Bottinelli: «La izquierda pasa a la ofensiva»

Primera lectura sobre lo que sucedió ayer y el impacto que tiene en el escenario nacional

No solo los analistas, una parte muy importante de los promotores no tenían confianza en que se llegara a las firmas, fue un cuesta arriba muy grande, y menos que se excediera de esta magnitud.

La exigencia constitucional es mucho más elevada en la realidad. El electorado real es de 2.400.000. Se alcanzó la tercera parte. Casi 100.000 más que los votos que tuvo el Partido Nacional en octubre, para cifrar la magnitud de esto.

Había un dato, pero uno es prudente. Una encuesta que hizo Factum en marzo nos daba que el 35% decía que había firmado o iba a firmar. Los que dicen que van a votar sistemáticamente son más que los que votan, lleva a una prudencia casi pesimista. El envión final de las últimas dos semanas, de al menos 200.000 firmas, requeriría un poco más de investigación; hay relatos de distintos recolectores que tienden a posicionar una explicación de la situación. Son varias las cosas.

¿Cuándo sería el referéndum?

La legislación es geológica. Son 210 días, 150 días hábiles, 7 meses. Después hay hasta 4 meses, 120 días, para convocar. El plazo máximo es junio [de 2022]. La Corte Electoral tomó una serie de previsiones son 23 mesas, primero se hace la numeración, luego viene una mesa donde hay funcionarios que verifican nombre, apellido, credencial, firma y otros que verifican la impresión digital. Tiene que haber dos frenteamplistas y dos representantes multicolor.

Calculan que para noviembre podría estar terminado esto. Esto permitiría convocar en marzo. Abril podría ser los primeros días, pero después está la Semana de Turismo y por lo tanto hacerla después ya es tener el fin de la campaña con turismo en el medio. Considero que lo más probable es que la tengamos a fines de marzo, abril.

¿Coincidís con que esto genera un escenario totalmente nuevo en Uruguay?

El resultado no es neutro para el gobierno. En estos actos electorales binarios no hay empate; es un tema significativo. Gana uno o gana el otro. Eso para el lado que sea genera un efecto político que potencia a uno y debilita al otro.

Ya creó el hecho político, el Uruguay cambia mucho. Para mí la izquierda que había perdido la iniciativa la noche del 27 de octubre, cuando perdió la mayoría parlamentaria, la recupera y pasa a la ofensiva. El oficialismo la pierde y pasa a la defensiva. Este es el elemento central, hay un cambio de fuerzas y de roles, además de otras consecuencias.

Hay leyes importantes en la discusión. Debilitamiento del BROU, que los dineros públicos se puedan depositar en bancas privadas, la ley de medios. Ahora cuando la oposición diga «si sale esto vamos a referéndum» demostró tener cartas. Lleva a la mayoría parlamentaria a una mayor prudencia de la que podía tener hasta ahora de «yo desconozco a la oposición» porque es minoría y no puede hacer nada. Ahora demostró que si el tema es importante la convocatoria la oposición la puede lograr.

Hace unos meses mencionó que la inexistencia de eje central en la LUC dificultaba la comunicación y la campaña. ¿Cómo va a afectar de cara a la votación? ¿Qué rol juegan los medios?

Si la oposición o el área desafiante plantea el término «vote a favor o en contra del gobierno» van a pegar el grito en el cielo. El contenido legal no necesariamente coincide con el contenido político del acto. En general es muy difícil separar una ley específica de la aprobación o desaprobación del gobierno.

La LUC tiene demasiadas cosas y hay demasiados juegos que están sucediendo. Tenemos la percepción de que fueron distintas piecitas que jugaron. Muchos creen, y uno tiene una percepción, de que el doble aumento del combustible, sobre todo el último a los 22 días del primero, influyó.

¿Cómo se explica la gran cantidad de cifras con la alta aprobación del gobierno?

Las encuestas hay que leerlas en su totalidad. La figura del presidente tiene un alto porcentaje de aprobación. En materia temática el gobierno tiene alta aprobación en dos temáticas: la forma de manejar la pandemia, con aprobación pero siempre positivo; y la seguridad pública.

Nosotros registramos desde hace 12 meses, no es coyuntural, que en materia de empleo, precios, el ingreso de los hogares y la percepción de la pobreza los indicadores son constantemente negativos.

¿Cómo afecta a los movimientos sociales?

Hubo grupos, organizaciones importantes del Frente Amplio que tuvieron un papel muy fuerte en esta recolección. El PIT-CNT y dentro ciertos sindicatos fueron muy fuertes. Fue muy importante el poder de FUCVAM cuantitativamente. Se juntaron muchos movimientos sociales.

No coincide la imagen negativa de los sindicatos con la capacidad de convocatoria. Hay que tener mucha pulcritud en el manejo de las cifras.

Todas las organizaciones sociales salen favorecidas. Hay organizaciones que no son grandes cuantitativamente pero tienen gran poder de convocatoria: derechos humanos, género. Los colectivos sociales en conjunto que entran en el concepto de izquierda, por eso yo trato de hablar más de izquierda que del Frente Amplio, han salido favorecidos. En el plano partidario, sindical y social.