Cuando quedan todavía dos semanas para que se cierre el mercado de pases (26 de febrero), los clubes de la Superliga China han gastado hasta ahora 258,9 millones de euros, una cifra asombrosa si la comparamos con la famosa Premier League inglesa, en la cual los clubes han desembolsado 247,3 millones.
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¿Cómo es posible que un campeonato de nula relevancia internacional realice tamaña erogación?
China siempre concibió el deporte como algo individual más que colectivo: bádminton, tenis de mesa, atletismo… Cultura del hijo único, lo llaman. Sociedad del egoísmo. Hasta ahora.
Desde que el presidente Xi Jinping, gran aficionado al fútbol, jurara en el cargo en marzo de 2013, se ha propuesto cambiar la percepción del deporte en el país con mayor población del mundo (1.376 millones). Su plan pasa por hacer del fútbol una asignatura obligatoria en los colegios y por conseguir que los niños lo practiquen más.
Para ello, China y los chinos necesitan un espejo en el que mirarse. Además de la Premier inglesa o la Liga Española, más globales que exclusivos, ese espejo será a partir de ahora la Superliga china, el torneo local que empieza a llenarse de jugadores y entrenadores de primer nivel, pese al límite de cuatro extranjeros –más otro asiático– actual.
En los últimos meses el campeonato chino ha roto el mercado con fichajes seductores y millonarios para Europa.
El mercado de transferencias del fútbol ya no es dominio exclusivo de los clubes europeos. Al menos este año, China se convirtió en el destino predilecto de los jugadores más caros.
Diferentes clubes han cerrado los refuerzos de Gervinho por 15 millones, Guarín por 12 millones o Renato Augusto por 8 millones. Se unen estos a los de hace unos meses: Paulinho por 14 millones, Asamoah Gyan por 9 millones, Demba Ba por 13 millones o Robinho, que llegó libre pero como una estrella. Ni que decir tiene que todos pisan China a cambio de inalcanzables salarios en Europa.
La inversión de los clubes chinos en jugadores ha aumentado a un ritmo acelerado en años recientes, pero llegó a un nuevo e inesperado nivel a principios de 2016, cuando, en cuestión de pocos días, se rompió tres veces el récord de la transferencia más cara.
Los tres fichajes más caros en todo el mundo fueron de clubes chinos, superando por mucho el dinero gastado por equipos europeos.
El club Jiangsu Suning sacudió el mercado al fichar al volante brasileño Alex Teixeira, del Shakhtar Donetsk ucraniano, por 50 millones de euros (56 millones de dólares), superando la marca anterior de 42 millones de euros que el club Guangzhou Evergrande había pagado dos días antes al Atlético de Madrid por el ariete colombiano Jackson Martínez. El Jiangsu también pagó 28 millones de euros a Chelsea por el mediocampista brasileño Ramires.
“Parece que China tiene el poder financiero para trasladar toda una liga europea a China”, observó el técnico del Arsenal, Arsene Wenger, quien dirigió al Grampus Eight en Japón en 1996. “Es la consecuencia de su poder económico, y ahora lo tienen. ¿Existirá el deseo de mantenerlo?”.
Wenger indicó que hay que ver si este boom de los clubes chinos es algo duradero, tomando en cuenta que ya hubo antecedentes similares en Japón, Rusia y Ucrania que luego decayeron.
El campeonato más lujoso
La fuerte y repentina inversión económica del fútbol en China recuerda a otros sectores que también la han vivido recientemente y sobre los que ya se cierne una burbuja que amenaza con estallar, especialmente a nivel inmobiliario y bursátil. Mientras esto ocurre, si es que ocurre, técnicos como Scolari, Eriksson, Zaccheroni, Menezes o Manzano, más jugadores internacionales llegados de todo el mundo, se preparan para disputar desde el 5 de marzo la temporada más lujosa y espectacular que jamás hubo en China. A un mes del comienzo ya van gastados 258 millones de euros. Muchos. Y más que vendrán.
“Recordemos que hace algunos años Japón empezó a hacer lo mismo y luego desaceleró. No sé cuán profundo sea el deseo en China, pero si hay un elemento político fuerte, deberíamos preocuparnos”, apuntó Arsene Wenger.
¿Un elemento político fuerte?
El presidente Xi Jinping es un reconocido fanático del fútbol, que cada vez gana más adeptos en el país más poblado del planeta.
Liu Yongzhou, presidente del club Guangzhou Evergrande (campeón de los últimos cinco campeonatos chinos), admitió que eso es una presión para su club, y para el técnico Luiz Felipe Scolari: “Como campeones de China y de Asia, siempre estamos tratando de mejorar”. “La Superliga china es cada vez más fuerte, y es importante que nosotros sigamos mejorando”.
La meta final del Guangzhou Evergrande es convertirse en uno de los mejores equipos del mundo. Al menos en términos financieros, ya está cerca.
El respaldo de los clubes
Rivales en China, como el Shanghai SIPG, están ansiosos por arrebatarle la supremacía doméstica e incluso continental. El Shanghai, subcampeón de 2015, tiene como técnico al ex entrenador de Inglaterra y México Sven-Goran Eriksson, quien cuenta en la delantera con Asamoah Gyan y Elkseon, y quiere sumar al holandés Robin van Persie.
El Guangzhou cuenta con el respaldo financiero del desarrollador Evergrande y Alibaba, uno de los principales portales de comercio electrónico en el mundo, mientras que el Shanghai es financiado por Shanghai International Port Group.
El club Hebei, que tiene el respaldo de una compañía de desarrollo de parques industriales, es un club desconocido y recién ascendido a la primera división, pero fichó al delantero Gervinho de la Roma por 18 millones de euros.
El Jiangsu ha sido tradicionalmente un equipo de la mitad de la tabla, pero desde que fue adquirido por un conglomerado comercial cuenta con unos 200 millones de dólares en fondos para transferencias.
El Shanghai Shenhua, propiedad de una empresa de bienes raíces, ya contaba con Tim Cahill antes de fichar al colombiano Fredy Guarín por 13 millones de euros.
Academias de juveniles
El país también desarrolla academias juveniles para asegurar que estas inversiones rindan dividendos a largo plazo.
Tom Byer, un experto en desarrollo de juveniles, es asesor del Ministerio de Educación chino que ha implementado un programa de fútbol en las escuelas.
“No creo que haya otro programa similar de esta escala en el mundo”, dijo. “El gobierno se toma en serio el desarrollo de jugadores, y también sabe que el desarrollo a nivel de inferiores no es la parte glamorosa del deporte, y usualmente la prensa no le presta atención. Este es un maratón, no una carrera corta”.
Ubicada en Qingyuan, forma parte de un acuerdo entre Real Madrid y una empresa local; más de 2.700 chicos se entrenan y estudian todos los días en Evergrande-Soxna-Real Madrid Football School; el argentino Guillermo Trama es responsable de la puesta en marcha de este emprendimiento, con proyección a 2026.
“Acá ningún padre le puede enseñar a jugar al fútbol a su hijo porque aquí no hay futbolistas, no hay pasión por el deporte y no existe la herencia deportiva”, confiesa Guillermo Trama, responsable de la escuela de fútbol más grande del mundo.
“Hace tres años éramos unos locos que veníamos a desarrollar el fútbol chino porque no había nada. Hoy toda la sociedad y el gobierno están mirando lo que hacemos, se ha generado una revolución”, afirma.
La escuela se creó en 2012, luego de un acuerdo firmado por dos magnates del ladrillo metidos en el fútbol: Florentino Pérez, presidente de Real Madrid y uno de los hombres más ricos de España, y Xu Jiayin, dueño de la promotora inmobiliaria Evergrande y del club Guangzhou Evergrande.
El futuro
“Cuando China invierte, lo hace en una escala épica y por encima de cualquier obstáculo”, dijo Simon Chadwick, profesor de Empresas Deportivas en la Universidad de Salford. “Por tanto, hay motivos para creer que en diez años, posiblemente en cinco, China será un protagonista en el fútbol mundial”.
Habrá que esperar unos años, pero si los chinos hacen las cosas en serio, pueden convertirse en potencia mundial del fútbol.
Teniendo 1.376 millones de habitantes, no ha de resultar difícil conseguir que once de ellos jueguen bien.
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Así es la Superliga
La Superliga china de fútbol, por razones de patrocinio, es conocida como Superliga china Wanda Plaza.
China no contó con una liga profesional de fútbol hasta los años 90.
En 1994 se celebró la primera temporada de la Jia A, liga que permitía la participación de clubes pertenecientes a empresas, y obligaba a todos sus miembros a adoptarse al profesionalismo. Anteriormente, sólo podían participar en los campeonatos nacionales los clubes relacionados con las federaciones locales, o vinculados al ejército o la policía.
El campeonato mantuvo una buena progresión hasta 1997, pero la selección no clasificó al Mundial y la asistencia a los estadios cayó rotundamente. El interés se recuperó al clasificar al Mundial 2002.
En 2004 se inició la Superliga, con los requisitos ya mencionados.
La Superliga se ha visto envuelta en varios escándalos relacionados con apuestas deportivas y partidos arreglados, que provocaron incluso que la Televisión Central de China rechazara dar cobertura al torneo en 2009. Ese año la federación china descendió a dos equipos por este motivo, y en 2010 el gobierno chino forzó la dimisión de altos responsables del fútbol nacional.
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La situación en otras ligas
Esto fue lo que gastaron las principales ligas europeas en el último mercado de pases.
Inglaterra: La Premier ha gastado cerca de 118 millones de euros en fichajes. El Leicester, actual líder, ha invertido 10 millones para reforzarse. El Arsenal ha fichado a Elneny, del Basilea, por 7 millones. Asimismo se destacan los 40 millones que ha gastado el Newcastle.
Alemania: La Bundesliga ha invertido 37,7 millones de euros. El conjunto que más ha gastado es el Gladbach, que también protagonizó el traspaso más caro, pagando 8 millones por Hofmann, del Dortmund.
Italia: El mercado de fichajes de invierno no regaló grandes sorpresas. Hay bastante decepción entre los tifosi y es común la sensación de que sólo se estén moviendo jugadores que han decepcionado. Los clubes italianos invirtieron 54 millones de euros.
Francia: Apenas 14,5 millones de euros en fichajes. Sólo tres clubes han comprado jugadores: el Monaco a Vagner Love (1,5 millones de euros), el Niza a Walter (1 millón) y el Saint Etienne a Söderlund y Tannane (3,5 millones). Las otras nueve incorporaciones fueron a costo cero o con jugadores cedidos.