Este viernes el presidente estadounidense Donald Trump se reunió con la canciller alemana Angela Merkel en una instancia marcada por la polémica. El gesto que más trascendencia ha tenido es el desplante que Trump tuvo con la líder europea cuando se negó a darle el clásico apretón de manos ante la prensa, provocando una situación embarazosa. Este fue el colofón de una conversación plagada de tensiones. Los dos mandatarios mostraron acuerdo en temas como la conservación de la Otan y de la búsqueda de la paz en el conflicto ucraniano. Trump insistió en su postura contraria a la inmigración y criticó la política de refugiados de Alemania y de Europa. “La inmigración es un privilegio, no un derecho”, declaró Trump en defensa de su visión. El mandatario estadounidense se permitió lanzar un chascarrillo cuando resaltó que tiene él y Merkel tienen algo en común. “Sobre las escuchas telefónicas de la anterior Administración, al menos tenemos algo en común, quizá”, señaló, en referencia a las supuestas escuchas realizadas por el gobierno de Barack Obama. En este punto, Trump se refería a las revelaciones que Wikileaks sacó a la luz en 2013, desvelando que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) espió los teléfonos de varios líderes europeos entre los que estaba la canciller alemana.
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