Un año después de que el Papa Francisco se manifestara a favor de que algunas personas divorciadas que se volvieran a casar podrían volver a recibir la comunión, cuatro cardenales conservadores denunciaron a través de una carta lo que consideraban un grave atentado contra la unidad de la Iglesia católica por parte del máximo Pontífice “Lo que es un pecado en Polonia es correcto en Alemania, lo que es prohibido en la arquidiócesis de Filadelfia es legal en Malta y así sucesivamente” protestò Carlo Caffarra en la carta firmada también por otros tres guardianes intransigentes del dogma milenario, Raymond Burke, Walter Brandmüller y Joachim Meisner. La carta fue escrita el 25 de abril y entregada a el papa a inicios de mayo pero no obtuvieron respuesta ninguna de modo que los autores decidieron volverla pública, informo Sandro Magister, que publico el texto en el sitio de la revista italiana “L’Espresso“. Estos cuatro cardenales ya habían enviado una carta explosiva al Pontífice en la cual lo acusaban de haber sembrado la confusión y exigían una respuesta a sus dudas sobre las recomendaciones relativas a la familia, publicadas en abril. En estas recomendaciones el Papa argentino aseguraba que quería abrir la iglesia a los fieles en situación irregular como los divorciados que se volvieran a casar por vía civil, que en algunos casos podrían ahora recibir la comunión. Decidir quién pueda comulgar y quien no es una decisión que corresponde a cada obispo lo que da lugar a disparidades locales. Para los cuatro cardenales que firmaron la carta, el matrimonio católico es indisoluble y toda relación con una nueva compañera es un pecado mortal de adulterio. Ellos protestan contra el acceso a la eucaristía de los que viven públicamente en una situación de pecado grave y que pretenden continuar en ella a pesar de sus acciones pero también contra una concepción de conciencia moral contraria a la tradición de la Iglesia Católica. Los cuatro cardenales mencionan una situación grave en la que varias comunidades cristianas se están dividiendo y por tal razón piden de nuevo al papa una audiencia la que aún no se les ha concedido.
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