Loco, genio, maestro, delirante, poeta, gurú, juglar, visionario, simple, complejo, marginado, taciturno, bohemio, tartamudo y hasta «embotellado» (término que él mismo creó) son algunos de los adjetivos que se le atribuyen a Eduardo Mateo. Así de contradictorio, o quizás intendible, era el místico cantante, compositor, guitarrista, y creador del candombe-beat. Eduardo Mateo trasciende su música, a su temprana desaparición física, su historia es infinita, venerado por diferentes artistas, quienes a diario le rinden culto a través de sus versiones, merece éste y todos los homenajes.
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