No hay tecnología peligrosa si está en buenas manos. Los riesgos están ahí, detrás de la pantalla y no podemos esperar a que la gente, los extraños, sean buenos.
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Mientras haya niños navegando en Internet sin conocimiento, tomando decisiones y adoptando, aunque sea desde la ignorancia o la falta de experiencia, comportamientos negligentes, están en situaciones de riesgo.
En pandemia, como el resto de los adultos, los peques han hecho de la tecnología su principal medio de comunicación, entretenimiento y educación.
De sopetón, de un día para otro, niños conectados, hiperconectados más bien, necesitan emplear tanto como lo adultos, herramientas digitales para su día a día.
Si desea conocer más sobre el tema le invitamos a escuchar el capítulo Uso de pantallas: cómo acompañar según la edad, del podcast “Cuando Todo cambió”, iniciativa de Unicef Uruguay con la participación especial de Natalia Oreiro.
La importancia de la supervisión
Con la movilidad reducida, Internet también es un desahogo para familias con hijos encerrados en casa. Se juntan muchas situaciones que requieren más que nunca recordar a las madres y padres que no deben relajarse ni olvidarse en la importante tarea de ponerse al día con los peques digitales en casa y supervisar siempre.
Someternos a circunstancias excepcionales no implica permisividad ni relajación, más que nada, porque estamos sentando un peligroso precedente.
¿Qué no debe faltar en casa con nuestros hijos si queremos que naveguen y hagan un uso positivo de Internet?
- La educación digital se aprende en casa
El primer error es creer que son conscientes de los riesgos de la Red por el simple hecho de ver que se manejan con soltura en Internet. Educación en riesgos no es lo mismo que “hacerse un tik-tok”, quizás en esto último nos den mil vueltas pero no en experiencia vital, seguridad y sentido común. La educación digital se aprende en casa. Dejar que los hijos aprendan por ensayo- error en la Red es como dejarle solos en un centro comercial con 8 años a ver cómo se desenvuelven. ¿Qué crees que va a ocurrir? Los niños no nacen conociendo los riesgos.
- Interesarnos por “su vida online”
El segundo pilar es infravalorar el valor que ellos le dan a su vida online y reputación digital, pensando que la Red “es cosa de niños”. Todo lo contrario. Ahora es buen momento para sentarnos con los peques y que nos enseñen cómo navegan, qué juegos les gustan, cuáles son sus Instagramers y Youtubers favoritos y por qué, y aprender juntos cultura digital. Descubrir y compartir el cibermundo con nuestros hijos puede ser una actividad familiar entretenida e interesante y de hecho, la forma más positiva de conocer su mundo e inquietudes sin que lo vean como un control.
- Supervisar con nuestros hijos e hijas lo que guardan en sus móviles
Supervisar de vez en cuando qué guardan en sus móviles o tablets, animarles a qué nos cuenten y ayudarles a que conozcan los peligros, como en otras facetas de la educación una buena comunicación con ellos es importante. A veces pueden compartir o recibir contenidos que no sean del todo apropiados por falta de madurez o desconocimiento. Por supuesto, un checking sobre “cosas que sí y cosas que no” pueden compartir como informaciones, vídeos o fotos de contenido personal, íntimo ni suyos ni de otras personas y el peligro de los “mensajes anónimos” o de terceros desconocidos.
- Crear un clima de confianza
Por último, crear un clima de confianza. Recordarles que pueden compartir cualquier momento de su tiempo en redes con sus padres y que hay que avisar si se encuentran con algo extraño o que les incomode. No hay nada malo en encontrar contenido nocivo de forma fortuita o que les contacte un desconocido mientras juegan. Es algo normal que les puede ocurrir y si ocurre, nos lo tiene que contar.
- Y por último una idea: crear un contrato con normas, límites y reglas
Queda toda una buena lista de deberes que nos van a ayudar a navegar de forma más segura. ¿Da pereza? ¡No puede ser! También nos sirve para nuestra propia seguridad, la de nuestros seres cercanos y, en general, para sentirnos seguros en un medio que puede parecernos hostil pero que ha llegado para quedarse y que nos brinda infinitas posibilidades. Deberes en casa como, por ejemplo, crear un contrato con normas, límites y reglas en el uso de dispositivos, la efectividad de las herramientas de control parental, útiles aunque no infalibles que nos ayudan en esa tarea de supervisión técnica; supervisar de cierta forma de vez en cuando qué guardan en sus móviles o tablets o su historial de búsqueda o navegación, etc. Un chequeo concreto que nos ayudará, sin dudas, a estar más tranquilos.