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Descubren la crema facial «masculina» más antigua del mundo

Un equipo de investigadores chino ha publicado los resultados del análisis del contenido de un recipiente de bronce descubierto en la tumba de un noble que murió hace 2.700 años.

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Al parecer, al igual que a nosotros hoy en día, a los antiguos también les gustaba cuidar de su piel. Eso es lo que se desprende de un singular descubrimiento arqueológico hecho en China: un bote con lo que parece ser una crema facial de 2.700 años de antigüedad, que se ha localizado en la tumba de un noble.

La «crema» se encontraba dentro de un frasco de bronce bellamente decorado y estaba compuesta de grasa animal y una sustancia conocida como «leche de luna», constituida básicamente por calcita.

Armas y crema facial

Este singular producto se halló en el curso de unas excavaciones arqueológicas que tuvieron lugar en el yacimiento de Liujiawa, en la provincia china de Shaanxi. Esta región perteneció al estado Rui, un estado vasallo de la dinastía Zhou, entre los años 700 y 640 a.C., un principado «enigmático» del que existen muy pocos registros históricos.

El descubrimiento y estudio de esta antigua sustancia pegajosa, que los investigadores creen que se trata de la evidencia más temprana del uso de un producto cosmético en China, se detalla en un artículo publicado en la revista especializada Archaeometry.

Los investigadores creen que esta sustancia pegajosa se trata de la evidencia más temprana del uso de un producto cosmético en China.

Distintas imágenes del recipiente de bronce que contenía la crema compuesta por calcita y grasa animal.
Foto: Bin Han, University of Chinese Academy of Sciences, China.

La tumba M49, donde se descubrió el frasco, perteneció a un varón de la aristocracia, y el ajuar funerario estaba compuesto por un conjunto de armas de bronce. Junto a la cabecera del ataúd se localizó la «exquisita» jarra de bronce.

Este tipo de frascos se han hallado a menudo en tumbas de personajes de alto rango, lo que sugiere que se trataba de un producto de alta gama. El recipiente tenía la tapa sellada y, al abrirlo en condiciones controladas en el laboratorio, se encontró en su interior alrededor de 6 gramos de un producto grumoso de color blanco amarillento. El análisis inicial sugirió que los grumos estaban elaborados con una mezcla de carbonato y lípidos.

Un producto salido de una cueva

Análisis isotópicos complementarios confirmaron que el carbonato era monohidrocalcita, una forma de carbonato de calcio que puede obtenerse de espeleotemas (depósitos minerales) procedentes de cuevas de piedra caliza. Esta sustancia blanca cremosa (que se convierte en un polvo seco tras ser extraída de los techos de las cuevas) se conoce como «leche de luna», y los autores teorizan que su presencia en la crema probablemente estaba vinculada con el culto a las cuevas típico de la escuela taoísta.

Ciertas cuevas fueron consideradas lugares sagrados por el taoísmo, lo que podría haber llevado a conceder un valor espiritual, además de un uso cosmético, a la «leche de luna». Como beneficio práctico adicional, el carbonato de calcio sirve para absorber el sudor y la grasa, lo que podría haber dado a la crema un efecto matificante.

De hecho, el blanqueamiento de la piel fue algo muy popular durante este período en China, y la textura pastosa de la «leche de luna» se presta a esta función. Basándose en estos factores, los investigadores consideran que la «leche de luna» probablemente se usó tanto por sus propiedades cosméticas como místicas.

Asimismo, la tapa sellada del recipiente ayudó a la conservación de las grasas animales que formaban parte de la composición del producto. Los investigadores han analizado la grasa, y, según los resultados, la proporción de ácido palmítico y ácido esteárico sugiere que procedía de un rumiante, posiblemente una vaca.

Los autores creen que estas vacas fueron domesticadas y criadas en corrales con una estricta dieta de mijo, ya que las condiciones de la zona favorecen el cultivo de este cereal. Según los autores del estudio, todo esto resulta muy útil para comprender el tipo de agricultura que practicaban los habitantes del estado Rui, ya hay muy pocos registros históricos que detallen su funcionamiento. Lo más probable es que la grasa animal se utilizase tanto para convertir la «leche de luna» en una fórmula en crema como por sus propiedades hidratantes.

Un uso más antiguo del que se creía

Este descubrimiento implica un gran avance en la comprensión de la industria cosmética temprana en China y es también la prueba más antigua del uso de grasa de ganado en los cosméticos. Se ha teorizado que el uso de cosméticos comenzó en China en un período anterior a la dinastía Qin (antes del año 221 a.C.), pero esta idea solo está respaldada por descripciones históricas y no por el análisis de productos reales, lo que hace difícil reconstruir las fórmulas de estos productos y cómo se elaboraron. 

Lo que sí parece claro es que este bote de crema para la piel apoya la hipótesis de que el uso de cosméticos surgió en China probablemente en el período conocido como de Primaveras y Otoños (771 a 476 a. C.).

El hecho de que la crema fuera descubierta en la tumba de un varón también es muy significativo, ya que normalmente son las mujeres las que aparecen descritas en los registros históricos de este período y los anteriores como las principales usuarias de productos cosméticos. De hecho, este producto constituye el testimonio más remoto del uso de cosméticos por parte de un hombre, superando al que hasta la fecha era el más antiguo, que se remonta a entre 220 y 280 d.C., unos mil años después de este hallazgo.

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