Para el Ministerio del Interior (MI), la baja en las estadísticas de delitos deja en claro la eficacia de la videovigilancia y su aporte de pruebas inequívocas a la Justicia. Que la videovigilancia vino para quedarse ya no es una novedad, asegura la cartera; quizás sí lo sea la vertiginosa difusión que va tomando la herramienta y su inmediata repercusión en las cifras de delitos, agrega. Durante este período de gobierno, el Ministerio del Interior impulsó un complejo y potente proceso de actualización tecnológica. De todas las iniciativas puestas en marcha desde 2010 -y ya casi todas concretadas-, se destaca el Programa Ciudad Segura, responsable de la implantación de redes de videovigilancia en varios barrios de Montevideo. Se indica desde el MI que el atraso tecnológico de esa secretaría de Estado era evidente para cualquier observador más o menos informado. Se amontonaban en la Policía uruguaya vetustas tecnologías que limitaban la capacidad de respuesta de la institución frente a los desafíos presentados por los cambios sociales; desde las comunicaciones al armamento. En la región, a pesar de vivirse situaciones semejantes, varias instituciones policíacas habían comenzado hace tiempo procesos de incorporación de tecnología con diferentes resultados. Por esta razón, funcionarios del MI visitaron algunas de ellos, solicitaron información a otros y recibieron abundantes datos de las empresas especializadas en tecnología en seguridad. A partir de todas esas fuentes, sumadas a la experiencia propia del MI en algunos proyectos anteriores, se seleccionó la videovigilancia como una de las posibles incorporaciones de tecnología que, a priori, prometían una razonable relación costo-beneficio. Es así que la concepción y el diseño de las redes de videovigilancia en Uruguay son resultado de una elaboración propia que se nutrió de elementos surgidos en otras experiencias, como las de Puerto Madero, Mendoza capital, La Plata, Tigre, Río de Janeiro, Manila, Londres, etc. Lo que sí y lo que no No. Sumar a la inversión tecnológica en cámaras, servidores y equipos de visualizadores, una gran densidad de personal policial en el territorio, como en Puerto Madero, llevando los costos del sistema a niveles altísimos. SÍ.Rotar el personal policial, posibilitando que todos los oficiales del equipo trabajen en la calle y en el centro de comando alternativamente para evitar dinámicas negativas entre “los de oficina” y “los que salen a la calle”. En un contexto de crecimiento regional de los delitos, en el que Uruguay exhibe una de las tasas más bajas de aumento de los mismos -pero una percepción muy alta de la inseguridad por parte de su población-, la incorporación de tecnología se instrumentó con el fin de obtener dos niveles de resultado: -nivel subjetivo: transmitir al ciudadano una sensación incrementada de seguridad y quitarle a la persona que delinque cualquier sentido de impunidad; -nivel objetivo: contar con una herramienta de trabajo que permita a la Policía intervenir antes y en mejores condiciones operativas, revirtiendo el crecimiento de la cantidad de delitos a través de acciones preventiva; disminuir la cantidad de personas que delinquen mejorando la calidad de la judicialización de los procesos. El factor humano A la incorporación de nuevas tecnologías se sumó el rediseño del despliegue policial en el territorio. Concretamente, se creó un sistema de respuesta policial en el que las URPM (Unidades de Respuesta Policial de Montevideo) son directamente controladas por despachadores que guían los procedimientos a través de las comunicaciones radiales y las imágenes que reciben desde las cámaras. Este sistema crea dos equipos que trabajan en una dinámica fuertemente complementaria: los visualizadores y despachadores desde el centro de monitoreo y los oficiales y policías desplegados en las calles, tanto en móviles como pie a tierra. Para evitar dinámicas negativas clásicas entre “los que se exponen y arriesgan” y “los que dirigen desde la comodidad”, es política fundamental del sistema la rotación permanente de los oficiales, los que alternan sus responsabilidades entre las tareas de comando desde el centro de monitoreo con las patrullas en vía pública y la participación directa en los operativos. La sorpresa El 23 de diciembre de 2013 comenzó la etapa operativa de la red de videovigilancia de Ciudad Vieja. Por primera vez en la historia de la seguridad en Uruguay, decenas de policías tenían la posibilidad de observar -sin estar presentes- cómo discurre la vida ciudadana en las calles y espacios públicos. Desde un primer momento se pudo comprobar que la actividad de las personas que delinquen estaba basada en una percepción de ausencia de riesgo o temor muy fuerte. Esta sensación de impunidad hacía que la actividad delictiva demostrase una frecuencia muy alta, niveles de violencia excesivos y ausencia de preocupación por la selección de lugares propicios (poco visibles, mal iluminados, etc.), repartiéndose casi uniformemente por todo el territorio. La respuesta Frente a esta realidad que reflejaban las imágenes captadas, el personal policial desplegó innumerables procedimientos represivos y preventivos. Como resultado, decenas de delincuentes, muchos de ellos conocidos y habituales en la zona, fueron detenidos y conducidos a juez junto con las imágenes de los hechos con apariencia delictiva que habían protagonizado. Cada vez que las imágenes fueron aceptadas como elemento de prueba, la Justicia dictaminó procesamientos. Ese nivel de judicialización permitió que en los primeros tres meses de operaciones, la cantidad de delitos descendiese 43% promedio, situación que fue rápidamente captada por los vecinos, los que manifestaron, en medios de comunicación masiva y en las reuniones periódicas de las Mesas de Seguridad y Convivencia Ciudadana, los cambios positivos que notaban en la seguridad de Ciudad Vieja. Ese nivel de efectividad se ha mantenido hasta hoy, convirtiendo a Ciudad Vieja en la zona más segura de Montevideo, tanto a nivel de las cifras del delito como en la percepción de sus habitantes. Estadística Baja mensual porcentual de los delitos cometidos en Ciudad Vieja (Seccional 1ª), comparando cada mes de 2013 con mismo mes de 2014. enero 36% febrero 41% marzo 53% abril 50% mayo 60% junio 41% julio 41% agosto 60% setiembre 58% El entorno histórico y colonial de nuestra ciudad (a pesar de mantener pocos espacios de aquella época), merecía un servicio de este tipo para garantizar al visitante ocasional y al vecino de todos los días un lugar donde poder vivir en paz, y los hechos parecen ir ratificando ese sentir. El éxito de esta experiencia inaugural fue explotado rápidamente por el MI, ordenando la implementación de nuevas zonas de videovigilancia. Es así que a octubre de 2014 ya están en operaciones las redes de Centro, La Unión y General Flores, a las que se sumará, el 20 de octubre, la red de videovigilancia de Paso Molino. Los primeros resultados indican que los niveles de efectividad logrados en Ciudad Vieja se mantienen en las nuevas zonas y que en algunos delitos concretos, como las rapiñas en La Unión, pueden ser aun más positivos. Ficha técnica -Cámaras instaladas en Montevideo por el Programa Ciudad Segura: 900. –Zonas monitoreadas a octubre de 2014: Ciudad Vieja, Centro, La Unión, General Flores y Paso Molino. –Sensores: cámaras fijas y domos Onvif con capacidad de trabajo en ambientes poco iluminados y registro de imágenes en alta definición. –Socios estratégicos: Antel (transmisión de datos), UTE (alimentación eléctrica). Proveedor tecnológico: Sonda Uruguay.
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