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Túnicas en Red: la electricidad usada de manera racional

Cuando los niños aprenden a hacer buen uso de la energía

El mes pasado, más de 600 niños y niñas de 25 escuelas coparon el Parque de Vacaciones de UTE y Antel durante dos días para tener lo que seguramente fue para ellos una fiesta inolvidable, pero también para sellar una experiencia de aprendizaje, también inolvidable, en el uso y cuidado de la energía eléctrica.

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El gerente de Mercado de UTE, Juan Carlos Patrone, dijo a Caras y Caretas que uno de los objetivos principales de este programa que el ente desarrolla institucionalmente es la promoción en el ámbito educativo del uso eficiente de la energía eléctrica. El jerarca explicó que el programa se desarrolla con una metodología muy concreta en la que se genera la constitución de equipos en las escuelas -denominados brigadas, formadas por docentes y alumnos, pero también pueden intervenir padres o vecinos- que tienen que relevar la iluminación con la que cuentan las escuelas: el salón, el exterior, el interior, los baños, con el objetivo de identificar los usos que se da a la energía. “Con eso identificamos dónde se hace un uso responsable de la energía y se desarrollan a partir de allí propuestas para reducir el consumo de energía eléctrica en la escuela. Esas propuestas se transmiten al programa y nosotros disponemos de personal especializado que las califica. Este año han participado unas 155 brigadas, lo que representa entre 4.500 y 5.000 personas que fueron desarrollando las distintas etapas durante todo el año, y en octubre -el 17 y el 18- hicimos la jornada de cierre en el Parque de Vacaciones de UTE-Antel”, recordó Patrone. Añadió que a esas jornadas concurrieron los escolares que presentaron las 25 propuestas mejor calificadas “para desarrollar actividades de integración, y este año incluyeron a niños que provinieron de 12 departamentos. La primera jornada se dedicó a la integración y la segunda, a exponer en una feria sus propuestas, las cuales fueron evaluadas por un jurado de personas vinculadas al uso eficiente de la energía, pero que no pertenecen a los equipos de especialistas que llevan adelante el programa durante todo el año”. Patrone explicó que de allí se seleccionaron las seis mejores propuestas, de las que surgieron los tres primeros premios y las tres menciones de este año. Consultado si con estas acciones los niños aprenden a cuidar la energía, el jerarca respondió que “indudablemente que sí, ya que se trata del sector más propenso a aprender y a adquirir hábitos. Por eso hay que tratar de influir en ellos en esta etapa de la vida”. “Ayudarlos a aprender a calcular el consumo de los equipos, cualquiera que ellos sean, es algo muy positivo. Además, combina con lo que están aprendiendo en otras disciplinas, como es el caso de presentar los resultados en forma gráfica, hacer cálculos, medir consumos; todo hace que perciban que lo que aprenden lo van a aplicar en la cotidianeidad. Los niños se enganchan mucho con eso porque lo aplican en la escuela, pero también lo pueden trasladar luego a su hogar”, remató Patrone. Respecto al futuro, el funcionario dijo que el programa continuará el año próximo y recordó que cada brigada trabaja dos años en esta actividad. En el segundo año lo que se hace es tratar de aplicar en la escuela las mejoras que ellos han elaborado. Agregó que en el segundo año de este programa, la escuela a la que pertenecen los niños está calificada para presentarse al Premio Nacional de Eficiencia Energética que impulsa anualmente el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM).   Buen uso energético Los días 17 y 18 de octubre se desarrolló en el parque el cierre 2017 del programa Túnicas en Red, una iniciativa de UTE en coordinación con el Consejo de Educación Inicial y Primaria, la Dirección Nacional de Energía (DNE) del MIEM y el Plan Ceibal, que promueve el aprendizaje del uso de la electricidad de manera eficiente en escuelas y hogares. A través de las “brigadas energéticas”, que son equipos integrados por docentes y alumnos, asesorados por personal de UTE, los chicos trabajan todo el año en identificar, procesar y difundir posibilidades de mejora en la eficiencia de los equipos e instalaciones eléctricas de sus centros de estudio. Los 602 niños que participaron de las jornadas en el parque forman parte de esas brigadas, constituidas en cada una de las 155 escuelas que intervinieron este año en el programa; fueron seleccionados por sus trabajos y propuestas. El miércoles 18, un jurado integrado por técnicos de Primaria, DNE, Udelar y UTE evaluó los trabajos expuestos y defendidos por los propios alumnos en los 25 stands instalados a lo largo del hall principal del edificio del parque. Tras una difícil deliberación, fueron elegidos los tres más destacados y se otorgaron tres menciones especiales.   Desde el interior Las tres brigadas que consiguieron los primeros premios -que el jurado otorgó en un plano de igualdad por la paridad de los trabajos- pertenecen a escuelas del interior del país: “Lucecitas de la 97”, de la Escuela N° 97 de Paysandú -de tiempo completo, con una población escolar de 135 estudiantes-; “Energéticos eficientes”, de las Escuelas 109 y 102 de Rivera -trabajaron en conjunto-; y “Brigada 120”, de la Escuela 120 de Salto -de tiempo completo, con una población de 500 estudiantes-. En los fundamentos de su fallo, el jurado destacó a los tres grupos que cubrieron en mejor forma todas las etapas y consignas que se establecen en las bases del programa. Las propuestas ganadoras exhibieron “una integralidad total”, con “resultados demostrables” y “apego a la metodología propuesta”. Una de las tres menciones especiales recayó en la brigada “Supernovas”, del Colegio N° 9 de Los Cerrillos, por su “gran coherencia entre el diagnóstico y las soluciones propuestas” y su “importante difusión”. Otra mención la llevó la “Brigada Nacional”, de la Escuela N° 165 del barrio Villa Española, Montevideo, por su “flexibilidad para implementar cambios sobre las medidas que se habían adoptado” y su “medición de impacto”. La restante mención fue para “7 Chispitas”, de la Escuela Rural N° 26 de Maldonado, por su “aguda visión para identificar un problema que se resolvió con la fabricación de un aparato casero”, según explicó el jurado. Estos chicos construyeron un horno solar con materiales reciclados y lo pusieron en funcionamiento para preparar unas galletas. De las 25 brigadas que participaron del cierre 2017, 22 pertenecen a centros de enseñanza del interior del país y tres son de Montevideo. La gran mayoría (20) son escuelas públicas, pero también fueron seleccionadas cinco representaciones de colegios privados, dos de Montevideo y tres de departamentos del interior. De las 20 escuelas públicas, 15 están radicadas en zonas urbanas y cinco pertenecen al medio rural.   Desafío de ingenio Después de un día destinado a la integración y los juegos -martes 17-, una parte de los niños se dedicó en la mañana del miércoles a recibir en sus stands la visita del jurado: Ing. Mariana Scala por la DNE, Lic. Ph. D. Javier Taks, por Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Udelar, Ing. Juan Pablo Kosut Cia por parte de UTE y el Mtro. Mag. Alejandro Acosta del CEIP. Durante cuatro horas los jurados se detuvieron frente a cada uno de los 25 stands, observando los folletos, maquetas, afiches, gráficas, adhesivos y demás objetos exhibidos allí como forma de ilustrar la tarea realizada durante el año por las brigadas. Durante el primer año, las brigadas aprenden los conceptos sobre el consumo eficiente, se hace hincapié en la investigación y el diagnóstico para identificar posibles deficiencias en el uso de la energía eléctrica en la escuela y proponen soluciones. En el segundo año se apunta a incorporar la difusión de las conclusiones obtenidas y su traslado al resto de la escuela y su entorno. Uno de los alumnos lo definió con precisión: “Ahora somos asesores en eficiencia energética”. Los stands de las 25 escuelas participantes y las exposiciones de los niños tuvieron un denominador común, que fue la calidad y seriedad de los trabajos expuestos, y una gran heterogeneidad en los medios utilizados, tanto para llevarlos a cabo durante el año como para exponerlos en esa instancia. Así, mientras algunos chicos optaron por describir al jurado cómo hicieron su diagnóstico, cómo investigaron y propusieron soluciones y los mecanismos para la difusión de ellas, otros se basaron en imágenes, videos, gráficas o fotografías; varios fabricaron stickers o afiches y no faltaron quienes se ganaron el aplauso cantando una canción compuesta por ellos mismos. Muchas brigadas confeccionaron planos de la escuela para identificar los lugares de mayor consumo de energía eléctrica y trabajar sobre ellos; otras organizaron encuestas o charlas para medir el grado de conocimiento sobre la problemática; algunas realizaron comparaciones de consumos y hasta hubo quienes midieron energía activa y reactiva o investigaron pérdidas. Las soluciones propuestas fueron desde las más elementales, como colocar avisos exhortando a apagar luces, reponer burletes en las heladeras, colocar “chorizos” debajo de las puertas para mantener el calor o timers en los calefones, hasta otras menos previsibles, como colocar las llaves de luz del baño más abajo porque los más pequeños no alcanzan y entonces quedaban siempre encendidas. En cuanto a la difusión de las conclusiones y buenas prácticas, también la exposición reveló creatividad e ingenio: hubo quienes apelaron a colocar afiches en la escuela y el barrio, otros a organizar charlas dentro y fuera de la escuela, otros incorporaron la visita a espacios radiales o televisivos y, por supuesto, no faltaron quienes se volcaron a las redes sociales, creando blogs o perfiles en Facebook. También alguna brigada ideó un video de difusión, dirigido principalmente a los más pequeños, y otra sorprendió con la creación de un juego de computadora en el que los equipos compiten respondiendo preguntas de múltiple opción sobre temas relaciones con la eficiencia energética. En su mensaje final, antes de la entrega de las distinciones, el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, apeló una vez más a una frase que repite insistentemente: “El futuro es eléctrico”. Los chicos que estaban allí escuchándolo podrían haber respondido: “Y está en buenas manos”.

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