La agenda del Senado argentino estaba movidita para la tarde de este martes: una sesión especial para tratar el desafuero de Cristina Fernández de Kirchner, senadora y expresidente. El problema se les presentó cuando cayeron en cuenta de que carecían de dos puntos clave para llegar al objetivo: los votos necesarios para el desafuero y el delito para convencer a los indecisos que Fernández no era digna de la banca. Así que, luego de mucha promoción que prometía la destitución de la expresidente para esta tarde, debieron suspender la sesión para noviembre, cosa que prefirieron hacer dejando el marketing de lado, sin hacer mucha alharaca, diríamos. El oficialismo liderado por Cambiemos, necesitaba dos tercios de los senadores en sala y, al no existir una condena clara contra Fernández, no llegan a ese número. A eso se suma que los problemas económicos que atraviesa el país no permiten al oficialismo generar ningún tipo de aliados en nada, porque ningún sector quiere verse involucrado con la política macrista.
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