Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Política

Encontrando su lugar

El retorno de Álvaro Ramos a la política

“Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien”, dice el tango, pero aunque Álvaro Ramos siempre tuvo la sien plateada, vuelve con renovados bríos a la política activa con las huestes del Partido Independiente, donde ha sido recibido con beneplácito para cederle la responsabilidad de trabajar en la elaboración programática del sector.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

“De lo que se trata es de una integración más de militancia y apoyo programático, llegada con la grúa, partir de ejercitar mucho en esta etapa la capacidad de escucha. Es el rol que se puede cumplir a los 71 años abriéndole cancha”, nos dijo Ramos cuando concertamos la entrevista, y ese concepto de llegar con la grúa nos pareció una definición del espíritu con que retoma la militancia.

 

¿Con que expectativas retorna a la actividad política?

Después de 21 años fuera de la política activa y con 71 años de edad, asumo este paso desde la serenidad, y sin conflictos con el espíritu de ayudar desde el Partido Independiente, poniendo al ser humano en el centro de la cosa pública que es el enfoque socialcristiano de su política convocando gente que pueda sentir con esta cosa ética del trabajo bien hecho, con un enfoque de interpretación de las necesidades de la sociedad y encontrarle ese rol que a veces por las estrategias electorales los partidos pierden de vista.

 

¿Y cuál es para usted el rol de los partidos?

Todos los partidos deben ser los mediadores de la sociedad con el bienestar. Sin expectativas de ocupar la dirección del partido, de ningún cargo lectivo, tengo la capacidad y libertad de opinar lo que crea y como crea y poder hacer un aporte para que este partido pueda fortalecerse y ser una opción real para mucha gente.

 

¿Cuál va a ser concretamente su lugar en el partido?

Estar a la orden de lo que los dirigentes planteen, dar una mano en lo programático, en lo reflexivo, en la convocatoria a distintos sectores. En estos 20 años he trabajo muchísimo en lo que tiene que ver con Programas de Cooperación para el Desarrollo, agricultura familiar, disminución de la pobreza, la potenciación de los sistemas económicos y sociales vinculados a la economía social de mercado como es el sistema cooperativo. He visto múltiples experiencias en Colombia, República Dominicana, en el Salvador. Poder aportar desde la reflexión prosiguiendo conversaciones que vengo teniendo con Pablo [Mieres] desde hace tres años, porque estas cosas no son de un día para el otro. La idea es colaborar a mejorar el perfil de partido y mejorando el perfil mejorar su performance electoral y fortalecerse. Los dirigentes jóvenes son quienes tienen que asumir el mayor grado de protagonismo, soy un convencido de que hay que abrirles la cancha a los cuadros jóvenes.

 

¿Cómo valora, más allá de las apuestas al partido, el escenario más global?

Yo creo que hay innumerables desafíos; hay que empezar a pensar y creo que es válido para todos los dirigentes y sectores políticos de todas las corrientes ideológicas, en el más allá, afuera de las “cajitas de cada uno”; está bien reforzar los planteos políticos, filosóficos, religiosos, estratégicos de cada sector tanto los partidos del gobierno como de la oposición, pero me parece que hay un tener un camino donde ser el mediador entre la sociedad y el Estado, en una sociedad compleja con nuevos paradigmas en todos los aspectos, con demandas muy concretas y que el sistema político y el Estado debe dar cuenta de ellas, con una sociedad civil que se expresa claramente por múltiples canales y que nos lleva a que abramos bien las orejas y ejercitemos la capacidad de escucha y actuar en consecuencia dentro del enfoque que cada sector tenga; hay que tener la sensibilidad de escuchar esa realidad compleja en lo social, en lo político, en lo económico, en lo comercial. La revolución científico tecnológica cambió mucho las reglas de juego, lo que históricamente llamábamos el contrato social; los ciudadanos son opinión pública y además de eso son consumidores y se expresan por distintos instrumentos en forma inorgánica por fuera de los partidos más que adentro y eso es un desafío para los partidos.

 

¿Cuál es el rol del Estado?

El Estado debe modernizarse para dar respuesta, pero no debe antagonizarse entre libertad y el Estado; el Estado debe hacer bien y hacer mejor y el ciudadano debe asumir cosas como derechos, pero también como obligaciones; es hora de construir las nuevas reglas de juego partiendo de la base de que las organizaciones sociales son importantes, son potentes, se hacen escuchar y hay que escucharlas y Uruguay debe dar respuesta en lo económico y rápidamente. El gran desafío es generar empleo ahora que estamos mejorando luego de  la catástrofe de la pandemia y retomar la agenda del empleo, de la economía, la agenda de formar a nuestra gente en el desafío de las nuevas formas laborales y de las nuevas necesidades de empleo más tecnológico en todos los campos.

Por ejemplo, en materia de pequeña producción agrícola y cooperativismo, que trabajé mucho, la visión sectorial ya está superada, ahora estamos hablando de sistemas alimentarios, que es mucho más complejo, porque en facultad a mí me enseñaron qué era lo que había que producir con facilidad y hoy en realidad es el consumidor que me dice, a través de señales muy claras, qué es lo que quiere consumir, cómo lo quiere consumir, con qué calidad, con qué tipo de dieta, con qué seguridad e inocuidad y todo eso hay que volcarlo a las unidades productivas y, sobre todo, en nuestra América Latina, a las unidades de pequeña y mediana escala. Lo mismo pasa en otros múltiples sectores.

 

¿En la educación?

Creo que los organismos internacionales nos pueden ayudar a discutir los dos tres grandes paradigmas de la educación; no la gobernanza de la educación, que ese es un asunto político que deben resolver los actores políticos. Me refiero a los nuevos paradigmas que dicen por dónde van los nuevos requisitos, los requerimientos, el tema de agregar inteligencia y valor a los productos, generar empleo decente, digno y calificado, hay muchos desafíos.

Por ahí se puede hacer un aporte al debate político que puede empezar, pero ojalá no se queden en las fronteras del Partido Independiente.

 

En la agenda también se ha introducido el referéndum contra la LUC.

Desde el punto de vista político es el hecho más relevante del próximo año y por la vía de los hechos se va a transformar en una elección de medio tiempo; yo no creo personalmente, porque el Partido Independiente recién está tomando definiciones, que el debate vaya a estar dado tan en profundidad sobre los 135 artículos, sino que se va a dar en una suerte de poner en juego el enfoque sobre el gobierno desde el gobierno y desde la oposición y ojalá sea un debate constructivo más allá del resultado, saliendo todos juntos y planteando la confirmación o el replanteo de las reglas de juego.

 

Una ley que se va a empezar a debatir.

Yo creo que hay que defender la ley y que los partidos que la votaron la expusieron durante la campaña electoral a nivel de sus contenidos y luego la debatieron y explicitaron y los demás están todos en su derecho de debatirla y cuestionarla.

 

¿Qué opinión tiene de la “brecha” política?

Opino que no hay y que el propio hecho del referéndum tampoco hay que tomarlo así, sino como una apuesta a que la ciudadanía discuta y resuelva; brecha hay cuando algunos sectores o personas en otros países, por ejemplo, se dedican a dinamitar puentes y hay otros que no se dedican a construirlos. En Uruguay yo creo que los partidos están más acostumbrados a construir puentes que a dinamitarlos; se puede discrepar vehementemente y con severidad, pero al final se pueden encontrar salidas detrás de los grandes objetivos.

 

¿Qué tema siente usted más cómodo para defender de la ley?

Aún no sé por dónde encarar la defensa de determinados artículos, pero lo sabré una vez que el partido resuelva y ahí veré los temas donde siento que tengo más capacidad.

 

Perfil
Álvaro Ramos Trigo nació en Montevideo el 11 de marzo de 1950. Se graduó como ingeniero agrónomo en la Udelar. Militante nacionalista desde muy joven, en 1989 adhiere al Movimiento Renovación y Victoria de Gonzalo Aguirre, postulándose al Senado. En 1990 el presidente Lacalle lo designó como ministro de Ganadería, cartera que ocupó hasta 1993. Al año siguiente formó su propio sector político dentro del nacionalismo, llamado Propuesta Nacional, que se integró dentro de Manos a la Obra, liderado por Alberto Volonté, y en las elecciones de noviembre de 1994 fue candidato a vicepresidente de la República, junto a Volonté. En dichos comicios fue elegido senador. En marzo de 1995 el presidente Sanguinetti lo nombró ministro de Relaciones Exteriores, cargo en el que permaneció hasta 1998. Ese año rompió políticamente con Volonté y se presentó, apoyado por Propuesta Nacional, como precandidato presidencial de su partido a las elecciones internas de abril de 1999, obteniendo una votación muy reducida. Desde entonces su sector político se fue diluyendo y su figura política perdió cada vez más peso, hasta que terminó por abandonar el grupo que había creado y anunció, en diciembre de 2003, su adhesión al herrerismo, liderado por el expresidente Lacalle. Ramos obtuvo un Diploma en Administración de Empresas y Desarrollo por la Fundación Konrad Adenauer, de Alemania. Es coordinador regional del Programa Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de Naciones Unidas, también es director de la sociedad de consultores Consur, fue catedrático de la carrera Estudios Internacionales en la Universidad ORT hasta 2019 y actualmente integra la Junta Directiva de la Universidad Claeh.

 

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO