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Sociedad

Empatía Uruguay: organización que milita por la legalización de la eutanasia

Es difícil hablar sobre la muerte. El tema requiere enunciar con cuidado, explicar en detalle lo que se está queriendo decir. Es tabú decir que uno quiere morir. Se vuelve incluso inentendible para algunas personas que «muerte» y «deseo» estén en la misma oración.

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La muerte como antónimo de la vida, no solo en un sentido biológico (y obvio), sino como una postura filosófica, política. Si la vida está consagrada en la Constitución, si la vida es «lo más preciado», ¿cómo vamos a discutir sobre la muerte sin perder nuestra humanidad?

El diputado colorado Ope Pasquet presentó en el Parlamento el proyecto Eutanasia y suicidio asistido, que busca legalizar estos procedimientos para pacientes con enfermedades terminales que están atravesando un dolor insoportable.

De acuerdo con el texto del proyecto la persona tiene que ser mayor de edad y estar mentalmente habilitada para decidir. En el proceso, dos médicos deben constatar que la persona sufre de una enfermedad terminal y que está sufriendo; también se deben presentar dos testigos.

A raíz de la presentación de este proyecto de ley se formó el grupo Empatía Uruguay, que milita la legalización de la eutanasia. Un colectivo que se fue formando (y lo sigue haciendo) de manera orgánica. Es abierto, atraviesa todo el espectro de partidos políticos y también de la militancia social. Lo que une a estas personas es la convicción de que elegir es dignidad.

Para conocer más sobre Empatía, eutanasia y mitos sobre el proyecto de ley Caras y Caretas conversó con Florencia Salgueiro, integrante del colectivo.

 

¿Cuál es la postura política de Empatía Uruguay sobre la eutanasia y sobre el proyecto presentado por Ope Pasquet?

Este grupo es importante porque está a favor de la legalización de la eutanasia, sea con este proyecto o, si se modifica o discute otro alternativo, con otro proyecto. Hay algunos detalles del proyecto presentado con los que quizás discrepamos o tenemos distintos niveles de acuerdo. Nuestra postura es que la eutanasia es un derecho que se tiene que garantizar.

 

¿Qué valores o pilares sostienen la postura de Empatía?

La libertad individual y la autonomía de las personas. La única persona que debería poder decidir sobre cómo y cuándo morir es el paciente terminal y nadie más. Eso tiene que ver con una creencia en los derechos humanos. Nadie puede decidir mejor que uno su destino; ni un médico, ni la familia ni el Estado.

También la compasión y la empatía. Estamos hablando de un tema fundamentalmente doloroso porque es una persona que tiene un sufrimiento insoportable. Sobre esa persona lo más compasivo que podemos hacer es escucharla y respetarla, dos cosas que actualmente no se hacen y tampoco están tan presentes en la discusión de este proyecto como nos gustaría.

El médico no sabe mejor que la persona cuánto está sufriendo. Si el médico dice que el dolor se puede calmar y la persona dice «no, no me lo estás calmando», la palabra que vale ahí es la de la persona.

Libertad, respeto, compasión. Garantizar que en la realidad estas cuestiones que son tabú y se hacen de forma clandestina, sin garantías y sin práctica igualitaria puedan estar a la luz, ser estructuradas.

 

Existen decenas de mitos, contraargumentos y conclusiones sobre qué es la eutanasia. ¿Qué implica su aplicación y qué permite este proyecto de ley específicamente?

Sí, son varios.

 

  1. Legalizar la eutanasia va a llevar al asesinato de personas discapacitadas y ancianos. Esto no pasó en ningún país donde se haya legalizado la eutanasia. Existen datos de Países Bajos, por ejemplo, desde 2011 hasta ahora, que registran cada caso de eutanasia que se ha realizado, por qué motivo, los datos de las personas. Esto no es una pendiente resbaladiza. Uruguay no inventó la pólvora, estamos construyendo sobre experiencias de otros países que lo hicieron mucho antes, 20 años antes y tienen lecciones aprendidas. Pensar que esto lleva al asesinato de personas discapacitadas y ancianos es subestimar a los médicos. Se legisla que tiene que haber al menos dos médicos que certifiquen que estamos ante una enfermedad terminal con sufrimiento insostenible.
  2. La eutanasia dispara la tasa de suicidios. Las circunstancias en las que se daría el suicidio y en las que se daría la eutanasia son completamente distintas. Las circunstancias de una enfermedad terminal con sufrimiento interminable son muy específicas. Este mito tiene la intención de embarrar el tema y asustar a las personas con cuestiones que no están demasiado relacionadas.
  3. En tiempos de covid hay que salvar a la gente y no matarla. Tenemos que respetar a las personas. Decir «matarlas» es parte de una concepción que niega la individualidad y la capacidad de decidir por sí mismo; «vos que tenés una enfermedad terminal no estás lúcido y yo que sé más que vos te digo que tenés que vivir». No se trata de matar. Hay consentimiento de la persona, se hace porque la persona lo dice y solo por eso. Es difícil hablar de esto en tiempos de pandemia porque estamos rodeados de nervios, de incertidumbre, de muerte, pero las enfermedades terminales no desaparecieron porque llegó el coronavirus.
  4. Eutanasia y cuidados paliativos son opciones contrapuestas. Hay quienes dicen que si no hay cobertura extensiva de cuidados paliativos no se puede hablar de eutanasia y que si todos tuvieran cuidados paliativos no habría eutanasia. Me pongo un poco autorreferencial: mi padre tuvo los mejores cuidados paliativos posibles y quería morirse igual. Los cuidados paliativos pueden aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida, y la posición de Empatía es que tiene que haber una universalización de los cuidados paliativos, pero no pueden aliviar cualquier dolor. Hay muchos tipos de dolor y no somos todopoderosos ante circunstancias como las de una enfermedad terminal. Creer que la medicina avanzó lo suficiente para paliar cualquier dolor es irreal. Además, una cosa es el derecho a la salud y el otro es el derecho a la vida y a la libertad.
  5. El Estado de ayuda a suicidarte. [En este punto es importante traer el dato de que quienes afirman esto se apoyan, en general, en la Constitución y en que el Estado debe preservar la vida como derecho fundamental; por ende, no puede actuar contra ella]. Esto no es así, por lo mencionado antes sobre las circunstancias específicas de una enfermedad terminal con dolor insoportable.
  6. Los familiares pueden decidir por la persona. No. Eso viene de la interpretación de voluntades anticipadas pero no se aplica para la eutanasia de acuerdo con el proyecto presentado. Se necesita que la persona sea [en términos legales] mayor de edad, esté en un estado mental lúcido, dos médicos y dos testigos.

 

 

Empatía Uruguay se encuentra en las redes sociales con ese nombre y con los hashtag #ElegirEsDignidad #EutanasiaSi.

 

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