Por Leonardo Borges y Mauricio Pérez
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Hace ya dos años, la opinión pública y los medios de comunicación estaban centrados sólo en una cosa: el caso Lola Luna Chomnalez. Valizas fue el centro de operaciones de cadenas noticiosas argentinas y los corresponsales de los canales montevideanos se convirtieron en las vedettes de los espacios informativos prime time.
Lola tenía 15 años. Era una joven bonita, de pelo negro y con una sonrisa delicada que llamaba la atención, incluso más que sus 167 centímetros de estatura. Como todas las chicas de su edad, tenía rasgos de mujer mezclados con gestos de niña. Proveniente de una familia de clase media alta de la República Argentina, era definida como una muchacha “muy tranquila, dulce y sociable”. Vivía junto a sus padres en el barrio de Caballito (Buenos Aires), tenía dos medio hermanos –producto de un matrimonio anterior de su padre–, y una gran vocación por el arte –tenía previsto estudiar en el Instituto Vocacional de Arte–.
Para festejar sus 15 años, cumplidos el 20 de diciembre, iba a viajar junto a su abuela –la reconocida chef Beatriz Chomnalez– a Estados Unidos, pero no pudo hacerlo porque su abuelo sufrió un pequeño quebranto de salud. El viaje debió postergarse y, por esa razón, Lola llegó a Valizas, el apacible balneario de la costa rochense. Allí la aguardaban su madrina (Verónica) y el esposo (Horacio), que habían alquilado una pequeña casa cerca de la playa. En la casa también se alojaba Víctor, el hijo de Horacio, de 14 años, y la pequeña hija del matrimonio, de tres años.
Su desaparición pocos días después estremeció a propios y ajenos. El hallazgo del cuerpo confirmó los peores pronósticos. Era la noticia que nadie quería dar, y la que sus padres (Diego y Adriana) y sus amigos no querían recibir. El cuerpo fue encontrado por un hombre residente en la zona y su hijo, que se habían lanzado en búsqueda de la joven como otros tantos vecinos de Valizas. El cuerpo estaba acostado, en posición fetal, con la cabeza mirando hacia la derecha, como “acurrucado” debajo del médano. Días después apareció la mochila con los rastros de sangre de un supuesto agresor.
La confirmación de su muerte abrió una caja de Pandora en la que se mezclaban el morbo de los medios, la supuesta ineficiencia de la Policía, una serie de errores cometidos en esas primeras horas de instrucción judicial y una larga lista de sospechosos que iban descartándose uno a uno bajo la atenta mirada de los medios. Los primeros en declarar fueron la madrina de Lola y su esposo, algo que era previsible, si se tiene en cuenta que –según estadísticas internacionales– en estos casos, 73% de los homicidios ocurre en el círculo cercano a la víctima.
Pero tras la euforia de los primeros días, las coberturas en vivo se fueron apagando hasta extinguirse casi por completo. Dos años después, el caso sigue sin resolverse. La familia sigue sin recibir la respuesta que necesita y desea: saber quién fue el autor material o intelectual de la muerte de la joven. Sin embargo, el cúmulo de pruebas incorporadas en todo este tiempo –que se traducen en un expediente judicial de siete piezas y con más de mil fojas– hace que los investigadores sean optimistas en que más temprano que tarde el caso sea resuelto.
Estado de situación
El caso Lola no está en foja cero ni mucho menos. Durante todo este tiempo, pese a que estuvo a cargo de tres jueces y cuatros fiscales distintos, no estuvo paralizado en ningún momento. En este marco, la investigación permitió acumular el testimonio de casi cien personas –en intensas y extensas audiencias– y se incorporaron un centenar de oficios enviados a Policía Técnica, el Instituto Técnico Forense y otros organismos del Estado. A esto se sumó, que la investigación contó con la participación de tres equipos policiales de investigación: uno en Rocha, otro en Montevideo y otro coordinando.
Sin embargo, los últimos meses fueron claves en la investigación. El caso quedó bajo la órbita de la jueza Silvia Urioste y la fiscal Patricia Sosa, quienes le imprimieron un ritmo más intenso a la causa. Sobre finales de noviembre, los padres de Lola y el abogado de la familia, Jorge Barrera, se reunieron con la fiscal Sosa para conocer avances de la investigación.
Allí la fiscal les hizo una puesta a punto de la indagatoria y les planteó que había solicitado el diligenciamiento de unas 25 medidas probatorias para avanzar en la causa. Si bien la familia no pudo conocer detalles de esas medidas, existió conformidad con la actitud de la fiscal. Y sobre todo con el perfil de Sosa para encarar una investigación de estas características: se trata de una fiscal con conocimientos en materia de biología –fue profesora de Biología– y con estudios de posgrados en Criminología, lo que representa un plus para investigar un caso de estas características.
Por este motivo, la familia envió una nota al fiscal de Corte, Jorge Díaz, en la cual agradece el nuevo impulso que se le brindó a la investigación. La nota –según pudo saber Caras y Caretas – esta firmada por la presidenta del Consejo Nacional de Mujeres de Presidencia de la Nación (Argentina). Allí se agradece el trabajo realizado en este último año y se señala la necesidad de que se haga justicia en este caso, considerado como un femicidio. Además, la familia le hizo llegar a Díaz un pedido para que no cambie a la fiscal Sosa y que esta pueda seguir con la investigación.
A su vez, la familia de Lola presentó tiempo atrás un escrito en el cual pidió diversas medidas, entre ellas, que se coteje el ADN hallado en la mochila y en otras pertenencias de Lola con el banco de registros genéticos en poder del Ministerio del Interior, en particular con las personas privadas de libertad en las cárceles de Rocha y Las Rosas.
La legislación uruguaya establece la obligación por parte de la autoridades carcelarias de realizar una extracción de ADN a todas las personas procesadas con prisión, sin prisión o por la Ley de Faltas. En este sentido, la familia preguntó si ese banco genético estaba completo y si esa medida se estaba realizando en las cárceles del interior. Allí radicó la confusión inicial de algunos medios, ya que la defensa no pidió la extracción de ADN en masa de personas privadas de libertad, sino el cotejo con la base de datos que debería estar al día.
El puzzle
El juez Julio Olivera Negrín –hoy ministro de un Tribunal de Apelaciones– suele decir que una investigación criminal es un gran puzzle, con varias piezas, que el juez deben ir amoldando con paciencia, de forma de lograr una muestra de lo que sucedió. El caso de la muerte de Lola Chomnalez no es la excepción. Se trata de un rompecabezas muy difícil de armar, pero en el cual las piezas –que son todas las pruebas recopiladas durante la investigación– comienzan a amoldarse una a una.
Entre esas piezas hay algunas más importantes que otras, y otras cuya importancia aún no puede visualizarse con claridad, pero que de un momento a otro pueden cobrar valor. Entre esas piezas están la centena de testimonios recabados por la Justicia y los más de cien oficios tramitados por organismos públicos. También una serie de informes criminológicos que pretenden echar luz sobre lo que sucedió en Valizas hace dos años.
Por ejemplo, la Sede cuenta con informe de parte elaborado por el catedrático Guido Berro, experto en medicina forense. En su informe, Berro concluyó “en términos generales” que –por las características del crimen– el autor del homicidio sería un menor de edad o una mujer, según informó Subrayado.
A esto se le sumó una pericia psicológica de Lola –de forma de establecer el perfil de la joven– y otra pericia psicológica sobre la madrina y su entorno familiar. En el caso de la pericia de Lola, la misma incluyó el testimonio de familiares y amigos de la joven que viajaron especialmente a Montevideo para brindar su testimonio.
Asimismo se realizaron decenas de exámenes de ADN a personas que declararon en la Sede, de forma de contrastarlos con los restos encontrados en la mochila y en otras pertenencias de Lola. Pero el dato más importante es que ese examen genético permitió certificar que el ADN corresponde “a un masculino”, según dijeron fuentes policiales a este medio. En este marco, según pudo saber Caras y Caretas, uno de los pedidos de la Fiscalía es profundizar y ampliar el perfil criminológico del presunto autor del homicidio de Lola con base en los datos que están en el expediente.
“No hay una prueba que solucione todo. Todas estas pruebas que se realizaron en estos dos años serán importantes para, en su momento, poder contrastarlas con la declaración de el o los homicidas, que en algún momento deberán responder ante la Justicia. Pero si no se tienen todas estas piezas aisladas, el puzzle nunca se va a poder armar”, afirmaron las fuentes.
Hipótesis descartadas
Hace dos años –bajo el título ‘Las siete diferencias (diez años después)’– Caras y Caretas aportaba a la investigación del caso una punta de investigación basada en las declaraciones de informantes claves, semiólogos y criminalistas. Más allá del silencio natural del secreto de sumario, parecía que esta pista no se había seguido.
La historia no es ajena a los hechos presentes, de hecho, los modela. Mediante una memoria policial o judicial, se puede tener un “registro de perfil de cada delincuente, modus operandi, si está preso o en libertad, dónde actúa, cómo actúa”, entre otras pistas. Este registro lo tiene que manejar el Ministerio del Interior, según el especialista Robert Parrado,consultado en aquel momento.
El caso mencionado en la nota había sucedido diez años antes con similares características: modus operandi (ahogamiento por asfixia en la arena), zona geográfica (Rocha), sitio (la playa), perfil de las víctimas, entre otras. Dos de los investigadores de aquel crimen, sostuvieron a Caras y Caretas que ambos casos “son muy similares” y “altamente comparables”.
Finalmente el joven se entregó y fue procesado por “homicidio especialmente agravado”. Casualmente en los momentos en los cuales se buscaba denodadamente a Lola, este joven se encontraba con salidas transitorias. Fuentes oficiales indican, ya pasados 24 meses, que esa línea fue investigada por la Policía, pero finalmente se descartó.