La masacre se verificó en la Colonia Agroindustrial, un establecimiento que forma parte del Complejo Carcelario de Aparecida, del Estado de Goiás, en la zona centro-norte de Brasil. De acuerdo a lo informado por la Superintendencia Ejecutiva de Administración Penitenciaria (Seap), un grupo de presos que estaba en un régimen semi abierto de prisión, invadió un pabellón que albergaba reos considerados rivales, incendiando las instalaciones del mismo. Los bomberos concurrieron al lugar y luego de dos horas de labor lograron sofocar el fuego. Como consecuencia del motín, que comenzó a las 14 horas del primer día del año, algunos presos murieron carbonizados, dos fueron decapitados y otros apuñalados. Aprovechando el caos, más de 30 presos huyeron y sólo algunos fueron recapturados. Los familiares de los presos se congregaron frente a las puertas del presidio en procura de informaciones y formando cadenas de oración ante la catástrofe humanitaria. Masacres de este tipo son habituales en Brasil y en el curso de 2017, se repitieron en otros Estados, como Rorarima y Río Grande do Norte, dejando un saldo de más de 130 muertos. La reiteración de las matanzas, parece confirmar las denuncias de las organizaciones internacionales de Derechos Humanos, en el sentido de que el Estado, además de no controlar lo que sucede en el interior de las cárceles, incumple con las obligaciones internacionales que tiene al respecto, siendo el sistema penitenciario brasileño “uno de los peores y más inhumanos del mundo”, donde a las condiciones de hacinamiento, se suma la insalubridad, los malos tratos y las torturas. En el informe anual de Human Rights Watch (HRW), se denunció que la crisis del sistema penitenciario brasileño es una “tragedia anunciada” y que la situación de muchos presidios «remite a la Edad Media». Según datos proporcionados por el Ministerio de Justicia en el mes de diciembre, la población carcelaria en Brasil alcanzó en 2017 a la cifra de 726.712 personas, lo que implica un incremento de 104.000 personas desde 2014, siendo la tercera mayor población carcelaria en números absolutos en el mundo, solo superada por Estados Unidos y China. Para hacer más grave el panorama, en número de plazas en todas las cárceles del país, se estima en 368.409, siendo que la población carcelaria efectiva casi duplica esasuma.
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