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Política coronavirus |

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El legado de los Hontou a la historia de la patria

Cuando el Covid-19 sea un trágico recuerdo en la historia del país, Carmela será una protagonista fundamental de la misma, así como en su momento lo fue el general Boscán Hontou, en la epidemia de impunidad que hasta hoy perdura.

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Salvo apellidos como el de Bordaberry y pocos mas, la vida cotidiana del país no registraba la existencia y actividades de sus descendientes.

Quizás, porque una buena parte de ellos, pertenecen a ese micro universo selecto y exclusivo, que salvo que se expusieran en la palestra pública, en general en la arena política, pasaban desapercibidos para la mayoría de la sociedad.

Así que cuando Carmela Hontou, diseñadora de oficio y referente en sus privilegiados círculos sociales, se volvió mediática, su figura no pasaba de ser la de una ciudadana integrante de las clases pudientes de nuestro país, que en una actitud socialmente irresponsable, desparramó virus entre sus iguales.

Por éstas horas se da a conocer que nada menos que Julio Cesar Lestido, el Presidente de la Camara empresarial, asistente al casamiento en Carrasco, se encuentra diagnosticado con coronavirus.

Ni el mas fanático ni enceguecido terrorista del Estado  Islámico, hubiera imaginado un atentado contra las clases altas de tanta efectividad como el logrado por Carmela.

Y terrorista, expresión que usó Carmela Hontou en su defensa mediática, no es una palabra ajena en su vocabulario, ni en su historia.

Carmela se crió perteneciendo a una familia de fervor patriótico en la lucha contra el terrorismo.

El ex comandante del Ejercito Boscán Hontou,  asumió la comandancia en sustitución del Teniente General Luis Vicente Queirolo en febrero de 1982, estuvo en su cargo hasta el final de la dictadura cívico militar en 1984.

Fue quién manifestó la recordada frase: «las Fuerzas Armadas no admitirá la revisión de lo actuado contra el terrorismo».

Tenía tres buenas razones para sostener esa afirmación; la primera de índole muy personal, y es haber estado al frente del Batallón de Infantería N° 4, donde en la realización de la tortura conocida como submarino, mataron al militante político Aldo Perrini.

La segunda ideológica y política; formaba parte de la Logia Tenientes de Artigas, grupo conspirativo dentro de las Fuerzas Armadas que terminaron por hacerse del poder.

La tercera de pura estrategia política, vaticinando que el retorno al Estado de Derecho debía cobrar el peaje de no investigar los crímenes del Terrorismo de Estado.

En el 2004, dos años antes de su muerte y ante el triunfo de la izquierda, expresó que «es un episodio muy desgraciado para el país».

Falleció sin saber, que en materia de episodios desgraciados, Carmela redobló la apuesta.

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