manejo de la ironía envidiables, compañero solidario que practicaba la conciencia de clase en cada acción en su vida, exigente y riguroso en su trabajo.

No sé por qué Caras y Caretas me pidió a mí estas líneas, seguramente poco precisas por el enojo y la tristeza. Sí sé que mientras las escribo en la madrugada, su voz me acompaña y una sucesión de imágenes lo traen en presente, esas que la audiencia desconoce, pero que lo pintan como ser humano, con el mate pronto y el oído atento al problema individual o colectivo.

Aparece su risa ante mi torpeza al construir una pared cuando fuimos invitados por el Sunca a una brigada solidaria, sus botas de gamuza caminando cada 20 de mayo, su complicidad con los operadores, que en radio es decir todo, su compromiso en la opinión.

Se fue Pietro Spinetti Faccio, un compañero en el más profundo sentido de la palabra compañero. El resiliente, hijo castigado por la dictadura. El orgulloso de su familia laburante y comunista. El sostén de su madre y sus sobrinos. El hincha de Wanderers, de los tambores de su barrio, de los bichos callejeros y perdidos. El rebelde. El isabelino. El tierno escondido. El Pierino para sus amigos. El militante. El crítico ante los desnorteados. El concentrado en silencio de la carcajada inolvidable. Una voz inconfundible en el dial. Se fue antes de tiempo.

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