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RESTABLECIMIENTO DE RELACIONES

Cuba-EEUU: el largo camino del entendimiento

A comienzos de diciembre de 2015 Cuba y EEUU pusieron sobre la mesa de negociaciones que intentan normalizar la convivencia entre ambos países.

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Caras y Caretas Diario

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Por Fernando Sánchez

Según la Comisión de Asignación de Reclamaciones Extranjeras, una agencia independiente dentro del Departamento de Justicia estadounidense, lo que Cuba debe a los ciudadanos de su país que fueron afectados por las nacionalizaciones supera la cifra de 7.000 millones de dólares. El país caribeño ha reiterado en varias ocasiones que está dispuesta a llegar a un acuerdo en este tema y pagar indemnizaciones, pero ha retrucado y ha puesto también sobre la mesa las compensaciones que Estados Unidos debería pagar por los daños y prejuicios que en todo este tiempo ha causado su política hostil a la isla. Esa cifra asciende a más de 121.000 millones de dólares, según una sentencia del año 2000 de un tribunal cubano. Ese exorbitante número incluye los costos de una amplia serie de agresiones, entre las que están la introducción de plagas y enfermedades, el cerco económico y comercial (el conocido bloqueo o embargo, según la visión de cada parte), y hasta los gastos para bloquear las señales de Radio y TV Martí, medios que desde la Florida arremeten contra el gobierno de La Habana. En una breve referencia la prensa de la isla señaló que en esta instancia “las delegaciones intercambiaron información sobre las compensaciones pendientes de solución entre ambos Estados. La delegación de Cuba expuso las bases de las reclamaciones, en particular las demandas del pueblo cubano al gobierno de los Estados Unidos por daños humanos y económicos, reconocidas por los tribunales del país”. Cada año y desde hace casi un cuarto de siglo Cuba presenta ante la Asamblea General de las Naciones Unidas un informe contra el bloqueo en el que explicita los daños causados por dicha batería de sanciones. Aun con el restablecimiento de la diplomacia entre los vecinos antagónicos y las conversaciones sostenidas a lo largo de este año, La Habana volvió a presentar en octubre pasado en Nueva York su resolución de condena, que esta vez recibió el abrumador respaldo de 191 de los 193 estados miembros. La posición cubana ha sido clara: mientras exista el bloqueo, seguirán presentando su resolución anual. restablecimiento de relaciones Cuba-EEUU 2 Desde el histórico 17 de diciembre de 2014, el presidente cubano, Raúl Castro, ha referido en varias ocasiones la capacidad que tiene Obama de, por lo menos, modificar la retahíla de sanciones que conforman el bloqueo y que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) vigila celosamente. Se sabe que el inquilino de la Casa Blanca no puede levantar el bloqueo por sí solo, pues éste está codificado en leyes que únicamente el Congreso tiene la facultad de derogar. Pero el mandatario estadounidense puede, mediante acciones ejecutivas, agujerear el cerco económico, algo en lo que hasta ahora no ha avanzado y que Castro no deja de recordar. Dos embajadas, dos banderas En horas de la mañana del 14 de agosto de 2015 el secretario de Estado, John Kerry, bajó la escalerilla de su avión en el aeropuerto internacional de La Habana y se convirtió en el más alto jerarca estadounidense en pisar suelo cubano en siete décadas. En marzo de 1945 Edward Stettinius Jr., secretario de Estado durante las presidencias de Franklin D. Roosevelt y Harry S. Truman, había estado en la isla caribeña cuando esta era gobernada por Ramón Grau San Martín. Kerry se dirigió inmediatamente a la que hasta ese momento había funcionado como la Oficina de Intereses para dejarla inaugurada como la Embajada de Estados Unidos. Ese caluroso día, frente al malecón habanero, el jefe de la diplomacia de Washington aseguró: “Es día para olvidar y superar barreras”, y agregó: “Sabemos que el camino es largo, y es por eso que decidimos comenzar ahora”. El secretario de Estado, que sorprendió ese día al decir una parte de su discurso en un comprensible español, expuso que “uno no necesita un localizador satelital para darse cuenta de que el aislamiento no era el camino correcto”, aunque señaló que los “líderes de La Habana saben que los Estados Unidos siempre serán paladines de la democracia y los derechos humanos”. Kerry se encargó de subrayar la posición de Washington con respecto a esos temas.“Quiero ser claro: el restablecimiento de las relaciones no es un favor que hacemos, sino un acuerdo de ambos gobiernos”, expresó. Señaló que el bloqueo, pese a la política de Obama, sigue en pie, y sólo una acción en el Congreso puede terminarlo. Sin embargo, destacó las acciones del presidente estadounidense para reducir las restricciones. Poco menos de un mes antes, la bandera cubana fue izada en Washington DC con la presencia del canciller caribeño Bruno Rodríguez. En ese momento el alto funcionario trasmitió el mensaje del presidente Castro en cuanto a la expresión de buena voluntad política y diálogo en base al respeto mutuo. “Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas culmina hoy una etapa del diálogo bilateral y se abre una etapa más difícil. Es grande el desafío porque nunca ha habido relaciones normales entre Cuba y EEUU” advirtió Rodríguez, quien volvió a subrayar que “sigue pendiente la eliminación del bloqueo, la devolución de la base naval de Guantánamo y el respeto a la soberanía”, aspectos que “darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy”. El canciller trasmitió en su discurso inaugural, que escucharon atentamente congresistas y autoridades del Departamento de Estado, “el respeto y el reconocimiento del gobierno y pueblo cubanos al presidente Obama de pedirle al Congreso el fin del bloqueo y, sobre todo, de hacer uso de sus facultades ejecutivas para terminar con esta política.” También agradeció al gobierno de la Confederación Suiza por el apoyo recibido en el proceso de normalización y a los países latinoamericanos que abogaron por el nuevo capítulo de las relaciones. Encuentros históricos Se habían visto las caras e intercambiado saludos durante el funeral de Nelson Mandela, en Sudáfrica, en 2013. El mismo día del histórico anuncio del restablecimiento de las relaciones sostuvieron una conversación telefónica en la que, según se informó, valoraron la trascendencia del paso dado. Sin embargo, no fue hasta abril de este año que Raúl Castro y Barack Obama se sentaron a dialogar personalmente. Ocurrió durante la VII Cumbre de las Américas en Panamá y fue uno de los momentos más relevantes de 2015. “Con el tiempo será posible para nosotros; podremos pasar la página”, dijo Obama tras el encuentro. A su lado, Castro agregó: “Nosotros estamos dispuestos a discutirlo todo. Con mucha paciencia”. “Nuestras labores inmediatas incluyen restablecer relaciones diplomáticas y que podamos abrir una embajada en La Habana y Cuba una en Washington”, dijo en aquel entonces el presidente estadounidense, y su contraparte advirtió que “no hay que hacerse ilusión, ha sido una historia complicada la de nuestros países, pero estamos dispuestos a avanzar”. En la cita panameña, ante el plenario de mandatarios latinoamericanos, Obama había dicho que iba a trabajar con Cuba por el futuro, a pesar de las diferencias: “Nosotros seguiremos hablando de valores universales y Castro seguramente seguirá hablando de sus temas; pero podemos tener muchas cosas en común”. Meses después, durante el 70º período ordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el encuentro volvió a repetirse. En Nueva York ambos líderes coincidieron en la necesidad de trabajar en la agenda de temas que ambos países han acordado para los próximos meses como parte del proceso hacia la normalización de las relaciones. Allí trataron cuestiones referidas a la cooperación en áreas de beneficio mutuo, así como la solución de problemas pendientes entre las dos naciones. Castro aprovechó la reunión para reiterarle a su homólogo la necesidad de terminar con las sanciones, y en su intervención en el plenario del organismo mundial reiteró que para hablar de lazos normales debía acabar el bloqueo, materializarse la devolución del territorio de Guantánamo ocupado por la base naval y cesar la subversión contra Cuba, que incluye las ya mencionadas trasmisiones de radio y televisión.

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