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Columna destacada | dólar |

El síndrome de Lacalle

Por Enrique Ortega Salinas.

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Caras y Caretas Diario

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“Años dando manija con el compromiso de bajar, no solo de no aumentar, sino de bajar las tarifas, y la promesa electoral no duró ni un mes. Debe ser un récord digno del Guinness”.

Óscar Andrade

 

Muy pocos días bastaron para que las promesas electorales de la derecha fueran incumplidas al llegar al gobierno. Luis Lacalle Pou prometió hasta el hartazgo que no subiría las tarifas de los servicios públicos y ahora, ante los anuncios de incrementos de las mismas, no sabe cómo hacer para calmar a sus patrones políticos del sector agroexportador, que ya se están poniendo nerviosos. No les alcanza la suba del dólar; quieren rebaja en los combustibles y la energía eléctrica.

 

Aprendan: así se gana una elección

«El pueblo ya hizo el esfuerzo, ahora nos toca a nosotros», había dicho y algunos, santos inocentes, pensaron que recortaría el costo de la clase política.

Frente a miles de personas en el Parque Viera, Lacalle Pou se comprometió a no aumentar impuestos, tarifas públicas y combustibles. En otro acto, realizado en el Cerrito de la Victoria, especificó: «¿Alguien cree que vamos a salir de este proceso de cierre de empresas con más carga tributaria? La opción es bien clara: más plata en el Estado, menos plata en la gente; menos plata en el Estado es más plata en la gente, es simple».

Tal como registró Telemundo, el candidato blanco “aseguró que su posición es solitaria en esta campaña, y que otros candidatos sostienen que hay espacio para más impuestos y para subir precios de las tarifas.

En la Unión, y respondiendo a Daniel Martínez en mayo de 2019 (hace menos de un año), fue tajante: “El que suponga que en Uruguay hay más lugar para impuestos o para aumento de tarifas, lo que va a estar logrando es más cierres de empresas y desempleo”.

Si alguien dice que en Uruguay hay una base tributaria adecuada a la realidad del país, es que la quiere, por lo menos, dejar. Nosotros vamos en otro sentido: el esfuerzo nuestro es ahorrar y bajar las tarifas públicas”.

Otra frase, manifestada en un acto en el Parque Viera en marzo de 2019, no dejó lugar a dudas: “Si gana el Partido Nacional se terminó el aumento de impuestos, tarifas y combustible”. Poco después, al ser entrevistado en Canal 4, sostuvo: “El aumento de las tarifas es recesivo. Va a generar menos actividad.”

Lo malo no es que lo dijera. Lo malo fue que le creyeron.

Cuando aún no nos recuperamos del impacto que nos produjo ver peones rurales homenajeando a los políticos que durante siglos los mantuvieron bajo la más indigna explotación laboral y a la top high de la comunidad gay mediática besando los pies de quienes se opusieron al matrimonio entre personas del mismo sexo, cae sobre los crédulos un baldazo de agua fría: las tarifas de UTE aumentan 10,5%; las de OSE, 10,7% y las de Antel 9,78% en promedio. El tarifazo de Ancap se posterga por la caída del precio del crudo, debido a la guerra comercial entre Rusia y Arabia Saudita, aparte de que el descaro hubiera sido demasiado y los reclamos, insoportables.

Mas no fue lo único. La rebaja del IVA con tarjetas de débito pasa del 4% al 2%, lo cual implica una suba de impuestos. En el pago con tarjeta de débito en los restaurantes, la rebaja del IVA (suba, de acuerdo a cómo se lea) pasa de 9% a 5%.

 

Hacete cargo

«Yo quiero ser un presidente que cargue sus problemas arriba de los hombros y que no meta más excusas. Hay que hacerse responsable». Una de sus mejores frases de campaña. ¿Cómo puede caer mal un candidato que exprese algo así? Sin embargo, ahora que decidió incumplir la promesa electoral de subir las tarifas, le echa la culpa al gobierno anterior.

Tal como señaló Danilo Astori, “pasaron cinco años señalando que las tarifas son altas y proponiendo rebajarlas, y ahora, que la situación de las empresas públicas lo permitía y se resolvió en julio de este año no hacer el ajuste de enero de 2020, se queja porque no las subimos y eso perjudica el volumen de ingresos públicos. ¿Pero cómo? ¿No era que las tarifas no son para recaudar? Lo podrían haber hecho, dijo el presidente electo, ajustando por inflación. Durante los últimos años, el promedio de ajuste de tarifas siempre estuvo por debajo de la inflación, lo que significó un descenso en términos reales. Y ahora quieren que las mantengamos en términos reales”.

Por otra parte, al dejar que el dólar se disparara para beneficiar a sus patrones políticos que cobran en dólares y pagan en pesos, tanto su equipo como el diario El País (oligarca siempre) culpan al coronavirus. Tampoco se hace, ni se hará cargo, de que el Partido Nacional evite en Colonia el juicio político al depravado Carlos Moreira ni que sea nuevamente candidato a intendente.

Es obvio que su modelo neoliberal aumentará la pobreza; por eso es necesario para la coalición multicolor convencer a la gente de que el Frente Amplio dejó la economía convertida en un desastre, sin importar que hasta el mismísimo FMI sostenga lo contrario.

Si alguien se ha hecho cargo de lo suyo, es Isaac Alfie, ya que (tal como señala Pablo Ferreri) reconoce estar al servicio de las corporaciones y que no podía negarse a ir a Estados Unidos a declarar contra su propio país en un juicio que, si lo perdemos, nos pondrá nuevamente de rodillas frente al Fondo Monetario Internacional para poder pagar a los clientes del titular de la OPP.

 

La maldita nariz

En un video registrado por Caras y Caretas y durante una conferencia de prensa, Luis Lacalle Pou señala: “Nosotros nos comprometemos en dos cosas, en la tarifa eléctrica y en el combustible. ¿Por qué? Porque se puede. Van, por lo menos, tres ejercicios en los cuales UTE le dice al gobierno central que puede bajar entre un 7% y un 10% la tarifa y el gobierno le dice: “No. Voy a aumentar 6% o 7%”.

Quienes vean el video, notarán que se toca la nariz al decir la primera oración. Los especialistas en lenguaje corporal aseguran que esto delata a la persona cuando está mintiendo.

En psiquiatría se entiende que quienes tienen una tendencia patológica hacia la mentira padecen el “síndrome de Pinocho”. Se trata de una compulsión irremediable y, debo aclarar antes de continuar, que no es el caso de nuestro presidente. No digo que no haya mentido, sino que hay que diferenciar entre mentiras puntuales y circunstanciales (caso del marco de una campaña electoral) y mentiras cotidianas, permanentes y obsesivas. La persona que vive mintiendo para justificar acciones o superar problemas de autoestima tiene un problema serio y no es el caso, obviamente, de Lacalle Pou. Para el mitómano, la mentira forma parte de la normalidad; para el demagogo, ansioso por ganar una elección y dispuesto a hacer lo que haga falta para alcanzar su objetivo, la mentira es algo esporádico pero necesario.

Los estudiosos del lenguaje no verbal sostienen que, cuando una persona está mintiendo, tiende a tocarse la nariz. Un grupo de científicos de la Universidad de Granada, liderados por el doctor Emilio Gómez Milán, realizaron un experimento para determinar si una persona mentía. Usando una cámara termográfica, comenzaron a registrar los cambios de temperatura en las distintas partes de la cara de los voluntarios entrevistados. La conclusión fue que, cuando alguien miente, la temperatura de la nariz baja y la de la frente sube, lo que explicaría el “efecto Pinocho”. Emilio Gómez afirma que “cuando mentimos, la temperatura de la nariz desciende entre 0,6% y 1,2% -ºC-, mientras que la de la frente sube entre 0,6% y 1,5%. Cuanto mayor sea la diferencia de cambio de temperatura entre ambas regiones de la cara, más probable es que esa persona esté mintiendo. Para mentir hay que pensar, y eso aumenta la temperatura de la frente; pero también nos ponemos nerviosos, algo que provoca un descenso de la temperatura de la nariz”.

Esa variante de temperatura produce también una ligera comezón que obliga a tocarse la nariz. Lacalle Pou lo habrá hecho por esta causa o porque simplemente le picó casualmente; lo que, más allá de la explicación precedente, no tenemos cómo verificar. Lo que es indiscutible y no necesita un estudio científico de universidad alguna es que mintió.

 

Otra más… y esto recién comienza

Otra promesa reiterada en la campaña electoral fue que las relaciones diplomáticas no estarían guiadas por afinidades políticas; sin embargo, al no invitar a su asunción a los presidentes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, Lacalle II marcó la cancha dejando en claro que solo estaremos aliados a regímenes de derecha, sin importar para nada qué tanto respeten o violen los derechos humanos. Tanto el Hitler sudamericano como el emperador norteamericano están encantados con su nuevo aliado.

Por si fuera poco, la reelección de Almagro es casi un hecho. La derecha no necesita un secretario general de la OEA que cumpla con los mandatos de su carta orgánica, sino de alguien que los viole impúdica e impunemente. No necesitan a alguien que promueva el diálogo, sino el conflicto. No necesitan a alguien que modere los ánimos y lleve a las partes a una mesa de negociación, sino a quien arroje en la hoguera todo el combustible que sea necesario para llevar a una guerra civil que justifique una invasión a un país rebelde liderada por Estados Unidos. Venezuela debe prepararse para lo peor.

Ernesto Talvi ya anunció la salida de Uruguay de Unasur y el ingreso al TIAR. Lo primero no asombra, ya que, para ser honestos y aunque nos entristezca, Unasur ya estaba agonizante y lo único que hará nuestro canciller es desconectarle el respirador artificial; pero sumarse al TIAR… El problema no es que este organismo se prepare para un ataque externo (caso de grupos islámicos), sino que se prepare para realizar ataques en la región contra naciones que no sean sumisas ante la potencia del norte. La promesa de Talvi de que “no solo nos vamos a preocupar, sino que nos vamos a ocupar de Venezuela” mete miedo.

Jamás pensamos que en tan pocos días la derecha iba a desmontar tanto sus propias mentiras y de manera tan contundente.

Ahora bien, también los uruguayos tendrán que hacerse cargo; porque esto fue lo que votaron. Como dijo un día Luis Lacalle I con respecto a Sanguinetti: “Este fue el gobierno que votó la gente. Que lo disfruten”.

 

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