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Mundo

Se consolida la era de Trump y Bolsonaro

Cambios en el tablero geoestratégico, económico y militar

Mientras se consolida «la era de los autoritarios», como Trump, Boris Johnson y Viktor Orban, que a nivel regional expone a Jair Bolsonaro, se producen más cambios económicos y militares en EEUU, Europa y China. Se consolida el predominio de la línea germanocéntrica de Angela Merkel en Europa; EEUU busca mantener el crecimiento económico de Clinton y Obama, y China enfrenta peligrosas turbulencias. América Latina, excepto Uruguay que consolida su proyección de crecimiento, está a la deriva.

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La exitosa serie televisiva de la BBC y HBO titulada Años y años, propuesta para varios Emmy’s, plantea cómo será el mundo en las próximas décadas. Augura una primera ministra millonaria y disfuncional en el Reino Unido (personificada por la notable Emma Thompson, conocida defensora de las causas progresistas); campos de concentración para inmigrantes y disidentes, un capitalismo disfuncional y caótico, pobreza creciente y una era de empresarios billonarios y líderes políticos autoritarios.

La imaginación se queda corta.

Todo eso llegó ya.

Mientas el mundo llora la muerte de Rutger Hauer, el inconmensurable actor de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) la negra distopía ambientada en noviembre de 2019 que previó un mundo cibernético y darwinista sin esperanzas, donde las máquinas tenían (como en 2001, Odisea del Espacio, de Stanley Kubrick) más sentimientos que los seres humanos, Estados Unidos, Europa y Asia ofrecen un panorama de pesadilla que hace reír o llorar a quien relea El fin de la Historia del neoconservador Francis Fukuyama. Hasta ellos se quedaron cortos en su previsión del futuro.

Veamos qué ocurre en los tres polos más desarrollados del mundo, que tanto deciden por nosotros.

 

Estados Unidos rumbo a una crisis que llegará tarde

Mientras el fiscal especial Robert Mueller sigue alegando patéticamente ante el Congreso que su dictamen no exculpa a Donald Trump, y el presidente amigo de Vladimir Putin y Kim Jong-Un ensaya peligrosos juegos de guerra con la teocracia que gobierna Irán, la economía estadounidense completó 121 meses de crecimiento ininterrumpido según el Departamento Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), que se iniciaron, consolidaron y sobrevivieron a la Gran Recesión 2007-2010 durante los gobiernos de los presidentes demócratas William Bill Clinton y Barack Hussein Obama.

Según BBC Mundo, hay un «lado oscuro de la expansión económica más larga de la historia de Estados Unidos» que estaría confirmando una vez más lo que Keynes llamó «la restauración imperfecta» (ver Lord Robert Skidelsky, John Maynard Keynes/Biografía completa, McMillan, 1.056 páginas), que implica que tras una crisis grave como la Gran Depresión de 1929, las condiciones de vida se restablecen, pero a un nivel inferior en varios sentidos al anterior, y como ejemplo señala que el número de personas que quedan sin hogar en las grandes ciudades de EEUU no deja de crecer.

Estados Unidos vive la más larga expansión económica en su historia, pero el informe remarca que este récord es más débil que otros períodos, con crecimiento anual promedio de 2,3% del PIB en los últimos 10 años, mientras que en la década de los 90, fue de 3,6%. BBC Mundo remarca que «aunque el presidente Trump suele atribuir todo el crédito del crecimiento económico a su gestión, el ciclo expansivo comenzó con Barack Obama y ha seguido una trayectoria estable desde 2009».

En el escenario de una década signada por las bajas tasas de interés y los programas keynesianos expansivos destinados a vencer la Gran Recesión, que aseguraron una gran cantidad de dinero fácil, Donald Trump implementó en 2018 uno de los mayores recortes de impuestos en la historia del país, destinado a beneficiar al 0,01% más rico (similar al que implementó Mauricio Macri en Argentina, con los resultados conocidos), que dejó un gigantesco agujero fiscal,  estimado en US$ 1,5 billones en 10 años, mientras liberaba momentáneamente más recursos para la inversión, ya que los grandes empresarios norteamericanos, a diferencia de la mayoría de los grandes empresarios uruguayos, invierten y desean lo mejor para su país.

En 2019 el crecimiento bajó de 3,1% en el primer trimestre a 2,1% en el segundo. El desempleo cayó desde el 12% en 2009 a 3,6%, el más bajo desde 1969, la era kennediana de la «Gran Sociedad».

«Aunque Estados Unidos está pasando por uno de sus mejores momentos, hay una insatisfacción en el ciudadano promedio», señala el informe de BBC.

Detrás de la insatisfacción hay problemas económicos relacionados con las deudas educacionales, el alto costo de la salud y los altos precios de la vivienda, que han terminado desplazando mucha gente hacia los márgenes de las ciudades.

La desigualdad se ha vuelto más evidente: «Los ingresos del 1% más rico se han duplicado en las últimas tres décadas», informa a BBC Mundo el Economic Policy Institute, con sede en Washington, DC.

«Según un estudio elaborado por Gabriel Zucman, profesor de la Universidad de California, Berkeley, las 400 personas más ricas de Estados Unidos (entre los que están Jeff Bezos, Bill Gates o Warren Buffet) han triplicado su fortuna en los últimos 30 años».

Pero a su vez, otros economistas señalan que más allá de la desigualdad, el país en su conjunto siguió creciendo y las personas con menos ingresos se han beneficiado más que proporcionalmente del aumento de la prosperidad.

«Estados Unidos es ciertamente el país más rico del mundo y el que está creando más millonarios que ningún otro, tal como lo demuestran informes recientes, como el que elabora Credit Suisse», concluye BBC Mundo, agregando que de acuerdo con los datos de la última encuesta a consumidores que realiza la Reserva Federal cada tres años, el ingreso medio de los hogares aumentó 10% entre 2013 y 2016, y aunque todavía está por debajo de su nivel previo a la Gran Recesión, los últimos datos disponibles sugieren una tendencia positiva.

Sin embargo, los principales medios especializados económicos del mundo, como The Economist, The Wall Street Journal y el Financial Times (encabezado por su editor estrella, Martin Wolf), no han dejado de alertar acerca de las circunstancias que llevarían a una nueva gran recesión en Estados Unidos, comenzado por el desmadre fiscal y las «guerras comerciales» de Donald Trump; en tanto que remarcan que el déficit comercial de Estados Unidos ascendió en 2018 a US$ 621.000 millones (el más alto en diez años, pese a las políticas proteccionistas de Donald Trump, según el Departamento de Comercio, ya que las importaciones crecieron un 7,5% mientras que las exportaciones aumentaron 6,3%.

El déficit comercial de 2018 es el mayor registrado por EEUU desde 2008, cuando se ubicó en US$ 708.000 millones. En relación a China, con quien Trump cree librar una «guerra comercial», el saldo negativo marcó un nuevo récord al subir a US$ 419.000 millones, 12% más que en 2017.

El otro factor de riesgo global señalado por el FMI, la deuda pública, alcanzó  un nuevo récord en los Estados Unidos al sumar US$ 22 billones, cifra superior al PIB. Cuando Trump llegó a la presidencia, la deuda se ubicaba en US$ 19,95 billones de dólares. Las rebajas fiscales y el aumento de gastos, especialmente en el armamento, dispuestos por Trump, aumentaron su peso.
El déficit presupuestal aumentó 17% hasta US$ 779.000 millones en 2018 y, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), se incrementará este año hasta llegar a US$ 900.000 millones.

Presionada por Trump, la Reserva Federal se aprestaba al  cierre de esta edición, 31 de julio, a disponer la primera rebaja en las tasas de interés (actualmente situadas en 2,25%-2,50%), en 0,25%, que podría ser seguida de una segunda antes de fin de año.

Es verdad que los centros tecnológicos y de innovación más avanzados del mundo (nucleados en Silicon Valley) siguen situados en EEUU, pero el Financial Times señala que tanto los habitantes como los aliados de la Unión que esperan que Trump deje pronto el  poder deben prepararse para lo peor, debido a que la gran recesión que anuncia ni siquiera se vislumbra.

 

Europa toma sus precauciones económicas y militares

En Europa se dan tres novedades principales: la consolidación de una nueva organización de la cooperación militar llamada Iniciativa Europea de Intervención (IEI), que constituye la previsible respuesta a los agravios de Donald Trump hacia el G7 y la OTAN, así como sus coqueteos con Rusia y Corea del Norte y el rechazo al Tratado con Irán.

La nueva organización nació estruendosamente el 14 de julio en París en el tradicional desfile militar en los Campos Elíseos, presidida por Emmanuel Macron, Angela Merkel, los representantes de Pedro Sánchez  y Theresa May, y los presidentes de Estonia, Finlandia y Portugal, así como los primeros ministros de Bélgica y Holanda, la ministra de Defensa danesa, el todavía presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

La segunda es la consolidación del predominio de la línea política y económica de Ángela Merkel que, luego de las recientes elecciones parlamentarias, coloca en la presidencia de la Comisión Europea a su exministra de Defensa, Ursula von der Leyen, y en la presidencia del Banco Central Europeo (BCE) a Christine Lagarde, una partidaria de los ajustes fiscales permanentes (disfrazados de «austeridad») en lugar de Mario Draghi, impulsor de las políticas expansivas keynesianas que restablecieron el crecimiento en la periferia de Europa. Merkel ha logrado (¡o tempora, o mores!) convertirse en el centro más firme de respuesta a los exabruptos de Trump, como el reciente ataque a cuatro congresistas norteamericanas de ascendencia extranjera (a las que instó, vía tuit a volver a sus países de origen), señalando que la fuerza del gigante norteamericano radica en la contribución al país de personas de distinto origen, y agregando que los comentarios del presidente «son contrarios a la grandeza de Estados Unidos». La canciller alemana también se refirió a la relación que espera tener con el Reino Unido cuando se materialice el brexit, diciendo que «el Reino Unido seguirá siendo un socio, incluso si no es miembro de la Unión Europea en el futuro».

Macron afirmó que «jamás, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Europa ha sido tan necesaria; la construcción de una Europa de la defensa, vinculada a la Alianza Atlántica de la que celebramos este año su 70º aniversario, es para Francia una prioridad», seguido atentamente por la mirada de Angela Merkel. El grupo, ajeno a  la Unión Europea, y que prescinde de la presencia de Estados Unidos, lo forman Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Estonia, Francia, Holanda, Portugal y el Reino Unido.

En materia económica, el presidente saliente del BCE, Mario Draghi (puesto en el cargo por la «barra del MIT», que ubicó como economista jefe del FMI a Maurice Obstfeld en los felices tiempos de Obama, cuando Bernanke, Yellen y Stanley Fischer manejaban la Reserva Federal con políticas expansivas), se despide manteniendo congeladas las tasas de interés, con un amplio paquete de estímulos y con la ilusión de que su sucesora, Christine Lagarde, continuará con la era de medidas keynesianas.

Draghi, que esperaba dejar Europa en crecimiento e incluso irse con la que habría sido la única subida de tipos de interés en ocho años de presidencia, debe partir con un conjunto de estímulos que signarán la institución más allá del 1º de noviembre, día de la llegada de Lagarde.

Es interesante señalar que El País de Madrid observa que «todo apunta a que Lagarde llegará a Fráncfort con una línea continuista. En sus años al frente del Fondo Monetario Internacional, la francesa ha defendido los tipos de interés negativos y las compras de activos impulsadas por los bancos centrales de Europa, EEUU y Japón. Hace solo tres meses insistía en la necesidad de continuar con los estímulos mientras la inflación se mantuviera por debajo de los niveles deseables», lo cual prueba el doble discurso del FMI tan señalado desde Caras y Caretas.

 

La ralentización de China Popular

En el segundo trimestre del año, China tuvo un crecimiento de 6,2%, la menor tasa de crecimiento trimestral en 27 años, desaceleración que puede significar un severo riesgo para los equilibrios económicos mundiales a mediano plazo. Es evidente que la «guerra de aranceles» con Estados Unidos ha dañado la economía de la segunda superpotencia del mundo, que es la principal importadora e inversora en numerosas regiones del planeta, comenzando por África y América Latina.

Se trata de un peligro que amenaza seriamente la estabilidad económica global y también a los Estados Unidos, la mayor parte de cuya deuda está en posesión de la potencia asiática.

Otro motivo para desear que Donald Trump deje el poder en las próximas elecciones estadounidenses.

 

Los megamillonarios de EEUU quieren pagar más  impuestos

Al revés que nuestros grandes millonarios, los de Estados Unidos desean colaborar directamente, a su costo, con el desarrollo de su país. Así como en plena Gran Recesión, 50 megamillonarios (entre  los que estaban Warren  Buffet, Mark Zuckerberg, George Soros, Steven Spielberg y otros famosos) ofrecieron donar la mitad de sus fortunas al erario público para solventar la crisis, ahora apareció una carta abierta en la que un grupo de 19 multimillonarios defienden crear un impuesto federal del 1% para el 1% más rico de la población.

George Soros, Abigail Disney, Chris Hughes y la familia Pritzker enviaron un mensaje para el ganador de las elecciones de 2020: piden crear un impuesto federal específico para las familias más ricas.

En la carta señalan que sería un paso «justo y patriota que reforzará la libertad y la democracia». Aunque va dirigida a los dos grandes partidos, está respaldando las propuestas de los candidatos que defienden que se grave más a los más ricos, que son los aspirantes demócratas Elizabeth Warren, Bernie Sanders, Pete Buttigieg y Beto O’Rourke.

Los millonarios que firman la carta proponen un impuesto del 1% para el 1% más rico.

«Escribimos a todos los candidatos a la presidencia, sean republicanos o demócratas, para que apoyen un impuesto moderado a las fortunas del 1% más rico, del 1% de los estadounidenses, nosotros.

La riqueza de este 1% es casi igual que la del 90% de la población estadounidense.

El próximo dólar de nuevos ingresos impositivos debe provenir de los más adinerados, no de los estadounidenses de medianos o bajos ingresos», señalan.

Otros participantes de la iniciativa son Louise y Robert Bowditch, Stephen English, Agnes Gund, Catherine Gund, Nick Hanauer, Arnold Hiatt, Molly Munger, Justin Rosenstein, Stephen M. Silberstein y Ian T. Simmons.

Igualitos que en Uruguay.

 

 

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