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El fin de semana transcurrió más tranquilo que en jornadas anteriores, aunque también se realizaron manifestaciones, que en la capital, a pesar de desarrollarse pacíficamente, fueron dispersadas con chorros de agua y gases lacrimógenos.
Incluso, miles de ciclistas llegaron el domingo hasta la residencia del presidente Sebastián Piñera, para exigir una nueva Constitución y mejoras sociales.
Para hoy, la Mesa de Unidad Social, que reúne a casi un centenar de organizaciones sindicales, sociales, profesionales y estudiantiles, convocó concentraciones a medio día ante las sedes del Congreso Nacional en Santiago y Valparaíso así como en las oficinas de parlamentarios.
El objetivo es exigir que se detenga en ambas Cámaras el debate legislativo de proyectos de la agenda legislativa que ha pretendido impulsar el gobierno.
Asimismo a las 17:00 horas se espera repetir en la plaza Baquedano en esta capital, la marcha que congregó un millón de personas el viernes de la semana anterior.
Las reivindicaciones de los millones de chilenos desde el 18 de octubre se van centrando paulatinamente en la exigencia de una nueva Constitución, y en lo inmediato, en el aumento del salario mínimo a 500 mil pesos líquidos (el gobierno propone que sea de 350 mil) así como incrementos sustanciales de las prensiones.
También demandan la rebaja en tarifas de servicios básicos como electricidad, agua y transportes y su paso a propiedad estatal, y servicios de educación y salud públicas con calidad y al alcance de todos los ciudadanos, la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y justicia y castigo para los violadores de los derechos humanos.
Asimismo llaman a rechazar la fuerte represión ejercida por las fuerzas policiales y militares durante los más de 15 días de protestas sociales, que han dejado un saldo de al menos 20 fallecidos, cerca de tres mil heridos según cálculos de la Cruz Roja, y más de cuatro mil detenidos, incluyendo cientos de menores de edad, entre otras violaciones.
