El diputado Luis Puig (Frente Amplio) y Sandro Soba, hijo de Adalberto Soba, presentaron este lunes una denuncia penal por presunta “apología del delito” y “amenazas” contra el ex comandante en Jefe del Ejército, general (r) Raúl Mermot, por sus recientes declaraciones durante la última conmemoración del “Día de los Caídos”. La denuncia cayó bajo la órbita de la jueza Penal de 9º Turno, Blanca Rieiro. Durante esa conmemoración, Mermot cuestionó el reciente procesamiento con prisión del coronel (r) Rodolfo Gregorio Álvarez –sobrino del dictador Gregorio “Goyo” Álvarez- como cómplice de actos de tortura. “Es muy sintomático que se procese con prisión a un hombre que le cupo solo la actuación de juez sumariante durante un interrogatorio, que no lo hizo él”, cuestionó Mermot. El ex comandante en Jefe del Ejército dijo que lo que ocurrió en la dictadura “fue una guerra sucia con muertos de un lado y otro, y debió terminar así”. “Esto sigue y no sé hasta cuándo va a seguir. Si procesan a Rodolfo Álvarez no sé cómo puede terminar”, agregó Mermot, quien catalogó como infame la decisión judicial. El general reconoció que en esa época “hubo excesos” de parte de las Fuerzas Armadas, pero dijo que no puede hablarse de tortura. “Pero me consta en lo personal que nunca estuve en una sesión de tortura, pero no confundir tortura con apremio físico. Se puede dejar a una persona detenida un tiempo prudencial hasta que se canse y pueda hablar, pero eso es apremio, torturas no hay”, expresó Mermot. En este sentido, Puig afirmó –tras presentar la denuncia- que “este tipo de discursos se amparan en la impunidad, en la impunidad que se ha construido durante décadas en nuestro país y que ha hecho que la mayoría de los terroristas de Estado no hayan siquiera pasado por un Juzgado”. Puig dijo que durante la dictadura se practicaron torturas sistemáticas “sobre miles de uruguayos”. “El general retirado Mermot hace apología de ellas, dice que está bien, que se puede generar esos tratos inhumanos y degradantes con un detenido”, afirmó. Pero también pudo incurrir en el delito de amenazas al decir que “hay que parar esto de seguir procesando militares acusados de violaciones a los derechos humanos” “Esto es sumamente grave, nuestra sociedad no puede permanecer indiferente ante este tipo de agravios que afectan la dignidad de muchos miles de uruguayos y afectan la dignidad del conjunto de la población”, agregó. Puig recordó que esta no es la primera vez que se denuncian estas situaciones: “hemos realizado varias denuncias en este sentido porque es inadmisible que se elogie y de alguna manera se justifiquen estos crímenes”. Apología de la tortura La denuncia presentada por Puig y Soba, ambos dirigentes del PVP, afirma que Mermot se refiere a “episodios concretos, históricos y de cuya notoriedad y verdad ni él mismo puede dudar (ya que admite la existencia de lo que califica banalmente como ‘excesos’): el trato inhumano, cruel y degradante que soportaron miles de hombres y mujeres a los que el régimen cívico-militar había calificado como sus ‘enemigos’”. En este contexto, el general Mermot “justifica notoriamente el trato inhumano y cruel al decir que se puede dejar a una persona detenida un tiempo prudencial hasta que se canse y pueda hablar”. “La insólita, grotesca y palmaria justificación del tormento nos debería eximir de mayor comentario”, agrega el escrito, al que accedió Caras y Caretas Portal. La denuncia afirma que la tortura fue una práctica habitual de la dictadura uruguaya, algo que se puede certificar por los cientos de testimonios judiciales de las víctimas de estos hechos. “Lo que Raúl Mermot llama ‘apremios físicos’ tiene un nombre en nuestro derecho, tal como acabamos de demostrar: tortura”. “Por más que el emisor de la declaración intente establecer una diferenciación entre lo que él califica -sin describir o definir- como ‘tortura’ y lo que califica -describiendo esta vez- como ‘apremio físico’, y por más que diga que él no vio torturas ni las cometió, la descripción de una decisión de un agente estatal de ‘cansar’ a un detenido con la finalidad de que ‘pueda hablar’, encuadra sin esfuerzo en el concepto de tortura, como trato inhumano, cruel y degradante que es. El general (r) Raúl Mermot describió y justificó la tortura”, expresa el escrito. En su declaración, “Mermot está describiendo una conducta aberrante, contraria a los derechos humanos, una práctica lamentablemente aún persistente en muchos países y que derivan en declaraciones inválidas de indagados torturados. Invalidez proclamada jurídicamente en defensa del derecho de los detenidos y del sistema de grantías propios del debido proceso pero que Mermot no atiende pues opta concientemente por justificar ese procedimiento”. Y al justificar esas prácticas “hace apología indiscutiblemente”. “Aquí no estamos en presencia de un puro pensamiento autoritario o de la expresión de una ideología liberticida e irrespetuosa de las grantías de los estados republicanos-democráticos. Se trata de otra cosa: la apología de un comportamiento criminal precisamente detallado. Es ese preciso detalle y su justificación inequívoca lo que transforma la comunicación en un acto reprochable penalmente. Pero además, ese comportamiento ilícito del torturador, no es una mera hipótesis sino que está indiscutiblemente referida a hechos ocurridos, reales, históricos. El propio denunciado refiere a ellos al admitir la existencia de ‘excesos’ y al referirse críticamente al mencionado procesamiento por torturas de uno de sus camaradas”. “El general (r) Raúl Mermot fue comandante en jefe del Ejército (1996-1998) y manejó la rueda de prensa sin presiones ilícitas de ningún tipo. No puede decirse que no menejó las palabras con autonomía. Lo que dijo lo dijo con conciencia de lo que afirmaba. Y afirmó que ‘se puede’ torturar a un detenido para que se canse y declare. En esas palabras emitidas hay una precisión, un detalle, una (nefasta) convicción, que caracterizan a su declaración, además de intencional, como peligrosamente persuasiva”, expresa la denuncia.
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