El caso Odebrecht, la poderosa empresa constructora brasileña que distribuyó coimas y sobornos por gran parte de América Latina, comenzó a transformarse en un dolor de cabeza para el gobierno de Mauricio Macri. La vinculación del jefe de la Inteligencia con la firma y el estrecho vínculo de este con el presidente causan preocupación y desvelos.
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Siempre se pensó que el caso salpicaba solo al gobierno de Cristina Fernández, pero los hechos estarían demostrando que Macri y sus colaboradores tienen mayores implicancias.
De acuerdo a lo que informa El País, de Madrid, el jefe del espionaje, Gustavo Arribas, “amigo del presidente –hasta el punto de que le alquila el departamento de lujo en el que vivía antes de trasladarse a la residencia oficial- se ha visto obligado a declarar ante la justicia argentina por unas transferencias de casi 600.000 dólares que le hizo en 2013 Leonardo Meirelles, la persona que utilizaba habitualmente Odebrecht para pagar sus sobornos”.
La hipótesis manejada por el diario La Nación -que publicó la noticia-, “es que se trataba de una coima por la obra del tren Sarmiento, en la que participaba el primo de Macri, Ángelo Calcaterra”, agrega El País.
Arribas -indica el diario- “ofreció unas explicaciones confusas y finalmente presentó un papel para tratar de demostrar que ese dinero –el solo reconoce 70.000 dólares, no 600.000- fue para pagar los muebles de una casa de lujo que vendió en São Paulo, donde vivía. Sin embargo la escritura de la venta es de 2015 y la transferencia es de 2013. Arribas alegó que el comprador se había retrasado en registrar la documentación”.
“Macri parece ahora especialmente interesado en que se desvelen los intermediarios argentinos que recibieron esos 35 millones de dólares en sobornos de Odebrecht porque está convencido de que el escándalo girará de nuevo hacia el kirchnerismo”, subraya.
Al contrario que en Perú o Colombia, el caso en Argentina todavía no ha alcanzado directamente a expresidentes, y la empresa Odebrecht trabaja con normalidad, mientras en otros países sus contratos se han cancelado. “De hecho Macri inauguró recientemente una obra de la compañía en Córdoba, y apareció rodeado de obreros con cascos de Odebrecht en plena polémica por los posibles vínculos del jefe de los espías con los sobornos que han dinamitado la política brasileña y amenaza al resto del continente”, sentencia El País.