Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME

¿Cuándo un hecho pasa a ser noticia?

Poe Eduardo Platero.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Estuve sin computadora una semana, lo que me impidió escribir mi nota de la semana pasada. Creo que ni Grille lo advirtió, lo que ha significado un bienhechor baño de modestia que, tal vez, me hacía falta. Uno se va creando una imagen aumentada de su importancia, de la importancia de sus opiniones y reflexiones, y de pronto, un pequeño inconveniente lo pone a uno en su sitio. De alguna manera, además de ser el baño de humildad que nunca viene mal, me llevó a reflexionar. Ayudado por esta perversa antigualla remendada que en ocasiones me facilita las cosas y en otras me crea dificultadas. ¡Me ata las manos! No me explico el afán de los diseñadores en crear inteligencia artificial; si examinaran mi computadora, la encontrarían instalada. Eso sí, maligna. Le encanta jugar conmigo. Ilusionarme con la idea de que es una formidable ayudante para, luego, darme contra el piso y mostrarme quién de los dos es quien manda. En fin… sus caprichos también me ayudaron. Primero se restableció el contacto entre teclado, pantalla y torre… pero no el sonido. Con lo cual estuve unos días viendo imágenes mudas. Justo los días finales de este formidable “suceso” constituido por lo que podríamos llamar “la dramática y trágica epopeya del Kiki”. Su horrendo e injustificable crimen cuando el asalto al supermercado, su inexplicable ubicuidad, ya que debía, por lo menos, otra muerte y su dramático y sorpresivo final. Hace poco que comparé la fulgurante aparición de algunos delincuentes y su temprano final con la opción que se le presentó a Aquiles. ¿Vida larga y sin relieve o corta y fulgurante? Seguro, es un desmesurado despropósito compararlos, pero… Todo depende de la escala de valores que tengamos en cuenta. Muerto por su propia mano, el Kiki ha dado lugar a innumerables reflexiones de las cuales me salvó la mudez de mi computadora. Antes, cuando tenía un televisor blanco y negro, me divertía quitarle la voz y mirar el programa de Sánchez Padilla. Por la gesticulación y el énfasis uno podía imaginar que estaban discutiendo el destino del mundo. En este caso, a partir de los gestos de Nano Folle –primus inter pares-, uno podía seguir sus reflexiones y tener una idea del “estado de situación”. Desde aquel infortunado asesinato del pizzero por parte de un menor -justo cuando se estaba por dilucidar si se bajaba o no la edad de imputabilidad a los menores-, creo que ningún otro crimen había alcanzado tanta dimensión como “suceso”·. Esto que me llevó a reflexionar, y todavía lo sigo haciendo, acerca de cuándo un hecho pasa a ser suceso. ¿Por qué ese y no otros? ¿Por qué en ese momento? Uno se queda con la duda: ¿los “hechos” existen cuando suceden o cobran vida únicamente cuando los medios lo toman por su cuenta? ¿Qué es lo que nos impacta y nos compromete opinión? ¿El hecho en sí o la noticia del hecho? Cuando aquel promocionado asunto que se dio en llamar “Primavera árabe”, a uno le mostraban encamisonados que corrían y se paraban haciendo pose con el fusil para la foto y le informaban que eran “luchadores por la libertad”. ¿Cómo saberlo? “Intríngulis chíngulis”, decía Anteojito en las historietas cuando se encontraba con algo complicado. Bueno, como Anteojito, yo me paro frente a esta cuestión de la “realidad virtual” de los hechos y no me decido. ¿Qué hubiera sido de Aquiles, Héctor y todo ese inmenso drama si la obra de Homero no hubiese llegado a nosotros? ¿Cuántos dramas similares estarán sucediendo en Siria, Afganistán, el naciente y condenado Estado kurdo? ¿Alguien, algún día, los convertirá en suceso? Pero, como dijo Martín Fierro: “Esos son otros asuntos…” y la emboscada de la cual ha sido objeto Tabaré me preocupa. Mucho más que los parientes de Caram o el consuegro de Tabaré, guardia de seguridad. ¡Lo emboscaron! No hay lugar a segundas interpretaciones. Veamos: se supone que Tabaré no participaría en la reunión a la que concurrió sorpresivamente, lo que reduce el número de sospechosos. ¿Cuántos sabían de antemano que concurriría? ¿Cuántos estaban esperando fuera del lugar de reunión antes de que supiesen que Tabaré estaba allí? No es casual que un grupo, un reducido grupo, estuviese esperándolo enardecido. Todo tenía y tiene aire de orquestado. Si fuese detective, preguntaría: ¿alguien salió de la reunión por un ratito? Pero no soy detective, no pregunto y me quedo con la duda. ¿Cómo supieron que Tabaré saldría por ahí? Lo que me lleva a preguntarme: ¿para qué cuernos existen los servicios de inteligencia? Al parecer, nadie, absolutamente nadie de quienes tienen la obligación de saber dónde está el presidente sabía nada. Nadie la vio venir. Nadie le dijo al mandatario con lo que se iba a encontrar a la salida. Tampoco nadie, por lo que mostraron las cámaras, lo acompañó y le cerró la puerta del auto. Ah, Bandeira, ¡se te extraña! Todos repudiaron lo acontecido, pero si Tabaré no actúa con el viejo reflejo de gurí de La Teja, podía pasar cualquier cosa. Creo que ni siquiera fueron sus reflejos tejanos, sino que alguien había marcado los límites. Alborotar, provocar, dar la sensación de un disgusto generalizado, pero no pasarse. No victimizarlo, sino victimizarse. Me hace acordar a la primera gira del Frente y el famoso incidente de Rocha en el cual un torpe  imbécil (confidente policial) aparentó querer matar a Seregni. Lo dije entonces, lo declaré en la Justicia Civil y luego en la Militar de la dictadura y lo sigo sosteniendo. Todo daba la impresión de que habían mandado a un presunto asesino para que la custodia de Seregni lo matase a la vista de la navaja. ¡Que ni siquiera era de resorte! Con una mano abrazaba a Seregni y con la otra sacaba la navaja. ¿Tendría tres manos? No. ¡Lo lo mandaron para mancharnos con un crimen que la providencial intervención de Sassano evitó desarmando e inmovilizando al presunto matador! El propósito era evidente: encerrarnos en Montevideo en donde no habían podido evitar nuestra creación, pero manchándonos con una exagerada defensa de Seregni que nos mostrase como violentistas. Bueno, en la campaña electoral de 1958 mandaban agentes expresamente a gritarle cosas a Luis Batlle levantando paquetes de yerba. La misma había más que duplicado su precio y esos agentes disfrazados de indignados se encargaron de poner el acento en el precio y conseguir que nadie vinculase el aumento de la yerba con la pérdida del mercado brasileño para nuestro trigo. Utilizando la Ley de Excedentes Agrícolas, Estados Unidos surtió de trigo barato y a pagar en moneda local a nuestros vecinos. 400.000 hectáreas de trigo teníamos sembradas para venderle a Brasil como le vendíamos todos los años. Vuelvo a decir, la 15 merecía perder, pero la ayudaron a desmoronarse los yanquis, Chicotazo y los ganaderos, que querían una devaluación y no le vendían reses al Nacional. La tuvieron ni bien asumió Azzini y llevó el dólar de cuatro a once pesos. La historia no se repite, pero se parece. Hoy, utilizando nuestras debilidades, nuestras estupideces y nuestra pasividad, nos están cercando. Resulta que lo grave no es que patotearon al presidente de la República, sino que el historial del falso colono se haya divulgado a través de la página de Presidencia. Una estupidez y el resultado de tener gente poco eficiente en los sitios equivocados. Si en todos estos años no aprendimos a filtrar noticias, no me explico cómo hace Búsqueda para obtener tantas filtraciones. Y si fue cosa de Tabaré, no me explico cómo no hubo nadie en su entorno que le dijera: “No, mirá, esto no se hace así”. Compañeros frenteamplistas, antes nos tocaban a un pegatinero y a la otra noche sacábamos 50 camiones a pegatinear todo Montevideo. Ahora resulta que nos sentamos frente al televisor a escuchar que nadie tenía nada que ver y a dar explicaciones. Bueno, no siempre hay que ser tan tolerante. ¿Será que a nadie le importa que nos patoteen al presidente que elegimos? Espero que las compañeras no se ofendan, pero el dicho es histórico. Cuando el último rey moro, luego de rendirse, se retiraba de Granada, volvió la cabeza para mirar por última vez su ciudad y rompió en llanto. Le dijo entonces la madre: “No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre”. Viniendo más cerca en el tiempo y la ocasión, recuerdan que en Martín Fierro está el dicho “al que nace barrigón es inútil que lo fajen”. Pues bien, si queremos dejarnos llevar por delante, ya está todo armado: autoconvocados rurales que quieren dictar la política económica. Autoconvocados urbanos que recorrerán el país reclamando seguridad. Las iglesias reclamando en defensa de “la vida” y “el matrimonio natural”. Y nosotros mirando la luna.  

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO