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IMM reglamentó el cuidado de vehículos

Cuidacoches certificados

En el transcurso de 2018, la Intendencia de Montevideo logró formalizar y capacitar a 920 hombres y mujeres que se desempeñan como cuidacoches en las calles de Montevideo con el objetivo de dignificar esta forma de ganarse la vida y, al mismo tiempo, recuperar la autoridad en la vía pública.

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Caras y Caretas Diario

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Por Meri Parrado

Caras y Caretas conversó con el responsable de la Unidad de Cuidadores de Vehículos, Hugo Belli, y con Altecir Da Silva, uno de los cuidadores de vehículos recientemente formalizado, sobre esta nueva experiencia.

Si bien la figura del cuidacoches está instalada en la vía pública desde hace muchos años, la informalidad e inestabilidad de este trabajo, en muchos casos, ha generado en el imaginario colectivo una visión negativa de quienes llevan adelante esta tarea, debido a los problemas cotidianos que surgen de la interacción entre cuidadores y propietarios de vehículos, o conflictos entre los mismos cuidadores.
El responsable del departamento de Movilidad, Hugo Belli, reconoció que la tarea de los cuidacoches viene de épocas históricas. «Los primeros cuidacoches surgieron en la década de cuando se fundó el Estadio Centenario, es una tarea que está cumpliendo casi 85 años». El referente contó que los primeros decretos que surgieron para regir esta actividad datan del año 93 y continúan vigentes hasta la actualidad. Sin embargo, ha sido una tarea difícil de controlar debido a su informalidad e inestabilidad.

Un cuidacoches, un amigo

Desde hace un año, los departamentos de Movilidad y Desarrollo Social vienen desarrollando un proyecto orientado a la reconversión social, educativa y laboral de cuidadoras y cuidadores de vehículos. Belli explicó que esta iniciativa tiene como objetivo fomentar la convivencia ciudadana, incidir en los niveles de movilidad y seguridad en el tránsito, y brindarles  a los cuidadores herramientas que les permitan ingresar al mundo del trabajo formal.
Este proyecto incluye el registro e identificación de los cuidadores, y talleres de capacitación en temas como la seguridad vial, cuidado del tránsito y relacionamiento ciudadano, así como información sobre todas las prestaciones sociales a las que tienen derecho.

Según el referente, se estima que en Montevideo hay aproximadamente 3.000 personas que ejercen esta tarea, de las cuales 920 fueron formalizadas  y culminaron el curso de capacitación el pasado miércoles 28 de noviembre. Los cuidadores reglamentados estarán identificados con un carné de registro y un chaleco distintivo celeste. «El objetivo es que a fines de 2019 se registren y se capaciten todos aquellos que aún no lo hicieron», afirmó.

Asimismo, contó que está en proceso un nuevo decreto para actualizar la regulación de esta actividad que será enviado a la Junta Departamental el mes que viene, y que profundiza en algunos aspectos como en el que tiene que ver con la imagen del cuidador de vehículos. La IMM utilizará la imagen del trabajador con el objetivo de generar un registro de quienes se dedican a esta tarea y, a su vez, esta información será colectivizada a nivel de la población para generar más confianza y seguridad. «La idea es dignificar la tarea, pero además identificar y capacitar a quienes la llevan adelante y de esta manera hacerla visible frente a los pobladores de Montevideo. Que tengan conocimiento de quién es el cuidador de su cuadra, y puedan confiar en él», explicó.

A entender de Belli, con la reglamentación se apunta a que la figura del cuidacoches se transforme en un elemento más de la seguridad del barrio.

Recuperar la autoridad

 

Otro de los objetivos es revertir la problemática que generan aquellas personas no identificadas que ofician como cuidadores sin tener un permiso. En este sentido, Belli explicó que es muy difícil definir al grupo de cuidadores, ya que es una población muy inestable y que cambia de lugar constantemente.

Sobre este punto, el responsable aseguró que se continuará trabajando para formalizar a la totalidad de los cuidadores, y quienes no concurran en determinado plazo serán intimados. «Vamos a ir a los barrios donde hay problemas, y se va a identificar a quienes no tienen permiso y se los va a notificar e intimar a que se registren como cuidadores. Aquellos que no concurran, podrán incurrir en  proceso que vira hacia una figura legal que es el desacato, que se comete cuando una persona no cumple lo que indica un funcionario público. La idea es que la persona tenga la obligación legal del registro, y recuperar la autoridad en las calles», explicó.

Belli agregó que una de las problemáticas principales de esta actividad es que las personas que se encuentran en situaciones de indigencia muchas veces ofician de cuidadores para conseguir dinero para comer, o para resolver necesidades del diario vivir. Estas personas muchas veces exigen dinero y, cuando lo consiguen, no cumplen con la tarea del cuidado, y se van. Esta situación es otra de las que se busca resolver con la reglamentación.

El responsable del sector enfatizó que este proyecto de reglamentación tiene una mirada integral en el sentido que, si bien la Intendencia reconoce la tarea de los cuidadores de vehículos como un oficio, entienden que no es una solución laboral definitiva, y apuntan a que los cuidacoches puedan dejar este trabajo en algún momento. «Estar trabajando en la calle debe ser algo temporal, y nuestra idea es abrir puertas para que este trabajo sea un pasaje y no una opción permanente».  Para cumplir con este objetivo, el referente contó que este proyecto cuenta con un convenio con Inefop mediante el cual se les brinda a los cuidadores de coches la posibilidad de realizar talleres de albañilería, panadería y otros oficios, para que cuenten con herramientas para conseguir un trabajo mejor.

Ganar respeto

 

Altecir Da Silva trabaja como cuidacoches desde hace 13 años. Actualmente ejerce esta tarea en la intersección de las calles Mario Cassinoni y Rodó. Según contó el cuidador, comenzó haciéndole la suplencia a un amigo y nunca más dejó el puesto. Para Da Silva, hay que saber trabajar en la calle, y lidiar con los «gajes del oficio». Acaba de recibir su chaleco celeste y su registro, y se manifestó muy feliz por este cambio. «Estoy sin palabras, esto va a mejorar nuestro trabajo en muchos aspectos. La gente nos va a mirar con confianza y nos vamos a ganar su respeto y cariño», afirmó.

Da Silva aseguró que en estos años él siempre se relacionó bien con la gente, pero que a veces surge desconfianza y falta de respeto por parte de los propietarios de los vehículos hacia los cuidacoches, u otros inconvenientes, debido a que existen muchas personas que ofician de cuidadores pero que no lo son, y generan mala fama para quienes cuidar vehículos representa un medio de vida.

«Espero que la gente pueda valorar nuestro esfuerzo y nuestra tarea. Se precisa mucho este trabajo, y nosotros estamos capacitándonos y haciendo las cosas bien», concluyó.

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