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Política

Con Aníbal Gloodtdofsky

El batllismo es la despersonalización del poder

A mediados de este año, se fue a Jordania por dos años tras el trabajo de su esposa y un proyecto suyo en la Liga Árabe. Dice que va a aprovechar para reflexionar y escribir. Vía Zoom, entrevistamos al “último mohicano batllista”, que sostiene que el batllismo desapareció con la muerte del Colegiado y que el Partido Colorado no tiene la marca batllista registrada.

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De familia de militares desde las invasiones inglesas a su decir, Gloodtdofsky inicia su militancia hacia el final de la dictadura cívico militar, integrando la agrupación Lista 85. Fue elegido convencional en 1982. En las elecciones de 1984 es electo edil en la Junta Departamental de Montevideo.

Varios años después se integra a la agrupación Batllismo Abierto, posteriormente a Vamos Uruguay. En las elecciones de 2009 es electo representante por el Departamento de Montevideo. En el siguiente período es nuevamente electo edil. Tiempo después se aparta de Pedro Bordaberry y se acerca a Daniel Martínez, a quien asesora en su rol de intendente de Montevideo.

Anuncia su postulación como precandidato presidencial para las internas de junio de 2019, pero posteriormente declina su postulación para adherir a Julio María Sanguinetti.

De cara al balotaje de 2019, apoya a Daniel Martínez.

 

15 años para ser oficioso y te fuiste al desierto.

Ayer escribí en Facebook, a pesar de que decidí bajar la pelota, que yo no quiero ser arreado por los troperos de la discordia; en la polarización hay un sistema político que se preserva para eso y no permite que el país avance. Eso involucra a todas las fuerzas políticas, en la teoría de Paleto y Mosca, se pelean los de abajo, consolidan los del medio y se arreglan los de arriba, en eso no quería entrar. Al principio estaba muy solo y fue la asesoría honoraria a Daniel Martínez como un gesto de que yo no tenía problemas en hablar con el Frente Amplio, pese a haber manifestado a lo largo de mi vida una serie de discrepancias y que por el contrario me parecía sano para el Frente Amplio que hubiera gente que se acercara a la fuerza política que no tuviera problemas en señalar lo que estaba mal, pero a la vez estar dispuesto a colaborar y trabajar, y la única forma en que eso fuera potable es que yo tuviera un cargo en que no tomara ni un café.

Eso quedó trazado como una línea política en la que hubo gente tanto en Montevideo como en el interior que se empezó a sumar, y la principal cosa que me movía es que el tránsito hacia la coalición multicolor yo veía que era un fortalecimiento de la derecha, un vaciamiento del centro y al Frente Amplio, por la naturaleza propia de ser gobierno, ocupar ese espacio le iba a ser muy difícil, y creo que además fortaleció el Frente Amplio sus aparatos en detrimento de la amplitud y su diversidad.

Yo participé de la interna en una lista en que no integré a ningún impulsor de la coalición, porque por el electorado que el Partido Colorado venía recogiendo, por su legado, por su historia, por su experiencia, el partido estaba llamado a ser la bisagra, y meterse en la coalición suponía perder todo eso, y nadie creía que eso pudiera pasar. De esa lista la número dos, Consuelo Pérez, hoy es la vicecoordinadora del Plan de Mejoramiento de Barrios, tan polémico y tironeado hoy, y el número 3 es Baltasar Brum, el director de Artes y Ciencias del gabinete de Carolina Cosse.

Esa experiencia de esa lista que termina teniendo dos de sus integrantes en las dos coaliciones, habla de la posibilidad de conformar un sector con independencia de criterio en búsqueda de una mejor gestión.

 

¿Eres el “el último mohicano batllista”?

Lo de mohicano no, pero vamos a un análisis de la gente que es fruto de la polarización. ¿El batllismo es solamente viable en el Partido Colorado? Primera cosa, a partir del último colegiado con la reforma del 66 o 67 con la participación de Jorge Batlle y Sanguinetti, el batllismo dejó por el camino la principal causa y bandera de Batlle y Ordóñez, que era la despersonalización del poder. Batlle sentía en el colegiado una forma superior de civilización y cultura de gobierno, y cuando sacas el colegiado, queda una forma de democracia lavadita; el batllismo es batllismo porque debe tener la despersonalización del poder como principal objetivo, no existe batllismo si no hay colegiado, si no sos colegialista, no sos batllista; podes ser socialdemócrata y seguir todas las ideas de Batlle en materia de reformas sociales, pero no sos batllista porque eso es como creer en Dios sin tener fe. El Partido Colorado abandona en la reforma naranja el colegiado y se convierte en un partido histórico, en una historia reescrita varias veces a gusto del consumidor a partir de la dictadura de Terra.

Con una definición de partido histórico, cualquiera es batllista, el batllismo es una suerte de terreno baldío en la ciudad donde crecen cardos, trébol, pasto y a cualquier cosa se le llama batllista; Pacheco Areco era la Unión Colorada y Batllista, he visto llamarse batllista a tipos que no dudaría en calificar de fascistas, porque si no hay una definición, cualquiera puede serlo.

¿Puede el Partido Colorado arrogarse el batllismo? En tanto no lo defina y no abrace la idea principal de Batlle y Ordóñez, no lo puede hacer.

Entonces muchos colorados antes y ahora migraron al Frente Amplio, caso Humberto Castro, Fernando Amado y se llaman batllistas. Y hay un dato que tienen que mirar en el Partido Colorado: esas dos expresiones, y alguna más que hay en el Frente Amplio, arañan los 80.000 votos. Lógicamente por el rezago histórico pocos irán hacia los blancos, aunque algunos van y eso habla de la flaqueza ideológica, pero la mayoría van al Frente amplio donde encuentran unas ideas progresistas de cambio social similares a muchas de las que tomó Batlle y Ordóñez por lo cual se sienten cómodos, sin llegar a la definición que yo considero sine qua non para llamarse batllistas. El Partido Colorado no tiene la marca batllista registrada, y no tiene definición porque piensa que mucha más gente va a captar, pero en la situación que hoy está el partido va a ocurrir lo contrario, la gente necesita una definición clara de lo que sos, de lo que querés y para dónde vas. La gente eligió por amplia mayoría a un hombre que se fue a los dos meses ( Ernesto Talvi), algo inconcebible, y eso pasa por no tener un anclaje con una definición clara, lo que hace de la casa del partido una “casa de inquilinato”, donde viene gente, entra a la casa del partido, cuenta con los apoyos y recursos necesarios y se convierte en candidato.

Ahora quieren que vuelva Pedro Bordaberry que fue un gran legislador, para agarrarse como de un patito inflable solamente para seguir flotando en ausencia de Sanguinetti que ya no cincha como antes por que en materia electoral no le fue nada bien. Yo, si fuera Pedro, lo pensaría mucho y lo nombro a él porque no aparecen hombres con la estatura política para dirigir el partido.

El partido, dentro de la coalición, va a la extinción lisa y llana. El Partido Nacional con lo de Salto dio un salto al vacío, pero si el Partido Nacional se lleva bien con el Colorado, el Partido Colorado termina siendo un sublema.

 

¿Cuál debería ser el rol del Estado en la nueva realidad de las relaciones laborales? Por ejemplo, en la pandemia, que adelantó la imposición del tele trabajo.

Teletrabajo, teleestudio, aceptémoslo como fruto de una emergencia, pero al margen de la existencia y el uso de esta tecnología como la herramienta posible, este adelanto tecnológico requiere reflexiones muy profundas. Tú conviertes tu casa en tu lugar de trabajo, sin horarios, pendiente del aparato, transformándose  en una suerte de esclavitud, allí mismo en tu hogar. El sonido llamador de tu computadora pasa a regir tu vida.

Pasada la emergencia, habrá que reflexionar sobre estos nuevos vínculos tanto en la educación como en lo laboral. Se pierde la riqueza del contacto humano en lo presencial, que también es formativo en lo educativo.

Este trabajo y esta forma de comunicación mediante estos aparatos nos llevan a un razonamiento cuantitativo por encima de lo cualitativo y, en ese sentido, seremos menos libres.

 

¿Qué lectura haces del “abrazo” Sanguinetti- Mujica el día que renunciaron al Senado?

Ocho de octubre (de 1851, fin de la Guerra Grande), colorados y blancos recuerdan la paz de la Unión; se termina sin “vencidos ni vencedores” y supuestamente empiezan a construir un país en paz, lo cual no es cierto. Las tragedias que sobrevivieron a esa fecha son la muestra de que no había tal paz.

Mas acá en el tiempo algunos criticaron el acto del MLN que recordaba los hechos de Pando, un hecho sangriento que no debió haber pasado y que también fue un 8 de octubre. Los tupamaros vivieron una época ya anunciada por la generación del 45, tan criticada y acusada de haber sembrado la frustración social, una generación amargada,descontenta, pero esa generación advirtió una asfixia que vivía el país y que se dio sobre todo en los 60, y más en la gente joven. Estaba el contexto internacional con Cuba, pero lo cierto es que había una masa crítica que recogen los tupamaros al principio de sus acciones, que fue una posibilidad de respirar y sumarse al movimiento, que les permitió salir de esa asfixia, que luego terminó mal por los errores cometidos. Pero en sus principios había un romanticismo en el que se creía posible la utopía, pelear contras los políticos corruptos.

¿Qué significa el abrazo Sanguinetti-Mujica? Absolutamente nada; es nada para Sanguinetti, que está en la construcción de una coalición para terminar con el Frente Amplio, y es nada para Mujica, que ya cumplió con todo lo que tenía que cumplir. A Sanguinetti todavía le queda el espantoso desafío de la trascendencia, que es lo que procura. Cuando Sanguinetti dice “me voy del Senado porque ya cumplí mi tarea refundacional”, esta fue la creación del bipartidismo, un elenco estable alternativo al Frente Amplio, un Frente que aún no está sabiendo cómo responder a ese desafío. El problema no es la elección, que es una foto del momento. El Frente Amplio necesita apelar a la diversidad, que permita generar nuevamente apoyos críticos.

 

Se impone un relato que dice que la violencia nace en Uruguay con los tupamaros.

No perdamos el tiempo discutiendo el detalle si la violencia nació en el Tiro Suizo, en la muerte de tal policía, en el asesinato de un estudiante, frente a la hecatombe de la masacre de Quinteros y de tantos hechos repletos de violencia en nuestra historia. Nuestra ciudad de Montevideo está repleta de bronce de héroes con espadas, ¿y para que llevaban espadas, para bendecirte? Nuestros héroes eran violentos y mataban gente. Tenemos una visión psicótica de la historia, y a estos hechos que les llaman historia reciente, ya van para los 60 años, ya podríamos poner un par de monumentos, el problema que muchos aún están vivos. La libertad y la democracia en América se conquistó a tiros; Sarmiento decía “llenen con sangre de gauchos la tierra”. La violencia, sin dudas, es un mal ejercicio de la política, pero en algunas circunstancias es la única dignidad posible, y me atrevo a afirmar que, no sé en cuanto tiempo, vamos a enfrentar hechos de violencia en Uruguay. Los narcos son una expresión de la violencia, pero los ajustes de cuentas no son en Pocitos, en la calle Arocena, son en San Martín y Piedras Blancas, entonces la violencia tiene un componente social y este gobierno está haciendo todos los esfuerzos para tener un dolor de cabeza.

 

Te escuchaba y recordaba el Paso Morlan.

Al Paso Morlan, los escritores de la historia oficial del Partido Colorado lo ocultan; si no fuera por Justino Zabala Muniz, eso no se sabría. Y Maneco Flores Mora recordaba que, tirado detrás de los vehículos mientras la policía disparaba, le decía “tirá Paco, tirá” y Espínola lo único que había llevado era una pluma fuente, por que también fueron jóvenes que se sintieron asfixiados y que fueron en busca de la libertad. Ocultaron esa historia como retiraron de su lugar la placa en la casa del partido de Julio César Grauert, quien reivindica la expropiación de los medios de producción. ¿Hay acto mas trágico y violento que pegarse un tiro? Es el paradigma de la violencia y allí esta el ejemplo de Baltasar Brum con las dos pistolas en la mano.

 

Volviendo a la estrategia de Sanguinetti de conformar el bloque blanco-colorado, ¿Cabildo Abierto le sale de atrás de un árbol?

Cabildo Abierto ha hecho un zig-zag; ahí encuentras el nacionalismo católico de Methol Ferré, y sobre todo el pensamiento del argentino Abelardo Ramos, que es uno de los que logra la magia de la transformación ideológica del peronismo pronazifascista en una opción de izquierda. Cabildo Abierto es el mito del combatiente. Yo creo que el ministerio de Fernández Huidobro (que también abrevaba en la fuente de Ferré y Ramos) le aportó insumos desde el punto de vista ideológico y programático a Manini.

 

Manini que viene del riverismo colorado.

Pedro Manini, secretario de Batlle, que luego crea una corriente antibatllista profunda y que rompe por el proyecto político de Manini en contra del colegiado. Eso es lo que hace al fondo de la cuestión. Recordemos que los Tenientes de Artigas le volaron el estudio a Sanguinetti y, sin embargo, este los suma al proyecto de coalición. Cabildo Abierto es un proyecto político.

 

Para ti, que vienes de familia militar, ¿sigue la autonomía del corporativismo militar al margen de las instituciones y los partidos políticos?

Desde las invasiones inglesas, en mi familia son todos milicos; yo nací en el Hospital Militar. El corporativismo militar existe desde tiempos inmemoriales, pero no es el único. Cuando me refería a que el país va a tener problemas en términos de violencia, me refería a temas sociales; hay que poner en el tintero los conflictos a nivel institucional por la vía de los enfrentamientos corporativos.

Si mañana el país enfrenta una crisis económica muy grave, es claro que el brazo del Estado o del gobierno es el corporativismo militar, y enfrente va a tener al corporativismo sindical. Luego hay otros corporativismos menores, como el de los partidos. Yo no voté entre otras cosas a Lacalle porque en la coalición está Manini, que representa parte del corporativismo militar y que puede ocasionarle problemas al gobierno.

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