El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski (PPK) se fue por corrupto. Llegó con un discurso neoliberal y aplicó ese programa, apoyándose en pactos con otros grupos no menos corruptos, como los seguidores del expresidente y exdictador Alberto Fujimori. Y pagó caro. Fueron los propios fujimoristas quienes dieron a conocer el video que dejó en evidencia la maniobra para comprar votos en el Parlamento y así evitar su destitución. Pero PPK no fue sólo un presidente corrupto y firme defensor del programa neoliberal que priorizó los intereses de las transnacionales mineras. Fue un ejecutor aplicado de la política de la derecha hacia el gobierno venezolano. PKK fue el promotor del denominado Grupo de Lima, convergencia de varios gobiernos latinoamericanos, y de Estados Unidos, con el respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de su secretario general, Luis Almagro, destinado a desestabilizar y aislar el gobierno de Nicolás Maduro y el proceso bolivariano. Se trata de una agrupación multilateral establecida tras la denominada Declaración de Lima del 8 de agosto de 2018, cuyo objetivo declarado es dar seguimiento y buscar una salida a la crisis venezolana; reclama “elecciones libres”, ofrece ayuda humanitaria y critica la actitud de ese gobierno, a la que califica de “ruptura del orden institucional”. O sea, desestabilizar al país e impedir el diálogo. De hecho, intentó boicotear los encuentros entre el gobierno y la oposición en República Dominicana. Lo integran: Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Brasil, Costa Rica, Estados Unidos, Guyana y Santa Lucía. Para la excanciller venezolana Delcy Rodríguez, se trata de un grupo de “gobiernos fracasados” que, bajo la conducción de Almagro, no han conseguido aplicar la Carta Democrática en contra de Venezuela. La web Rebelión lo califico como una “cofradía” alentada por Washington y la OEA para “dividir a la Patria Grande; actúa como punta de lanza permanente contra Venezuela, mientras calla ante procesos electorales fraudulentos, asesinatos cotidianos, más pobreza, tarifazos, escandalosos hechos de corrupción y juicios infundados a líderes progresistas que enfrenta la región”. Desde su fundación, el grupo se ha dedicado a poner obstáculos de todo tipo, oponerse a todas las medidas del gobierno de Maduro y no respaldar el diálogo con la oposición. Rechaza las elecciones, y en este sentido respalda a los sectores más duros e ignora a los que aceptaron participar en los comicios. El último acto de este grupo fue respaldar la decisión de PPK de dejar afuera de la VII Cumbre de las Américas -el encuentro de todos los países del continente-, a realizarse en abril en Lima, al gobierno de Venezuela. No invitaron a Nicolás Maduro -que igualmente anunció que concurriría- y voceros del gobierno peruano llegaron al extremo de anunciar que si el gobernante bolivariano pisaba suelo de ese país, lo iban a considerar como una agresión. Esa decisión motivó el envío de una carta del presidente Tabaré Vázquez solicitando que se revea esa decisión. Ahora, tras la renuncia del mandatario peruano, se ha alejado la posibilidad de que se dé marcha atrás a esa postura. La alianza no reconoce a la Asamblea Constituyente venezolana y exige aplicar la Carta Democrática Interamericana para, de esa manera, dar el golpe de gracia que aísle a Venezuela del resto del continente. Este grupo recientemente consideró que la convocatoria a elecciones, las que fueron postergadas mediante un acuerdo con la oposición. Considera que los comicios no garantizarán un proceso justo, libre, transparente y democrático. Por detrás de esta maniobra pergeñada por sectores reaccionarios y ejecutada por PPK, aparece la figura del secretario general de la OEA, Luis Almagro. Este no sólo respaldó al grupo y todas y cada una de sus decisiones y acciones, sino que ha sido un firme cuestionador de todo lo que pasa en Venezuela. El secretario de la OEA ha participado en las coordinaciones de la próxima Cumbre de las Américas de Lima y, en particular, en el respaldo a la decisión de Perú de retirar la invitación al presidente de Venezuela. Almagro no perdió la oportunidad de calificar de “farsa” la convocatoria de elecciones presidenciales en Venezuela. El mismo calificativo se cuidó de usar al tratarse de los comicios en Honduras, viciados por completo de nulidad por las maniobras destinadas a impedir el triunfo de un candidato opositor. Honduras se hundió en el caos y decenas de personas fueron asesinadas en las manifestaciones de protesta. La voz de Almagro no se escuchó. Defendió Almagro la aplicación de más sanciones, “más fuertes, más abarcativas”, contra los dirigentes venezolanos. “Faltan dos o tres turnos más de sanciones, más fuertes, más abarcativas”, que afecten, dijo, “a los familiares de los dictadores, al sistema político y, obviamente, a aquello de lo que vive el sistema político hasta ahora”. Sin embargo, el Grupo de Lima nada ha dicho sobre el descomunal escándalo en los comicios de Honduras y las violaciones a los derechos humanos ni los asesinatos de militantes y activistas en Colombia, México o Brasil, así como violaciones a los derechos humanos en varios países del continente. En este sentido, es ilustrativa la renuncia del jefe de la Misión contra la Impunidad de Honduras (Maccih), Juan Jiménez Mayor (ver recuadro), quien reprochó a la OEA no apoyar sus esfuerzos por cumplir la tarea que le fue encomendada en 2016: limpiar la corrupción en Honduras. Kuczynski no es sólo un corrupto, comprador de votos para impedir que lo destituyan y comprometido con la trama corrupta de la constructora brasileña Odebrecht, sino que también es un aplicado ejecutor de las políticas de aislamiento de Venezuela y de ocultamiento de la violación de los derechos humanos en el resto de los países del continente.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
OTRA MANCHA PARA ALMAGRO - Renunció jefe de la misión contra impunidad en Honduras
El jefe de la Misión contra la Impunidad de Honduras (Maccih), Juan Jiménez Mayor, renunció a su cargo de forma irrevocable. A través de un mensaje en Twitter, en el que adjunta cuatro hojas de argumentos, el exministro de Justicia de Perú reprocha a la Organización de Estados Americanos (OEA) no haber apoyado sus esfuerzos por cumplir la tarea que le fue encomendada en 2016: limpiar la corrupción en Honduras, indica el diario español El País. Y, como siempre, Almagro en el centro de la polémica. Es que el secretario general de la OEA se ha caracterizado por su fobia contra el gobierno de Nicolás Maduro, una actitud casi paranoica, pero no se ha destacado por su denuncia de los repetidos, y en ascenso, asesinatos de activistas y militantes defensores de los derechos humanos -no se conoció pronunciamiento sobre el homicidio de Marielle Franco- y de las repetidas violaciones a la institucionalidad en el continente. La renuncia de Jiménez Mayor deja en evidencia el total desinterés por otras cuestiones que no sea el derrocamiento del gobierno de Venezuela. Critica Jiménez Mayor que Almagro ni siquiera lo recibió durante su visita a Washington el pasado 30 de enero, a pesar de que viajó expresamente para ello. Según él, Almagro no da a Honduras la misma importancia que a Venezuela. “Comparto y felicito la posición de Almagro sobre Venezuela, pero la OEA es más que Venezuela. La OEA también es Honduras. Es un organismo hemisférico que tiene que tener en cuenta los problemas de la región, no solamente los de Venezuela. Creo que Honduras se merece el respeto de la organización y merece que actúe en concordancia con los problemas que tiene este país”, dijo en una entrevista en televisión. La renuncia de Jiménez Mayor, agrega El País, se produce en medio de un agrio enfrentamiento entre la misión y la clase política hondureña a raíz de una investigación que implica a decenas de diputados. Asimismo unas pesquisas han dejado sola a la misión frente a los ataques recibidos y al “pacto de impunidad” sellado en el Congreso para impedir que esta pueda seguir investigando. En su nota de despedida, Jiménez señala que “a pesar de todos los obstáculos”, la Maccih ha generado desde 2017 resultados importantes en la lucha contra la corrupción y condenas importantes, como la de Mario Zelaya, exdirector del Seguro Social, o la investigación sobre la red de diputados que se habrían apropiado de fondos destinados a proyectos sociales. No obstante, su jefe no lo escuchó.