«En respuesta al envejecimiento de la población (…), las parejas serán autorizadas a tener tres hijos», informó la agencia estatal de noticias Xinhua, citando las conclusiones de una reunión del buró político del Partido Comunista presidida por el presidente Xi Jinping.
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Las autoridades tomaron esta decisión con el objetivo de «mejorar la estructura poblacional» del país.» La medida garantizará que se alcance un «desarrollo económico de alta calidad», al tiempo que busca «mantener la seguridad nacional y la estabilidad social», sostienen.
El anuncio se produce a pocas semanas de conocerse los resultados del censo presentado el pasado 11 de mayo y elaborado cada diez años. En el año 2020, marcado por la epidemia de covid-19, el número de nacimientos cayó a 12 millones, contra 14,65 millones en 2019. En 2019 la tasa de natalidad (10,48 por 1.000) ya estaba en el nivel más bajo desde la fundación de la China comunista en 1949.
China cuenta ahora con casi 1.412 millones de habitantes, aunque el envejecimiento poblacional y la baja natalidad han hecho saltar las alarmas en Pekín. Entre las cuestiones más espinosas, las autoridades citaron las de «la visión de la familia por parte de los jóvenes» o los gastos desmedidos en celebraciones, dotes y regalos, que Pekín considera «malos hábitos sociales».
Uno de los objetivos del Gobierno a la hora de fomentar la natalidad -señalan- es contribuir a «reducir el gasto de las familias en educación», al tiempo que se compromete a «mejorar las bajas por maternidad». Asimismo, esta nueva política explora soluciones al problema del envejecimiento poblacional, como el retraso de la edad de jubilación y la puesta en marcha de una serie de garantías para los trabajadores jubilados.
Entre algunas minorías étnicas ya era posible concebir tres hijos, algo que no se aplicaba a los «han», la etnia mayoritaria en el país, lo cual había dado lugar a casos de mujeres forzadas a abortar por las autoridades o cuantiosas multas por incumplimientos, entre otras situaciones.
En octubre de 2015, el país había autorizado a sus ciudadanos a tener dos hijos, al relajar la estricta y polémica política del hijo único que había regido en China desde 1979 para mitigar el crecimiento alentado bajo el primer presidente de la República Popular China, Mao Zedong.
Pero esa nueva política no fue suficiente para reactivar la natalidad en caída libre por varias razones, entre ellas la disminución de los matrimonios, el aumento del costo de la vivienda y la educación y, posteriormente, la fertilidad más tardía de las mujeres que privilegian su carrera profesional.
En el otro extremo de la pirámide de edad, China tenía más de 264 millones de personas mayores de 60 años el año pasado. El grupo de los mayores de 60 años constituye ahora el 18,7% del total de la población, un aumento de 5,44 puntos porcentuales respecto al censo de 2010.
Por el contrario, la población en edad de trabajar (15 a 59 años) no representa más del 63,35% del total, 6,79 puntos menos que hace 10 años. En marzo, el parlamento votó un plan para aumentar gradualmente la edad de jubilación durante los próximos cinco años, para disgusto de gran parte de la población.