Por Meri Parrado
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El Programa de Voluntariado se encuentra próximo a iniciar las actividades de su cuarta edición. En esta oportunidad hay aproximadamente 9.000 voluntarios comprometidos a realizar acciones solidarias en alguna de las 35 organizaciones inscriptas que trabajan en diferentes áreas que van desde propuestas educativas, políticas de primera infancia y adolescencia, trabajo con adolescentes en conflicto con la ley, políticas culturales, políticas de acceso y apropiación de la tecnología para adultos mayores, hasta políticas ambientales.
Esta iniciativa depende del Ministerio de Desarrollo Social pero es transversal a los tres niveles de gobierno, ya que se pueden realizar acciones de voluntariado en municipios, en gobiernos departamentales y en el gobierno nacional. Las acciones solidarias de este programa tienen una concentración muy fuerte en el área metropolitana, pero el programa es de carácter nacional por lo cual hay espacios para realizar voluntariado en todos los departamentos del país.
«Participar para transformar»
Las personas que se inscriben para participar deben elegir una o más áreas de interés donde realizar su experiencia. Luego, se les brindan capacitaciones en las cuales adquieren las herramientas necesarias para abordar las diferentes situaciones con las que se encontrarán al iniciarse como voluntarios, y son acompañados por referentes del programa durante todo el proceso.
Matías Rodríguez, de la dirección de Políticas Sociales del Mides, recordó que el primer año que se puso en marcha este programa participaron 2.500 voluntarios, y en esta última edición se anotaron aproximadamente 9.000. «El programa ha venido creciendo año tras año, y se logró instalar. La gente lo reconoce como un espacio donde puede canalizar sus ganas de participar y desarrollar prácticas solidarias en el marco de una política pública», destacó.
Rodríguez se mostró convencido de que Uruguay es un país solidario y reconoció que el voluntariado es un proceso que no nació con este programa, sino que es un fenómeno de larga data. «Este programa ha sido validado con organizaciones y actores que promueven el voluntariado en Uruguay desde hace mucho tiempo. El voluntariado no arrancó hace 4 años, ha sido un proceso histórico muy extenso. Esta construcción ha sido dialogada con otros actores que forman parte del voluntariado más allá del ámbito público y esto es una fortaleza del programa».
En esta línea de pensamiento, Rodríguez enfatizó las diferentes experiencias de voluntariado o acciones solidarias que siempre existieron en nuestra sociedad. «Los clubes sociales deportivos, las comisiones de fomento, movimientos religiosos, así como el movimiento sindical, son claros ejemplos de proyectos sostenidos de manera solidaria y honoraria. Una simple mirada histórica refleja que hay aportes muy potentes de organizaciones sociales que se mueven en torno al voluntariado. Es una cara que suele ser invisible, pero que está muy presente», aseguró.
¿Qué es y qué no es el voluntariado?
Para el director, el voluntariado representa una expresión de participación social, que se hace sin recibir nada a cambio, de manera libre e informada y que tiene una mirada crítica, reflexiva y transformadora. «Hay un montón de cosas que suceden en la sociedad que nos interpelan y sentimos que es necesario cambiar, las que tienen que ver con las desigualdades, con la manera que tenemos de resolver conflictos, cómo nos vinculamos con otros, o qué tanto cuidamos el medio ambiente», expresó.
Al definir este fenómeno, Rodríguez lo diferenció de otro tipo de acciones que suelen confundirse con el voluntariado, pero que no lo son. «Cuando una institución o un particular obliga a una persona a hacer algo a cambio de otra cosa, eso no es voluntariado. En el voluntariado no existe un interés personal, ni la coacción», remarcó.
Ante la crítica que suele hacerse al voluntariado argumentando que estas acciones reemplazan la tarea de un trabajador remunerado, Rodríguez descartó esta posibilidad. «El voluntariado no suplanta el rol de otro trabajador o de un funcionario público, viene a complementar una tarea. Si bien el Estado es el primer y último responsable en garantizar derechos de las personas, consideramos que esta tarea tiene que combinarse con la participación de la gente», explicó.
Rodríguez destacó que, en estos años de experiencia, quienes trabajan en el programa desarrollaron el músculo de escuchar al otro, tanto a voluntarios como a las organizaciones beneficiarias, e incorporar sus planteos con el objetivo de enriquecer el programa. «Siempre hay cosas para ajustar», afirmó. Por otro lado, subrayó que los organismos están haciendo una excelente tarea y que tienen puesta la camiseta del programa. «Las diferentes organizaciones les abrieron las puertas a los voluntarios, los capacitan y los acompañan en su proceso de excelente manera».
A entender del referente del programa, quienes se acercan a la experiencia del voluntariado experimentan un proceso movilizador y de muchas satisfacciones personales y compartidas. «El voluntariado genera una sensación de satisfacción vinculada a la posibilidad de incidir y de cambiar la sociedad. Todos tenemos la necesidad de ser útiles para otros y de ayudar a transformar. El voluntariado ofrece un espacio de socialización y de encuentro e intercambio desde lugares distintos y con personas que de otra manera no se cruzarían en nuestra vida cotidiana. Con esas prácticas se llega a esos lugares y eso es muy movilizador. Te coloca en un lugar distinto, con otra perspectiva y se rompen muchos prejuicios», afirmó.
En los zapatos del otro
Con respecto a los aportes del voluntariado en la sociedad actual, Rodríguez valoró el hecho de que existan tantas personas que ceden su tiempo para hacer cosas por el otro. «Eso de que vayan personas a escuelas a leerles cuentos a niños es una caricia, un acto de ternura, o que haya personas que quieran ir a encontrarse con adolescentes en conflicto con la ley, cuando una buena parte de la población no espera nada de ellos, o solo espera cosas malas. Saber que hay tantas personas que creen en las segundas oportunidades y que son capaces de ponerse en los zapatos del otro para entender su situación, y así transformarla, es la sociedad que queremos construir», concluyó.