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Así se aprovecha Washington de los desastres naturales

A lo largo de las últimas décadas los desastre naturales han sido una suerte de aliado para Washington y las grandes empresas constructoras, de seguridad, funerarias y energéticas.

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Varios autores como la canadiense, Naomi Klein, han denunciado en sus obras e investigaciones los casos en los que Washington se ha aprovechado de países y localidades afectados por catástrofes naturales para imponer condiciones políticas y económicas favorables a los intereses de sus clases dominantes. En el paso del huracán Katrina por Florida, Luisiana y Texas en 2005, o el terremoto que devastó Haití en 2010, EEUU hizo del fenómeno meteorológico un aliado para hacer valer los intereses de corporaciones constructoras, funerarias, energéticas y de seguridad, imponiendo programas de altamente desreguladores. En el primer caso, se suspendieron leyes salariales en el área del desastre como la Ley Davis-Bacon, que exigía un salario mínimo a los contratistas federales. También se propuso la creación de varias zonas libres de impuestos y con incentivos fiscales en las zonas afectadas y se llevó a cabo una campaña de privatización de la educación pública. Los centros de educación pública de Nueva Orleans fueron sustituidos por «escuelas charter» (un tipo de escuela pública más desregulada) con los despidos masivos de trabajadores que eso conllevó. Naomi Klein denunció en su obra en su obra “La doctrina del shock” que en la crisis desatada por el Katrina fueron beneficiadas con contratos valorados en un total de 3,4 mil millones de dólares las mismas compañías que se lucraron con la guerra de Irak, como Halliburton, Blackwater, Parsons, Fluor, Shaw, Bechtel, CH2M o Hill. También fue contratado el conglomerado funerario Service Corporation International, financiador de la campaña electoral de George W. Bush. La autora denunció que estos contratos se dieron sin licitación abierta. Campaña en el Caribe Hasta ahora, el gobierno de Donald Trump aún no ha anunciado ninguna medida concreta hacia los territorios caribeños afectados por el huracán Irma. Sin embargo, teniendo en cuenta la tendencia repetida por Washington durante toda la segunda mitad del siglo XX, varios analistas esperan el inicio acciones encaminadas a estos fines por la Casa Blanca. Cuando países como la República Dominicana, Haití y otros territorios caribeños fueron azotados por la tormenta Erika y por el huracán Katrina, perdiendo parte de su infraestructura de servicio públicos, las grandes instituciones financieras y empresas beneficiarias de Washington aprovecharon la coyuntura para imponer condiciones políticas y financieras favorables a sus intereses. Tras la tormenta Erika de 2015, el Fondo Monetario Internacional presionó al gobierno dominicano para que implementara un paquete de consolidación fiscal en el que se incluían medidas como «limitar el aumento de la masa salarial y preparar planes específicos para el gradual desenlace de los gastos relacionados con la recuperación y la reconstrucción en el período posterior a Erika». En el caso de Haití tras el terremoto de 2010, siete mil soldados estadounidenses ocuparon el territorio para gestionar la ayuda de emergencia y la reconstrucción. Hasta el año 2014, sólo 1% de la ayuda de emergencia y 16% de la ayuda para la reconstrucción fueron canalizados a través de administraciones haitianas. La Unión Europea entregó 76,7% del valor de los contratos concedidos para proyectos de reconstrucción entre 2010 y 2011 a empresas europeas.

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