Recientemente y luego de una investigación conjunta, entre el canal de televisión público alemán y el Washington Post, se ha conocido y documentado la intensa actividad de la CIA para el control y monitoreo de información de los países latinoamericanos en general y de los que participaron en la «Operación Cóndor», en particular.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Documentos desclasificados por el Archivo de Seguridad Nacional, aportan evidencia contundente de la actividad de la Agencia norteamericana de inteligencia, al tiempo que, echan por tierra cualesquiera de los argumentos que históricamente los Estados Unidos ha utilizado para afirmar que desconocían la situación de violación a los derechos humanos en países como Argentina, Chile y Uruguay, por nombrar apenas los más mencionados en la «Operación Cóndor».
La operación «Cóndor», sustentada por las formas militaristas de la década de los años 70 actúo, no sólo, al interior de las fronteras nacionales de los países que la sustentaron, sino que, además, expandió sus operaciones y actividades allende las fronteras nacionales mediante operaciones encubiertas de seguimiento y eliminación de opositores políticos.
Todas las comunicaciones que se producían desde las diferentes agencias nacionales a cargo de la Operación «Cóndor», usaban dispositivos de cifrado producidos por una supuesta empresa suiza Crypto AG que, en realidad, encubría al verdadero propietario de la misma: CIA.
Según informa El Post: » La compañía, fundada en la década de 1930 por el inventor sueco, Boris Hagelin, ya tenía un «entendimiento de caballeros» de larga data con la Agencia de Seguridad Nacional que se remonta a principios de la década de 1950 (…) Pero, a través de su propiedad secreta de la CIA / BND, EE. UU. y Alemania «manipularon los dispositivos de la compañía para que pudieran descifrar fácilmente los códigos que los países usaban para enviar mensajes cifrados (…) generando una gran cantidad de intercepciones de inteligencia de países de todo el mundo, entre ellos Irán, Egipto, Pakistán, Arabia Saudita e Italia (…) En 1995, la CIA compró en secreto la participación del BND por $ 17 millones, y fue propietaria de Crypto AG hasta hace solo dos años, cuando se liquidaron sus activos restantes»
Conocida como Operación «Tesauro» primero y como «Rubicón» después, ha sido considerada como una de las operaciones de recopilación de inteligencia más amplia del mundo.
Toda la actividad de Crypto AG fue denominada «Operación Minerva» e implicó el suministro de «miles de sofisticadas máquinas de cifrado a más de 100 países (…) En América Latina, los clientes incluyeron a México, Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, Venezuela y Nicaragua. El uso de esos dispositivos proporcionó a la CIA y a la Agencia de Seguridad Nacional la capacidad de decodificar miles de mensajes que potencialmente incluyen una serie de episodios históricos dramáticos, entre ellos: el golpe militar de 1973 en Chile; el golpe militar de 1976 en Argentina; el asesinato del coche bomba de Orlando Letelier y Ronni Moffitt en Washington DC en septiembre de 1976; el bombardeo terrorista de un avión de Cubana frente a la costa de Barbados en octubre de 1976; la revolución sandinista y la guerra contraria en Nicaragua que las fuerzas de seguridad argentinas apoyaron encubiertamente…»
Por el nivel e intensidad de control de las comunicaciones producida sobre los países miembros de la Operación «Cóndor», a partir de la «Operación Minerva», no resulta posible seguir sosteniendo que se trataban de acciones desconocidas por la Agencia Central de Inteligencia y por su intermedio, de los sucesivos gobiernos norteamericanos.
Con relación a esto último, el Post señala: «Las comunicaciones en bruto y los informes de inteligencia generados a partir de ellos, representan un tesoro de archivos aún secretos que podrían iluminar significativamente la oscura historia de la región, así como qué y cuánto los EE. UU. sabían sobre las operaciones allí (…) Las revelaciones en los documentos pueden proporcionar razones para revisar si Estados Unidos estaba en condiciones de intervenir, o al menos exponer, atrocidades internacionales».
En lugar de proceder a utilizar, el conocimiento informado surgido de estas interceptaciones y con ello iniciar acciones que pudieran haber puesto frenos a los horrores de la Operación «Cóndor», los Estados Unidos al priorizar el interés informativo de sus Agencias de inteligencia, se convirtieron en encubridores manifiestos de los mismos.
Los documentos desclasificados, aportan más evidencias sobre algo que se ha planteado infinidad de veces: la responsabilidad histórica de los Estados Unidos en todas las acciones vinculadas a los regímenes militares de América Latina y su larga secuencia de desapariciones, asesinatos, encarcelamientos y torturas.
Alertan, además, sobre la situación actual, en tanto resulta de orden conocer cuáles son los equipos que hoy se usan para los cifrados de comunicaciones en nuestros países, quiénes son sus suministradores y qué medidas se toman por parte del gobierno, para impedir la continuidad de esta actividad de monitoreo, control y seguimiento de las comunicaciones nacionales, por parte de la CIA.