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Coronavirus: ¿se fugó de un laboratorio?

Nueva información ha reavivado el examen de este posible origen del coronavirus, que los expertos todavía consideran improbable, pero cuya investigación vale la pena.

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Meses después de que una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinara que era «extremadamente improbable» que el nuevo coronavirus se escapara por accidente de un laboratorio de Wuhan, China, la idea ha vuelto a ser noticia. Esto ha dado un nuevo impulso a una hipótesis que muchos científicos consideran improbable y que algunos han descartado por ser una teoría de la conspiración.

La atención renovada llega poco después de la orden del 26 de mayo del presidente Joe Biden para que las agencias de inteligencia estadounidenses «redoblen esfuerzos» para investigar los orígenes del coronavirus. El 11 de mayo, el asesor médico jefe de Biden, Anthony Fauci, reconoció que ahora «no está convencido» de que el virus se desarrollara de forma natural, un cambio aparente frente a lo que contó a National Geographic en una entrevista el año pasado.

El mes pasado, más de una docena de científicos —importantes epidemiólogos, inmunólogos y biólogos— escribieron una carta publicada en la revista Science que exigía una investigación exhaustiva sobre dos teorías viables del origen del virus: el salto natural de un animal a un humano o un accidente en el que se liberó una muestra salvaje de laboratorio que contenía el SARS-CoV-2. Instaron a que ambas teorías «se tomen en serio hasta que tengamos datos suficientes» y escribieron que una investigación adecuada sería «transparente, objetiva, basada en datos, que incluya diversas especialidades, sujeta a una supervisión independiente» y con los mínimos conflictos de interés, si es posible.

Preguntas sin responder

Los orígenes del SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, que ha infectado a más de 171 millones de personas y matado a casi 3,7 millones en todo el mundo al 4 de junio, aún no están claros. Muchos científicos, incluidos los que han participado en la investigación de la OMS, creen que la explicación más probable es que saltara de un animal a una persona, quizá de un murciélago a un humano directamente o a través de un hospedador intermedio. La transmisión de animales a humanos es una ruta habitual para muchos virus; al menos otros dos coronavirus, el SARS y el MERS, se propagaron a través de este tipo de salto zoonótico.

Otros científicos insisten en que vale la pena investigar si el SARS-CoV-2 se fugó del Instituto de Virología de Wuhan, un laboratorio que lleva más de una década estudiando los coronavirus en los murciélagos.

La investigación de la OMS —una iniciativa conjunta de científicos nombrados por la OMS y funcionarios chinos— concluyó que era «extremadamente improbable» que el virus se escapara de un laboratorio. Con todo, el equipo de la OMS se topó con obstáculos que hicieron que algunos cuestionaran sus conclusiones; a los científicos no se les permitió realizar una investigación independiente y se les negó el acceso a los datos brutos.

Evidencias reveladas recientemente, publicadas por el Wall Street Journal, han echado más leña al fuego: según un informe de inteligencia estadounidense, tres investigadores del Instituto de Virología de Wuhan enfermaron en noviembre de 2019 y fueron al hospital. En los últimos días del gobierno de Trump, el Departamento de Estado publicó en un comunicado que los investigadores del instituto tenían «síntomas que coincidían tanto con la COVID-19 como con enfermedades estacionales habituales».

La mayoría de los epidemiólogos y virólogos que han estudiado el nuevo coronavirus creen que empezó a propagarse en noviembre de 2019. China afirma que el primer caso se confirmó el 8 de diciembre de 2019. Durante una sesión informativa en Pekín esta semana, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijian, acusó a Estados Unidos de «exagerar la teoría de la fuga de un laboratorio», y se preguntó: «¿realmente les importa el estudio del origen [del coronavirus], o están intentando desviar la atención?». Zhao también desmintió la información del Wall Street Journal de que tres personas habían enfermado.

Algunos científicos aún se muestran escépticos respecto a si se pueden sacar conclusiones sólidas. «Al final, yo creo que la cuestión» de los orígenes del SARS-CoV-2 «quedará sin resolver», afirma Schaffner.

Entre tanto, la ciencia «avanza mucho más lenta que los medios y los ciclos de noticias», dice Oren.

Vía National Geographic

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