Si bien la situación política y social está presente en los contenidos de las distintas expresiones culturales del Carnaval de río de Janeiro, el contexto de un Presidente de ultra derecha y de un alcalde evángelico que se ha declarado en contra de la tradicional fiesta, ha acentuado las protestas.
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Este año, Marcelo Crivella, alcalde y obispo evangélico del Partido Republicano, decidió retirar los fondos para esta tradicional fiesta.
Desde que asumió las riendas de la ciudad en 2016, Crivella dejó claro que no simpatizaba con el Carnaval y llevó a cabo un corte progresivo del financiamiento público a estos grupos, que pasaron de recibir dos millones de reales cada uno en 2017 a no contar con ningún apoyo este año.
Una de las escuelas de samba más importantes de Río de Janeiro, Mangueira, encendió la polémica al presentar un tema inspirado en la teología de liberación.
El espectáculo estrenado el domingo en el sambódromo de Río fue protagonizado por un dios polimorfo “de rostro negro, sangre india y cuerpo de mujer”, según la letra de la nueva samba de Mangueira, encarnado en el desfile por la reina de la batería afrobrasileña Evelyn Bastos.
Antes del desfile, una campaña orquestada en las redes sociales bolsonaristas y los grupos religiosos ultraconservadores tacharon la producción de blasfemia.
Sin embargo, Mangueira estuvo preparada para la confrontación y en una obvia referencia al bolsonarismo y la ultraconservadora bancada de la Biblia en el Congreso, en su nueva canción de samba incluyó la letra: “¿Por qué, de nuevo, los profetas de la intolerancia clavan mi cuerpo?”.
La presentación de la escuela de samba trasciende al carnaval. Mangueira es una fuerza cultural y política importante en Brasil.
Mangueira no fue el único grupo en abordar el tema religioso. La escuela de samba Grande Río causó conmoción en el sambódromo de Río de Janeiro cuando personas a bordo develaron una enorme pancarta que decía «RESPETA MI AXÉ» ante el público entusiasta.
Axé es la fuerza vital cósmica de la religión afrobrasileña candomblé, y Grande Río hizo un llamado a las decenas de miles de espectadores en las gradas del sambódromo y a las decenas de millones de personas que observaban desde casa a que acepten a las personas de fe afrobrasileña mientras el país suramericano es presa de una ola de acosos relacionados con la propagación del evangelismo.
Miembros de la escuela Grande Río, como Jaciel Henrique, dijeron que aprovechaban la tradicional competencia de escuelas de samba de Río para decirle al mundo que las religiones con influencia africana, como el candomblé, necesitan ser respetadas y protegidas.
Uno de los desfiles que más captó la atención fue el de la escuela de samba Académicos de Vigário Geral, que mostró a un payaso portando la banda presidencial del país, en una clara alusión a Jair Bolsonaro.
La escuela Portela rindió un homenaje a los indígenas tupinambá, que vivían en la región de Río antes de la colonización portuguesa.