Ambos (el fotógrafo y yo) creímos saber con qué nos íbamos a enfrentar cuando llegamos a la casa de Julio Sánchez Padilla. Así que, en principio, no hubo asombros. La vieja casona que se adivina desde la calle está en medio de un jardín cuidado y custodiado por dos perros, a cual más manso. La piscina es pequeña, y lo que otrora fue una especie de galpón, ahora es una suerte de jardín de invierno, que guarda todos los trofeos que se puedan imaginar. “Esta es mi vida”, dice el entrevistado, dándonos paso para mirar y admirar, mientras Junior, el viejo labrador, no nos pierde pisada. Miro a las paredes y al hombre. Creo que espero que alce la voz, como tantas veces lo escuché en Estadio Uno. Sin embargo, su hablar es calmo y eso me desconcierta. De reojo veo a mi compañero sacando fotos, totalmente entregado a su tarea. Sánchez Padilla nos engañó. No grita ni se apura por empezar la entrevista. Luego descubriremos que tampoco por terminarla. Lo que nos llevó a su casa no fue el fútbol, sino el empresario dueño de Cita, la vieja compañía de ómnibus amarillos, y el homenaje que le hizo el miércoles 7 la Cámara del Transporte del Uruguay, que presidió durante años y cuya posta tomó Juan Salgado. Los orígenes y el presente Sánchez Padilla cuenta que su relación con el transporte se remonta a su juventud, cuando proveía de lubricantes a Cita, la empresa de la que más tarde sería su propietario: “Era una compañía en quiebra, pero el día que don Filgueiras, que era su único dueño, decidió fraccionarla, yo pensé que era mi oportunidad y le compré 60% de las acciones. Luego hice lo mismo con el 40% restante. Nunca me arrepentí. La empresa empezó a subir porque tuve preocupación total y absoluta con respecto al personal y la forma en cómo se desarrollaba el orden interno. Tuve monumentales colaboradores”, afirma. Cuenta que su hija Claudia es la actual presidenta y que la dirige de manera “notable”. En lugar de expandir sus rutas, Cita las contrajo. Ya no va a Paysandú ni cumple con el servicio Bus de la Carrera, pero como contrapartida reforzó San José, Florida y Casupá. Para Sánchez Padilla, la situación del transporte mejora día a día: “En estos momentos se ven en la calle cientos de ómnibus, y cuando pasa uno, el que le sigue es mejor que el anterior porque las empresas nos hemos preocupado de mantener un alto nivel del vehículo, en una actividad que está regulada por el Estado o por la intendencia. Somos una empresa con 300 empleados, y eso no es poca cosa”, aseguró. En relación comparativa con los países de la región, considera que “estamos muy bien plantados, incluyendo Brasil, que tiene una actividad de transporte de pasajeros impresionante”. “En el transporte no se puede tener errores, ni en las rutas, ni con el vehículo ni con los pasajeros”, dice como pensando en voz alta. Luego recuerda: “Hace 40 años, donde está Tres Cruces no había nada. Sin embargo, como consecuencia de la terminal, el lugar se transformó en un punto neurálgico de la ciudad. Ahora se proyecta hacer una terminal en donde está el Mercado Modelo. Creo que está bien, el único detalle es que la gente tendrá que trasladarse hasta allí. Para que se vea la importancia del transporte, antes, el punto de encuentro era la plaza Libertad, y ahí nos íbamos todos a instalar al lado de Onda. Donde sea que pongan una terminal, esa zona se revitalizará”, asegura. Sánchez Padilla considera que el transporte de carretera no debe contar con más beneficios que los que cuenta, que es un precio especial en el combustible, para que su valor interfiera lo mínimo posible en el precio del boleto, “y está bien hecho”. Antes de retirarnos, revivió los elogios que recibió en los últimos días: “Me siento muy feliz por todo lo que he hecho hasta ahora, en cuanto a todas las actividades que he desarrollado y en haber recibido la distinción de la Cámara de Transporte con la presencia del señor presidente de la República en ese agasajo, y que me ha hecho sentir -un poco pedantemente, debo decir- importante. Me di cuenta ayer, cuando las cosas ocurrían como ocurrían, y debo decir que sigo siendo el mismo que cuando empezó todo esto”. Ahora sí era el Sánchez Padilla que todos conocemos.
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