En El Salvador el meteoro dejó una cauda preliminar de 15 muertos, varios desaparecidos y decenas de miles de familias afectadas.
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La víspera las autoridades declararon la alerta roja debido a la magnitud de los daños y aunque las lluvias intensas ya cesaron, se temen derrumbes en viviendas y deslaves.
Antes de que llegara la tormenta, ya la situación era compleja por la presencia del coronavirus SARS-CoV-2. Con una población aproximada de seis millones de personas, buena parte de ellas en el exterior, en El Salvador hay más de 2. 580 casos y 46 fallecidos.
El combate a la enfermedad se ha visto obstaculizado por las tensiones entre el presidente Nayib Bukele y la oposición política, y se teme que el fenómeno natural contribuya a extender el virus entre la población.
No menos compleja es la situación en Guatemala, donde ocurrieron severas inundaciones y derrumbes debido a las lluvias que trajo Amanda.
Los últimos reportes indican que hubo dos muertos, entre ellos un niño de 9 años que fue arrastrado por un río.
Varias vías de comunicación, como una inaugurada hace pocos meses por el expresidente Jimmy Morales y que tuvo un costo millonario, quedaron inhabilitadas en un país donde habitualmente las obras públicas suelen ser de mala calidad y fuentes de corrupción.
En Guatemala el frágil sistema de salud se bate en retirada ante la Covid-19, que suma 5.087 casos y 108 muertes. Los hospitales están de tal manera saturados, que a los pacientes asintomáticos los deben alojar en hoteles para dejar espacio a los que ya desarrollaron los síntomas.
Ambos países tienen en común haber librado guerras internas durante muchos años, finalizadas tras la firma de acuerdos de paz que no llegaron a concretarse en una transformación de las injustas estructuras socioeconómicas, por lo que las causas que originaron los conflictos siguen presentes.
Estados Unidos tiene una marcada influencia en ambos Estados, lo que se traduce en oligarquías cada vez más poderosas, mientras la mayoría del pueblo permanece en la pobreza y la exclusión y es blanco preferido de plagas y meteoros.