La comisión en defensa del FPB (Formación Profesional Básica) de la Universidad del Trabajo (UTU) hizo llegar a Caras y Caretas portal, un documento donde se denuncian algunas decisiones asumidas por la Administración Nacional de Educación Pública (Anep) que afectan directamente la sostenibilidad y desarrollo del mencionado programa educativo.
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En la comunicación enviada a nuestro medio se señala que “La comisión está conformada por docentes, funcionarios, vecinos, familiares y estudiantes del Plan de Formación Profesional Básico (FPB) y se integra, además, por organizaciones sociales, sindicales, quienes han decidido movilizarse para el sostenimiento de este plan educativo”.
“El FPB, describe el informe recibido, surge en 2007 como una propuesta para fortalecer el proceso educativo de las personas que habían abandonado sus estudios en Ciclo Básico mediante un taller temático que articula con las materias curriculares. Dentro del programa trabaja un equipo educativo (conformado por Docentes de las materias teóricas, Docentes de los Talleres, Educadores, Alfabetizadores Laborales y Adscriptos) los cuales dan acompañamiento, seguimiento y apoyo al estudiante y la familia, con el objetivo de evitar su desvinculación”.
Su perspectiva pedagógica, agregan, “se sustenta en los valores e identidad de UTU de la Escuela de Artes y Oficios que apuesta a articular el hacer con lo teórico en una dialéctica permanente, considerando los tiempos y las necesidades del estudiante, siendo este protagonista de su proceso educativo”.
El efecto positivo que dicho programa tiene sobre las trayectorias de vida y estudio de los cursantes y egresados se expresa en que “los egresados del FPB consiguen grandes habilidades en el área laboral con una proyección hacia el sistema educativo. Dicho plan permitió que muchos jóvenes de entre 15 y 18 años de edad que habían sido expulsados del sistema educativo se re vincularan al mismo y además lograran fortalezas y habilidades prácticas para el mercado laboral”.
La comisión recuerda que en el año 2017 se decide ampliar el ingreso al FPB desde los 12 años, “pudiendo elegirlo como una opción más de ciclo básico al salir de la escuela. Ello fortalece al FPB pasando a ampliar la diversidad de estudiantes que lo integran, ya que no necesariamente provienen de una trayectoria de fracasos estudiantiles anteriores”.
Se trata de un cambio en la edad de ingreso procedente de Primaria, a partir de una preocupación “por la continuidad educativa de los niños, ya que comprendían que con el acompañamiento del FPB lograrían transitar en forma positiva Educación Media Básica. El resultado educativo de este plan debemos realizarlo con la siguiente consideración, un gran porcentaje de estos jóvenes han fracasado en otros planes. Debemos destacar que en la actualidad los egresados del FPB transitan por los diferentes niveles educativos, alcanzando el terciario y Universidad”.
El Programa tiene un conjunto de características que fundamentan la defensa que del mismo se realiza, en este sentido la comisión destaca: “es el único curso de Ciclo Básico donde la formación técnica y tecnológica tienen prioridad. Esto se refleja en el perfil de egreso, ya que obtienen además del ciclo básico un certificado de operario práctico incentivando su continuidad educativa y técnica (…) es el curso donde por excelencia existe una coyuntura entre lo teórico y lo práctico (…) es el plan que mejor se adapta en este momento a la integración de personas con diferentes capacidades, apostando a un ejercicio pleno de sus derechos”, se caracteriza por un fuerte trabajo de equipo y coordinación, potenciando, además “los vínculos que se generan con el territorio (…) empresas o particulares que se vinculan hacia los distintos talleristas para realizar prácticas educativas así como en proyectos a favor de la comunidad.
Se trata, agregan de un Programa que protege trayectorias y que en tiempos de emergencia sanitaria ha sido clave para mantener el desarrollo de las trayectorias educativas, hecho que se revela en “la asistencia de los estudiantes de FPB que ha sido posible gracias el andamiaje de este programa, que en todo este proceso ha actuado como sostén, en vínculo permanente con las familias y las instituciones, dentro de las redes de cada zona apostando a evitar la desvinculación”.
El colectivo denuncia que: “De la oferta educativa que se plantea para 2021, se constata que no abrirían 80, esto significa que 2000 adolescentes quedarían sin posibilidad de cursar el FPB a nivel nacional, lo que preocupa a toda la comunidad educativa, en especial en estos momentos donde el Uruguay transita por una gran crisis en el marco de la pandemia que estamos viviendo a nivel mundial. Considerando que la Educación es un derecho que debemos proteger, siendo la única herramienta de desarrollo, creemos fundamental revertir esta situación y apostar a la apertura de estos cursos”.
Junto a esta reducción de grupos, se denuncia que “en algunas Escuelas Técnicas no se habilitaría ningún primer año de estos cursos, tal es así el caso de Toledo y Pando. Complejizando esta situación, no se habilitará la apertura de FPB comunitarios que funcionan en espacios provistos por la comunidad. Los mismos son de gran importancia para el barrio en que se sitúan, ya que de otra forma no tendrían acceso a la educación formal. Uno de los casos es el FPB comunitario de Pinar, que se ubica en una zona de gran crecimiento demográfico, en especial de familias que se han reubicado en estas zonas, con jóvenes que no estudian y que la oportunidad de u centro educativo cercano con este plan significa la única posibilidad de desarrollo personal y familiar”.
Ante los recortes que han sido informados por el consejero de UTU, la comisión en defensa del FPB replica que los mismos carecen de argumentos pedagógicos y que “el ajuste se da por un punto de vista economicista en el marco del ajuste presupuestal. Perjudicando, una vez más a las poblaciones en situaciones más vulnerables incumpliendo el derecho a la educación”.