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Apunten contra Pepe

Por Leandro Grille.

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La Cámara de Diputados hizo gala de su nueva mayoría opositora y aprobó una comisión investigadora sobre el financiamiento de los partidos, integrada en forma minoritaria por el oficialismo. La comisión deriva de una propuesta originalmente impulsada por el diputado Daniel Caggiani a propósito del escándalo de Cambio Nelson y su relación con el financiamiento de la campaña del Partido Colorado, particularmente en Maldonado, y fue hábilmente convertida en una propuesta de la oposición contra el Frente Amplio (FA). Ponen en el foco a cinco empresas que los opositores dicen que financiaron ilegalmente a la izquierda, a saber: Aire fresco, Cutcsa, Fripur, La Diez y el propio Cambio Nelson. La composición de la comisión y el enfoque en empresas mediáticamente sospechadas, pero sobre las cuales no hay ningún indicio cierto –como vaya si lo hay sobre Cambio Nelson–, apunta a convertir este caso en un show opositor que se asemeje al Lava Jato brasilero, pero sin intervención judicial –por ahora– y sin delaciones premiadas. La búsqueda es horadar al FA y, entre todos, a Pepe Mujica por sobre todas las cosas, convencidos de la necesidad de perforar su reputación de hombre íntegro para poder superar a la izquierda en las próximas elecciones. La creación de la investigadora con estas características demuestra que la función de la nueva mayoría parlamentaria va a ser perseguir al oficialismo. Lejos están de poder legislar algo positivo y carece de la menor importancia el destino magro de cacerías sin elementos ciertos. Con proyectos como estos y una estructura de medios aliados se busca dañar la imagen de los referentes de la izquierda, comenzando por Tabaré y Mujica, que constituyen el objetivo número uno. El caso de Cambio Nelson, dirigido por el diputado y secretario general del Partido Colorado en Maldonado, amenaza con la destrucción final de esa colectividad muy golpeada por la historia. Pero ellos no se quieren ir solos, valiéndose de Gonzalo Mujica y de la ultraizquierda lograron reconducir las indagatorias parlamentarias contra algunas empresas que, ellos creen, financiaron a sectores del FA. Sin embargo, la suma de todos los aportes de esas empresas no llega al 1 por ciento de los montos que se usaron en las campañas electorales de la última elección nacional. Los verdaderos beneficiarios de donaciones corporativas, en plata y especias –¿qué otra cosa fueron las tarifas preferenciales para las pautas televisivas?–, fueron los partidos tradicionales, y primero entre pares, el príncipe heredero Luis Lacalle Pou. Esta será la tónica del tiempo por venir. La derecha quiere recuperar el poder con el formato de la región: acusando a diestra y siniestra, sembrando la sospecha del modo que sea, con investigadoras, con los medios, con virales anónimos de WhatsApp. Deben recurrir a esa estratagema porque sus propósitos reales son impopulares. ¿O acaso alguien cree que la gente votó a Macri sabiendo lo que iba a hacer? ¿O que los que festejaban el impeachment a Dilma sabían que Temer traía debajo del brazo el neoliberalismo salvaje? No. Son proyectos nacidos de la prédica sostenida de que los gobernantes progresistas son corruptos. Como la gente ha visto su vida mejorar, no piden su reemplazo por la gestión, sino por la corrupción. Buscan estigmatizar a la izquierda como una banda de forajidos, hasta que se quedan con el sillón y gobiernan para los ricos. Para todo esto cuentan con los medios y con algunos conversos. Pero el aliado mayor sin el que su estrategia fracasaría indefectiblemente es la ingenuidad popular y la amnesia. El objetivo mayor de esta campaña es el Pepe. Sobre él concentrarán todos los dardos. Es el enemigo a vencer porque es casi indestructible en ese plano. Vive como vive, es como es, su austeridad es tal que ninguno de sus detractores en el sistema político se bancaría vivir con su humildad. Lo tienen que atacar porque con todos los errores que ha cometido, y con todas las críticas que se le pueden hacer, representa una forma de hacer política de autenticidad total y austeridad verdadera. Por eso la gente lo quiere y entre toda la gente, los pobres, no le van a soltar la mano. Si no logran desbancar a Pepe del cariño popular, ni Lacalle Pou, ni Novick ni mucho menos Bordaberry pueden ganar la próxima elección.

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